Muerto el acople, viva el acople de la tijera

Muerto el acople, viva el acople de la tijera
08 Abril 2024

Juan Manuel Asís

Para LA GACETA

¿Qué pasaría si se eliminan los acoples? La pregunta surge frente al compromiso del gobernador, Osvaldo Jaldo, de impulsar una reforma electoral para imponer un nuevo mecanismo de votación para los comicios provinciales de 2027, algo que sorprendió a la oposición y que alteró los nervios de la dirigencia peronista que hizo del acople un medio de supervivencia política. Además, ¿qué puede suceder en el oficialismo si desaparecen las colectoras? Más adelante veremos que puede sobrevenir otro tipo de acople, hasta incluso amparado en la legislación vigente.

Antes de responder estas preguntas hay que apuntar por qué se creó este sistema electoral en 2006. Básicamente, fue pergeñado en el PJ para apuntalar la candidatura a gobernador y asegurarse la conquista del poder a partir de la sumatoria de los cientos de votos aportados por decenas de acoples. Así se fortaleció esa figura constitucional desde lo institucional y se consolidó su ascendencia partidaria desde lo político. Recuérdese cómo concentraron poder los tres referentes del oficialismo que se impusieron por este mecanismo: José Alperovich, Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, aunque este último haya puesto en riesgo su continuidad al proponer cambios en el régimen electoral tucumano. ¿El peronismo está dispuesto a reemplazar un esquema que le viene permitiendo usufructuar el poder y que verifica el concepto de verticalidad que defiende y que lo identifica culturalmente? La sola posibilidad hoy asusta a los compañeros.

Veamos lo que ocurriría si desaparece el acople. En lo institucional, cada organización partidaria (o frente electoral) debería designar sus candidatos a gobernador, intendentes, legisladores, concejales y comisionados rurales en internas abiertas o cerradas, según lo que fijen sus estatutos o cartas orgánicas. En Tucumán, hay 105 partidos políticos reconocidos; por lo que, en teoría, podría haber esa misma cantidad de aspirantes a gobernador. Eso es imposible e impracticable. En consecuencia, sin colectoras, lo que se surgiría como una alternativa sería la conformación de alianzas electorales con aportes masivos de organizaciones partidarias. Pero no es la única posibilidad, como veremos.

El partido más afectado con la eliminación de los acoples sería el PJ, por cuanto este instrumento le viene evitando internas fratricidas, porque obliga a sus dirigentes a enfrentarse entre ellos directamente en la votación general, y sumar todos para el postulante a gobernador, incluso aquellos que luego no terminan accediendo a una banca. En cambio, en una interna cerrada -sin la vigencia de las colectoras-, los vencidos quedarían afuera de la contienda final. Mirarían ese partido desde afuera. El temor es que esos heridos no trabajen ni sumen sufragios en la general a quien se imponga en la elección partidaria. Es el miedo que hoy genera en el PJ la sola mención de bajar el acople. Sin embargo, se verá que esa preocupación puede atenuarse.

Observemos que el acople le garantiza al peronismo la fidelidad electoral al que encabeza la lista. La lealtad es un concepto caro al PJ; por lo que la supresión de este mecanismo hace temer por la reaparición de la contracara de ese valor: la traición. ¿Cómo asegurar lo primero y evitar lo segundo con un nuevo sistema de votación? Debe ser lo que más inquieta a los que prometieron una reforma electoral.

Una de las claves

En ese marco, cuando se alude a cambios en las reglas electorales, lo central para el PJ es determinar cómo garantizar un acompañamiento dirigencial masivo sin la presencia de colectoras, cómo contener a los referentes territoriales y cómo en evitar fugas y deslealtades. ¿Qué otro régimen electoral le podría brindar la tranquilidad que le ofrece el acople? Debería sustituirlo con una herramienta que le permita: 1- retener el poder (ganar la gobernación), 2- evitar los efectos negativos de las posibles confrontaciones internas de la dirigencia del PJ (derrotados y heridos), 3- asegurar la contención y participación de todos en la general (garantizar recursos). Esto es en el plano partidario, y sólo en teoría, porque para retener el poder, el justicialismo debería realizar una muy buena gestión de Gobierno. Se vio que el ciudadano se harta rápido con los oficialismos que no aseguran el bienestar general.

Entonces, con la eventual caída del acople regresarían las internas cerradas en los partidos políticos y en los frentes que se constituyan, tal como lo fija la ley, y, por ende, podría haber una sola boleta de papel por cada uno de los postulantes a gobernador en las tres secciones electorales. Imaginemos que se repita el esquema de 2023, cuando hubo ocho aspirantes al Poder Ejecutivo: en cada cuarto oscuro habría sólo ocho papeletas con las respectivas nóminas de candidatos a gobernador, legisladores, intendentes y concejales por cada municipio. Y también ocho en cada comuna rural. Se les facilitaría la elección a los electores.

En esa línea, los que no tendrían problemas serían: Fuerza Republicana, Movimiento Libres del Sur, Frente de Izquierda y los Trabajadores, Política Obrera, Nos Une el Cambio y Camino a la Lealtad, pues ninguna de estas estructuras presentó acoples el año pasado. Ergo, la complicación sería para el PJ, principalmente, y para la UCR, en menor medida, ya que constituyeron alianzas que respectivamente llevaron 62 acoples (Frente de Todos por Tucumán) y 18 (Frente Juntos por el Cambio). También valdría para esta oposición el desafío de formar una sola lista para competir en las generales en contra del oficialismo. Debería ir a una interna cerrada, o eventualmente abierta -si lo acuerdan-, de la que participen todos los partidos que la quieran integrar.

Ahora bien, sin los acoples, el gran desafío para tratar de acceder al poder pasaría por conseguir que todos los que integren la lista trabajen para el triunfo del postulante a gobernador, desde el primer candidato titular al último suplente. Sin embargo, es aquí donde puede surgir una situación política que afectaría al postulante a la gobernación -y que sería lo novedoso- a partir de la desaparición de las colectoras: que haya partidos que decidan llevar sólo candidatos a legisladores en las secciones electorales, sin tener un referente para el Poder Ejecutivo. Serían aquellas estructuras manejadas por dirigentes que no optarían por participar en la interna cerrada de una coalición. O sea, la supresión de las colectoras no evitaría, eventualmente, que haya decenas de papeletas en el cuarto oscuro. ¿Es posible? Las leyes de partidos políticos (5.454) y de régimen electoral (7.876) hoy no lo impiden.

Este “detalle electoral” vendría con tremendas implicancias políticas, ya que no sólo cobrarían relevancia aquellos dirigentes que se integren a la nómina final de cada estructura (partido o frente con candidato a gobernador) por haberse impuesto en la interna, sino también todos los que decidan salir solos a pelear por una banca legislativa. ¿Por qué? Porque también habría que seducirlos para que sumen sus votos al aspirante al sillón de Lucas Córdoba. ¿Cómo?: cortando boletas. O sea, con estos interesados sólo en ocupar una banca por tal o cual partido se debería negociar la incorporación al propio sobre de un candidato a gobernador usando la tijera. Tentados, seducidos o contenidos, como mejor suene. Sería un novedoso “acople con tijeras”, aplicando el antiguo recorte del voto para la sumatoria de boletas. Los dirigentes territoriales que eventualmente decidieran disputar en soledad por una banca cobrarían tanta o mayor relevancia que aquellos que eligieron participar en las internas para integrar una única lista partidaria o frentista.

El hecho de que el vicegobernador, Miguel Acevedo, haya defendido los acoples al deslizar que se podrían acotar a diez, revelaría que en el oficialismo no han imaginado aún un esquema que pueda sustituir eficazmente al de las colectoras y que tampoco han analizado lo que sucedería si lo eliminan; si les conviene o no. Porque sin el acople, vaya la novedad para los peronistas -y también para los opositores-, podría haber otra forma posible de acoplarse; un poco más engorrosa pero legal.

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