La Municipalidad de yerba Buena ha comenzado a usar radares para control de velocidad, como prueba piloto en la avenida Perón, con la intención de que en 30 días más se instalen otros siete aparatos sobre la misma avenida. La idea es que cumplan las funciones disuasoria y persuasiva, según explicó el secretario de Gobierno de la “Ciudad Jardín”, con el objetivo fundamental de prevenir accidentes. En cada esquina donde funcione un radar habrá cámaras del municipio operando de manera conjunta. Una vez que se detecte la infracción, se elevará al Sistema Nacional de Tránsito y paralelamente al Tribunal de Faltas Municipal, que se encargará de la notificación correspondiente.
El primer “tótem” fue instalado avenida Perón y Saavedra Lamas, a 300 metros de la rotonda al pie del cerro. Es la zona deportiva de la ciudad, donde muchos vecinos realizan actividad física a diario, es una de las ocho zonas más peligrosas. El resto de los radares estarán repartidos a lo largo de la avenida Perón. El primer par funcionará entre el inicio de la mencionada avenida hasta Fanzolato. Otros estarán ubicados a la altura del predio Las Cañas, donde usualmente se registran infracciones y excesos de velocidad.
Los radares son empleados con éxito en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, con autorización de la Agencia Nacional de Seguridad Nacional, que ha homologado unos 190 aparatos en las rutas nacionales como elemento disuasivo para lograr que los automovilistas conduzcan con precaución en zonas de riesgo. Los tucumanos conocen bien el radar instalado en Recreo (Catamarca), por el cual se obliga a bajar la velocidad a 40 km/h a lo largo de tres km de la ruta 157; también los de Córdoba en la ruta 60 y los de las rutas 2 y 41 en el camino a la Costa Atlántica. En Tucumán han sido hasta ahora escasas y frustradas las experiencias con radar. Hay un tótem sin uso en la avenida Benjamín Aráoz, cerca de la Facultad de Filosofía y Letras, y se sabe de intentos de algunas municipalidades de utilizar aparatos en rutas nacionales pero las experiencias han sido breves y sin ningún efecto. La misma Municipalidad de Yerba Buena, que cuenta con una historia de dramáticos accidentes en sus avenidas, hizo un estudio de velocidad en la Perón hace pocos años y anunció después la implementación de radares móviles, medidas que quedaron en el olvido, sin que se haya explicado la razón. Algo similar parece ocurrir con la provincia, que en 2021 anunció un Servicio Integral de Monitoreo en Seguridad Vial y luego lo dejó de lado. Convendría, entonces, observar con atención esta nueva iniciativa en Yerba Buena, que, de aplicarse como un plan integral y bien ajustado a las normas, bien podría ser una prueba piloto no sólo para la “Ciudad Jardín” sino para el resto de la provincia, que necesita realmente profundizar sus políticas de control de tránsito y coordinarlas, en vista del caos que impera en los caminos y que prácticamente a diario aporta emergencias y tragedias.