PORTO ALEGRE.- La aparición de casos y al menos cinco muertes por leptospirosis, una enfermedad bacteriana comúnmente transmitida por las ratas, preocupa a las autoridades tras las inundaciones sin precedentes que golpearon el sur de Brasil y contaminaron las aguas del área.
Según cifras de la Secretaría de Salud del estado de Río Grande do Sul, se confirmaron cinco muertes por esta enfermedad y se están analizando otros nueve decesos sospechosos. En total, se registraron 124 casos. Otros 922 están bajo estudio.
Las inundaciones que devastaron Río Grande do Sul desde principios de mes convirtieron áreas enteras en inmensas lagunas de agua estancada, con olor nauseabundo, exponiendo tanto a los habitantes, como a los rescatistas y voluntarios.
El último balance oficial de la catástrofe da cuenta de 169 muertes y 53 personas aún desaparecidas, sin contar las víctimas por leptospirosis. Esa enfermedad se contrae tras la exposición a la orina de animales infectados, especialmente roedores. La bacteria puede ingresar al cuerpo a través de la piel, las membranas mucosas o al beber agua.
Los síntomas, que pueden aparecer en dos días o hasta cuatro semanas, tienen similitudes a los de la gripe, por ejemplo fiebre, escalofríos y vómitos.
Las autoridades analizaron en laboratorio muestras de sangre o saliva de casos sospechosos y pusieron en marcha una campaña de prevención en las redes sociales. “¿Has estado removiendo barro o caminando en el agua de las inundaciones y tienes síntomas de leptospirosis? Ve a un puesto de salud”, dice Arita Bergmann, secretaria de Salud de Río Grande do Sul, en un video divulgado en la red Instagram.
“El tratamiento no puede esperar, no te quedes en casa esperando que pase, porque puede evolucionar hacia una enfermedad grave”, insiste en el mensaje.
Ciudades arruinadas y población en éxodo
La catástrofe climática dejó a poblaciones enteras en ruinas y a los habitantes desamparados. Muchos están abandonando los lugares donde viven para no volver a pasar por esta tragedia.
“Ya no podemos vivir así”, dice Fabiana Alves, mientras lidia con el lodo que dañó su casa y su compañero carga el auto: están a punto de abandonar la ciudad brasileña de Roca Sales, arruinada tras la tercera inundación en ocho meses.
Esta acomodada localidad de 12.000 habitantes fue una de las más golpeadas este mes por el peor desastre climático en el estado sureño de Rio Grande do Sul, que dejó unos 170 muertos, decenas de desaparecidos y más de 600.000 desalojados.
En el centro de la ciudad, abundan edificios en ruinas y tiendas vacías. Ni siquiera funcionan los supermercados porque el agua del río Taquari entró con tal fuerza que se lo tragó todo.
“En la zona central no se puede permanecer. Estamos reconstruyendo por tercera vez. La gente ya no tiene más recursos”, explica el alcalde, Amilton Fontana.
Por su situación geográfica frente al río, Roca Sales solía registrar una fuerte inundación cada 10 años. Pero, últimamente se suceden con una recurrencia que no permite recuperarse.
“Somos un pueblo guerrero, pero estas últimas inundaciones acabaron con nuestra estructura física y mental”, reconoce el alcalde. Fontana quiere mudar el centro a tres kilómetros de su ubicación actual para que los habitantes puedan “empezar una nueva vida en un lugar seguro”.
Muchos, como Fabiana Alves, ya se quieren ir de lo que era una próspera ciudad dedicada a la agricultura y la industria. “Estoy aterrorizada. Cada vez que veo una nube creo que va a haber una nueva inundación”, confiesa.