La salud mental en el deporte importa

01 Abril 2024

La tarea de “construir” un deportista implica lo físico, lo técnico, lo táctico y lo psicológico. Es un proceso largo, que insume tiempo y trabajo, a la vez que requiere evolución, porque no se desarrolla excelencia de un día para el otro. Atender el tema mental es sin duda uno de los ítems más necesarios en este camino, y al mismo tiempo es tal vez el más relativizado. Se trata de una realidad que atañe tanto a deportistas amateurs como a los de élite. Por extensión, a todo el factor humano que los acompaña, asiste y conduce.

Recientemente se conocieron fuertes revelaciones de parte de Richarlison, delantero de Tottenham y de la Selección de Brasil. La salud mental fue el foco de sus palabras, al contar que, luego del Mundial de Qatar, eliminada ya la “verdeamarelha”, tuvo pensamientos muy negativos. Y aclaró: de no ser por la ayuda profesional, no sabe qué hubiera pasado. “El psicólogo me salvó la vida. Sólo pensaba basura, buscaba cosas de la muerte. No sé qué me pasaba por la cabeza. Hasta hablé con mi padre, que persiguió conmigo el sueño de ser futbolista, y le dije: ‘papá, me voy a rendir’”, contó el delantero.

Lo de Richarlison no sorprende, pero sí invita a mantenernos atentos sobre lo que les sucede a los deportistas. La ayuda profesional es clave en una situación de esta naturaleza, y el propio futbolista lo dejó en claro.

Muchos recuerdan las palabras de la atleta estadounidense Simone Biles, después de retirarse de la final de la competición de gimnasia por equipos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Ahora tengo que concentrarme en mi salud mental”, dijo. Puso en evidencia ante el mundo que para competir no sólo es necesario estar en forma física. Y que así como al deporte se lo asocia a la hazaña, a la gloria, al éxito, también hay que entender que no todos logran la felicidad y que el sufrimiento forma parte de la realidad.

La intensidad mental que transitan los atletas de alto rendimiento no siempre es trabajada de manera correcta, ni es atendida por su entorno o por las instituciones a las que representan. La presión también se dispara mucho sobre el desorden de ansiedad. Es innumerable la cantidad de deportistas que carecen de las herramientas para superar los obstáculos que se les presentan. Y cuando las cosas no salen bien, la frustración y la depresión los invade. Es el caso de Richarlison, quien cargó sobre su espalda la frustración de todo un país por la derrota en el Mundial.

Hay otro punto de conflicto en esta temática: la escasa tolerancia de cierto sector del público ante la falta de resultados. El fútbol, sobre todo el argentino, es quizás el ejemplo más concreto de lo aquí expuesto. La violencia que se ejerce en las redes sociales o en los propios estadios contra los futbolistas les minan la resistencia, primero en lo individual, después en lo grupal.

El desafío está en cómo manejar cada situación que se plantea. El acompañamiento profesional existe, pero no se ve en todos los clubes ni en los deportistas cuyos presupuestos no se lo permiten. Esto es un error, porque así como se protege el cuerpo, se debe hacer lo mismo con la mente. Encontrar el equilibrio en este punto asoma entonces como una urgente necesidad. También, brindar más amor y empatía hacia el otro.

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