Santa Ana vs San Lorenzo: la historia detrás de la grieta que marcó al pueblo

En la década del 50, San Lorenzo creó su estadio y generó una división inesperada. "Estos 'coreanos' están dividiendo al fútbol", dijo un dirigente de los "cirujas del sur".

Santa Ana vs San Lorenzo: la historia detrás de la grieta que marcó al pueblo Dibujo de Russo

Santa Ana es un pueblo de ficción. Desde la herencia de Clodomiro Hileret hasta la leyenda del perro familiar le dan ese toque mágico; detalles que foguean el sentido de pertenencia del pequeño poblado del sur. Con tan sólo poner un pie en el pueblo, cada visitante percibe la apariencia de un sitio que parece haberse quedado a mediados del siglo XX, con esos destellos que lo transformaron en uno de los faros de la producción azucarera. Pero, detrás de esa historia, yace una paralela.

Como si fuese extraída de los Capuletos y los Montescos de Felice Romani, el poblado también tiene su grieta; esa que rompe con la quietud del ambiente. Sí, porque Santa Ana y San Lorenzo provocaron una división irreparable, que los mismos hinchas compararon con la división de Corea en 1953.

“San Lorenzo hace la cancha a principios de los años 50, tiempo en el que se estaba dando la división de las dos Coreas allá en Asia. En ese momento, uno de los dirigentes de Santa Ana dijo: 'mira estos coreanos; están dividiendo el fútbol de Santa Ana'. De ahí le quedó el apodo con el que hoy los conocemos”, explica Luis Romero, exdirigente de Santa Ana (2001-2003) y recolector de información de ambos clubes.

Es cierto que el pueblo no tiene su paralelo 38 –punto en el que se dividen los países asiáticos-. Pero cada uno sí tiene sus zonas de influencias: la calle Florida es toda rojiblanca; la San Martín, azul y roja. Uno está ubicado en la entrada del pueblo; el otro, en el fondo. Tampoco faltan aquellas familias en las que las discusiones no parecen tener fin. Claro, una rivalidad que cumple a la perfección el significado de la palabra.

Santa Ana es el más añejo. Fue fundado el 17 de agosto de 1907, el “santo” fue el tercer club que se conformó en la provincia después de Atlético Tucumán y de Argentinos del Norte. También fue uno de los fundadores de la vieja Liga Tucumana de Football.

Según la historia oficial del club, un inglés de apellido Davis fue el impulsor de la creación de la primera cancha, que se ubicó en el fondo del chalet de administración de Clodomiro Hileret. Luego de hacer que varios obreros empezarán a incluirse en “The People 's Game”, el dueño del ingenio brindó un terreno a mano derecha de la entrada del pueblo, lugar en el que hoy se ubica la parroquia de Santa Ana.

“Cuando el ingenio queda a cargo del Banco Nación en la década del 40, decide darle los terrenos a la iglesia. Entonces, se trasladó la cancha para donde está hoy; casi al frente de dónde antes se ubicaba. Según me contaron, en ese lugar había un depósito de carbonilla y era la zona más baja del pueblo. Había muchas inundaciones y esa cancha se empezó a hacer en los años 50. Cuando yo tenía ocho años, ya estaba el estadio con varios tablones de madera”, profundiza Romero, que comentó que otro de los apodos que adoptó el club fueron los “cirujas” del sur. “Es por el parecido de los colores con San Martín”, puntualizó.

El 3 de enero 1926, Santa Ana conquistó el primer gran logro de su existencia futbolística: se coronó campeón del fútbol tucumano. En ese momento, eran conocidos como los “ingenieros” y habían goleado 6-0 a Independiente. Así, el club alzó la Copa Tomasi que la Liga Tucumana hacía disputar desde 1915; trofeo que no se volvería disputar luego ya que ese mismo año se desarticuló la entidad y solamente quedó en vigencia la Federación, que nació en 1919.

San Lorenzo, en tanto, se fundó un año después y con un origen distinto. Según las palabras de Romero, la fundación de los “coreanos” se originó a partir de la barriada y recordó que dentro del mismo pueblo existieron varios equipos con nombres de clubes del fútbol argentino. “Antes en los campeonatos que se hacían en la zona, existían equipos como Boca de Santa Ana, Racing de la colonia cuatro, Atlanta de la colonia seis y demás. Cada uno tenía su cancha, pero después desaparecieron”, dijo, dando una pequeña explicación de las coincidencias que tiene con el “cuervo”.

“En ese tiempo, los militares creían que era un lugar en el que podía haber un tipo de concentración de gente a lo que ellos veían como alguna amenaza. Pasó algo parecido con el ingenio en esa época, y demolieron las chimeneas. La cancha está en la calle Libertad y Perón”, dijo Matías Ponce, presidente de San Lorenzo.

Al igual que su máximo rival, los “coreanos” también tuvieron que mudar su base para otro sector. En la última dictadura militar, San Lorenzo fue despojado de su sede central en donde se construyó el centro de jubilados. “Ahí tenían su sede, el escenario y la pista en donde se practicaba básquet y bochas. Los militares le quitaron todo eso y tuvieron que mudarse a donde hoy tienen su cancha”, dijo Romero.

Durante el período dictatorial, se planteó la posibilidad de una fusión de ambos clubes; proyecto que nunca se concretó. “En ese tiempo, en la Liga Tucumana se había planteado la unión con la antigua Liga del Sur. Frente a eso, los militares querían que ambos clubes sean uno solo; algo que al final no pasó porque cada uno tenía su historia. Imagínate, Santa Ana y San Lorenzo siempre tuvieron una rivalidad muy fuerte”, indicó.

El pasaje Luis “Yiyi” Ferreira se posiciona como lugar predilecto para la concentración de los “coreanos”. “El 16 de abril se festeja el día del hincha de San Lorenzo en honor a ‘Yiyi’, un hincha que falleció en la ruta después de ir a ver un partido de los ‘coreanos’”, comentó Luis Fernández, periodista deportivo del pueblo.

Ponce relató que el club logró consagrarse campeón de la división C de la Liga Tucumana en 1993 y, en 2011, llegó a las semifinales del torneo provincial; campaña que le valió la clasificación al torneo del Interior en 2012.

Por otro lado, los fanáticos de ambos clubes destacaron la labor de organización que tienen dentro de los clubes. “Maneje a la barra por 15 años. No significa que uno va a hacer mal, sino que nos encargábamos de la organización de los viajes, de las entradas, de sacar fondos para los instrumentos y todo lo que la institución necesitaba”, admitió un hincha, en las cercanías al club. “Con los de la otra institución, no tengo problemas. Se los respeta porque son compañeros de Santa Ana y tenemos que lograr la unidad dentro del pueblo”, reflexionó someramente.

Así, el fútbol de Santa Ana sigue escribiendo su propia historia; una vida marcada no solo por los logros deportivos, sino también por los hechos sociales y políticos que influyeron en el pueblo.

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