Enfrentamientos breves de cuerpos y palabras

Historias en las que se cruzan el amor, la pobreza y la guerra.

EL OFICIO DE LO BREVE. Eduardo Posse Cuezzo narra historias fugaces. EL OFICIO DE LO BREVE. Eduardo Posse Cuezzo narra historias fugaces.
28 Abril 2024

RELATOS

ÚLTIMO TANGO EN WATERLOO

EDUARDO POSSE CUEZZO

(Vleer – Tucumán)

No es casual que el relato “Último tango en Waterloo” brinde el título para el reciente libro de Eduardo Posse Cuezzo. Porque el humo o la niebla de la guerra pareciera recorrer gran parte de los microrrelatos. Christopher Hitchens, en uno de sus libros de ensayos, menciona un antiguo proverbio: la vida de un hombre está incompleta a menos que haya experimentado el amor, la pobreza y la guerra. Estas tres condiciones están presentes en los microrrelatos, sin embargo, entre la literatura, la música y las impactantes pinturas de Donato Grima, las largas manos de la guerra son una presencia indeleble. De forma evidente, en las numerosas alusiones a la guerra de Troya que da origen a los versos de Homero y a la literatura occidental, y también en el último tango que sella la caída de Napoleón, en una batalla que también había comenzado con una danza, pero, esta vez, con las notas de un vals: la historia nos conduce a Wellington en el baile de la Duquesa Richmond, y la ficción agrega el tango final del Emperador. Los cuerpos se enfrentan en las tensiones de la danza.

A pesar de ello, creo que el autor nos conduce a otra guerra o batalla más sutil que, a diferencia de sus libros anteriores, ahora trata de abordar con algunos recursos del discurso jurídico. Los personajes tratan de ser testigos de algo que los supera y que no terminan de entender, al igual que le sucede al lector. Sus protagonistas procuran dar cuenta y testimonio, percibir los sucesos y ponerlos en palabras desde una mirada particular. Intentan con sus palabras, refrendar o recuperar las vidas de los otros, mientras, al mismo tiempo, tratan de mirarse a ellos mismos: vuelcan sus ojos hacia sus propias vidas. Y allí surge la duda en lo que se cuenta, porque tanto los relatos como los recuerdos son intangibles y fugaces.

Acaso sea esa la batalla que busca prefigurar Posse Cuezzo en sus relatos: la batalla con la escritura, con la palabra. Tal vez por ello, Roland Barthes afirmaba que es escritor aquel para quien las palabras son problemas y no meras herramientas. Desde “El sumerio y yo”, la escritura es una guerra, una batalla; es el oficio de enfrentarse, de encontrar y perder, personas, lugares e historias. Es el autor quien, de modo infructuoso, se afanará por “abarcar” la “existencia de los personajes”, para retratar la voz de figuras ocultas y silenciosas. Quizás mucho más que en sus libros anteriores, aquí el autor asume el oficio de lo breve, para ser un narrador que pasa, que mira y que espera.

© LA GACETA

MÁXIMO HERNÁN MENA.

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