Natación campeón: César Rivadeneira y un derechazo directo al cielo

El fullback de los "blancos" tuvo la responsabilidad de definir la final del Anual con un penal desde mitad de cancha. "Apenas le pegué supe que éramos campeones", aseguró.

EJECUCIÓN. César Rivadeneira tuvo en sus manos la última vida de Natación y no falló. EJECUCIÓN. César Rivadeneira tuvo en sus manos la última vida de Natación y no falló. Foto: Inés Quinteros Orio (La Gaceta).

Por lo general, el puesto de apertura y el de fullback suelen llevar adosada la responsabilidad de patear a los palos. Se trata de una misión que puede resultar tan gratificante como condenatoria: la efectividad del pateador a la hora de sumar con penales y conversiones puede ser el factor decisivo en un partido, sobre todo en los que se enfrentan equipos de potencial parejo. Por caso, la final del Anual Tucumano “80 aniversario de la URT, en la que Lawn Tennis y Natación brindaron un espectáculo de entrega absoluta hasta el último segundo. Hasta ahí, ganaba el “tennis” 23-22, pero el “blanco” tuvo una vida más cuando parecía todo perdido y le tocó a César Rivadeneira hacerse cargo del desafío de definir el título con la potencia de su diestra. El disparo era de frente a la hache, pero desde casi mitad de cancha, y se sabe que no es lo mismo ejecutar un disparo de esos en una práctica o cuando recién comienza un partido a hacerlo en la última jugada de una final, rodeado por miles de personas conteniendo el aliento, esperando para saber si festejan o se agarran la cabeza.

“Como pateador, se te pasan mil cosas por la cabeza. Muchas veces soñás con sacar campeón a tu club definiendo una final con una patada. Y en esta oportunidad, confiaba en que iba a tener una chance más. Se había puesto muy complicado para nosotros, pero sabía que una más iba a quedar”, aseguró el 15 de Natación, que para colmo no había comenzado del todo bien. Apenas  su equipo concretó el primer try, Rivadeneira debió salir de la cancha durante 10 minutos por amarilla.

“Estaba todo muy tenso. Me sacaron amarilla y encima fallé la primera pelota que tuve a los palos. La cancha estaba un poco blanda y eso no es bueno para los pateadores. Encima después fallé un intento más. Así que me dije que si tenía una más, no la iba a dejar escapar”, contó.

Y la tuvo. Una confusión en Lawn Tennis le dio un line a favor a Natación en la última y de allí nació el penal que enfrentó a César con la hache. “Cuando vi que el árbitro dio la ventaja, pensé: acá somos campeones. Nos miramos con ‘Santi’ (Rodríguez), que era la otra opción de pateador. Eso también tiene que ver con el compañerismo. Ver quién de los dos está mejor para patear. Yo me tenía mucha confianza. Cuando caminaba hacia la pelota sentía el silencio de la cancha. Era ensordecedor”, recordó.

El gran dilema del pateador en un marco así es abstraerse y volverse inmune a cualquier ruido o intento de desconcentración. “Traté de poner la mente en blanco, porque si pensás algo en ese instante, por mínimo que sea, podés perder un campeonato. Cuando le pegué, apenas salió la pelota supe que éramos campeones, porque salió por el medio. Gracias a Dios se nos dio y pudimos disfrutarlo con toda nuestra gente”, rescató el ejecutor, quien terminó el torneo como cuarto máximo anotador, con 102 tantos.

De todas maneras, Rivadeneira señaló que ese penal fue el último paso de un largo camino, en el que Natación debió atravesar momentos de incertidumbre y frustración. “Es un proceso en el que vivimos cosas lindas, otras no tan lindas, algunos momentos malos y resultados que no eran los que esperábamos. Pero siempre estuvimos convencidos de lo que queríamos. Confiamos en el proceso, con el apoyo de mucha gente, y por eso pudimos celebrar esto”, cerró.

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