“La música de las ideas”, un show que combina conocimiento musical y carisma

Apunta a explorar cómo los estados de ánimo y las experiencias de la vida influyen en la creación. Una celebración de la creatividad y del arte. Sentidos, emociones, humor, todo lo puede la música.

“La música de las ideas”, un show que combina conocimiento musical y carisma

“El nombre del show refiere a unir la música de diversos autores y períodos con ideas, con creatividad y con situaciones diarias. Hablamos de cómo una obra musical representa tal cosa y eso mismo nos pasa en la vida cotidiana. Por eso es un concierto, pero también hablamos de música y de ideas. Es un combo que el público disfruta mucho, y que me da mucho gusto hacer”.

Sergio Feferovich define en qué consiste “La música de las ideas”, el espectáculo con que trae hoy a las 21 al teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Álvarez). El maestro le da detalles a LA GACETA.

- ¿Hay mucha interacción con el público?

- Sí, además hay mucho humor, mucha didáctica y temas que se aprenden, tanto para músicos como para no músicos; son cuestiones teóricas e históricas que presentamos en el espectáculo. Tiene un poco de todo: un poco de concierto, un poco de conferencia, un poco de clase, que el público recibe con mucho cariño.

- La diferencia con un concierto debe ser que el público no tiene necesariamente que permanecer en silencio en la butaca.

- Es la idea de un concierto de música clásica donde el público participa como en un concierto de música popular, lo cual no está bien visto en la música clásica. Pero acá, de una manera un poco transgresora, nos permitimos mezclar los dos ámbitos: no hay popular y clásico; hay música mala y música buena, y se trata de disfrutarla con todos los sentidos.

- ¿Cómo armaste un repertorio tan especial?

- El repertorio es muy variado; hay obras clásicas y populares, un poco de todo, y se fue armando casi sin darme cuenta, con obras que me gusta mucho tocar, y que me gusta mucho escuchar. Así partí de una base que disfruto mucho de interpretar. Además, cuando había más de una opción elegí aquella que me permitía traducir un poco mejor las ideas que quería desarrollar. Por ejemplo, el “Claro de Luna” o “Para Elisa”, compuestos por Beethoven, una fuga de Bach o un dúo pensado por Mendelsohnn son piezas que tienen un contenido teórico que me permite hablar de las ideas del título.

- Con tus estudios profundos de la música te sobran herramientas para trabajar en la materia. ¿Qué te ha dado a vos hacer música de una manera tan particular?

- Me he propuesto mostrar eso que tanto disfruto y que lamento no esté al alcance de todos. Miguel Ángel decía que veía la escultura en el bloque de mármol y lo que hacía era separar lo que estaba de más. Lo que intento hacer -sin ánimo de comparación alguna- con la música es que me gusta mostrar detalles para que el público pueda apreciar detalles y belleza, porque si no se lo explicás tal vez lo escuchen al azar y no se enganchen. Me gusta mucho traducir para el lenguaje cotidiano obras que son universales.

- ¿Quiénes te influyeron?

- Tengo mucha influencia de Les Luthiers. Obviamente geniales, tantas décadas en el escenario no se dieron por casualidad; soy muy admirador de ellos, pero lo que ellos hacen es una obra de teatro-concierto. Son muy estrictos, profesionales y no improvisan. En mi caso hay mucho de improvisación. Hay un guión, una estructura, pero el publico va cambiando y cambian las obras, el orden y voy modificando según la reacción de la audiencia. Hay una influencia de Les Luthiers, pero no es directa (ojalá los refiriera). En EEUU surgió Víctor Borge, gran pianista y comediante canadiense (popular en las redes sociales) a quien me encantó ver en vivo cuando estudiaba en EEUU. También puede haber influido. Hacer algo totalmente novedoso siempre uno tiene referencias de fuentes inspiradoras.

- ¿Cómo es la puesta en escena?

- Es muy sencilla, sólo el piano, yo y el micrófono. Es música en vivo, no hay ninguna grabación. Es un espectáculo que se podría haber montado hace 150 años de la misma manera; no hay nada de tecnología ni artificios. No sé si es un mérito, pero en este contexto de tanta cosa comercial y de consumo, yo apelo más a los sentimientos y a las emociones, a mostrar cómo somos los seres humanos, que podemos recordar un instante de nuestra vida al escuchar un pasaje de una canción. Estoy solo en escena, y parece que no hace falta nada más dada la devolución del público, que es maravillosa en cada punto de la gira.

- ¿Cómo se gestó el show?

- Todo empezó con una charla TED que di en varios países hace como 15 años. Tomó forma teatral hace un año; es una propuesta nueva, pero el germen estaba hace mucho tiempo.

- No es este tu primer espectáculo de este género.

- Antes hice La vuelta al mundo en un violín, un show para niños con música clásica, que obtuvo muchos premios. Siempre estoy pensando cosas nuevas, me gusta innovar.

- ¿Qué opinás de las propuestas actuales de la industria de la música popular, del rock al pop; del hip hop al rap y al trap?

- No sé si son música o no. Yo trato de divulgar entre los jóvenes, que están bombardeados por estas músicas, el acceso a otras propuestas. La música de la industria tiene muy poca elaboración, poco de arte. Las canciones son similares y logran que en poco tiempo los chicos se cansen. Pero ninguna de estas canciones va a sobrevivir 10 años, lo cual sí ocurre con las canciones de Los Beatles; de Charly García o de Spinetta, entre otros músicos populares y grandes artistas que produjeron música con una elaboración que esta música no tiene.

- Ni hablar de la vulgaridad en las letras del reguetón y afines.

- Son el equivalente de la comida chatarra; te venden música chatarra que es toda igual y que no hace bien, tal como la comida chatarra. Por eso está bueno brindarles a los más chicos otras opciones. Al espectáculo vienen chicos muy chicos de menos de 12 años que la pasan muy bien también, junto a padres que quieren luchar un poco ante el bombardeo de tanta música pobre. Sobre todo porque no hay ni un ápice de poesía en los textos. Hay canciones de Joan Manuel Serrat, por ejemplo, que no son musicalmente tan buenas, pero tiene un gran arreglador, los textos son fabulosos y tienen una poesía profunda.

- Como músico ¿qué elegís en autores, períodos o estilos?

- El que más me gusta es el que estoy tocando ahora. Pero diría que para los músicos Bach se acercó tanto a la perfección; también tengo que decir que lo que sufrió Beethoven en su vida, la pasión que pone en su obra. Al escuchar la Sinfonía Coral uno piensa cuánto debe haber sufrido para componer una obra así; y Mozart es la perfección con esa cosa angelical, habiendo muerto tan joven en la miseria. De cada compositor uno tiene una ponderación.

- ¿Y entre los populares?

- Los preferidos son los músicos que uno escuchó cuando era joven. Yo escuchaba Charly García, Serú Girán, Los Beatles y Spinetta, entre muchos otros. También escuchaba folclore, que me gusta mucho, y el tango, que se cantaba mucho en casa. De ahí que esta relación ecléctica que tengo con la música se refleja en la obra, lo cual además la hace más variada y más divertida.

“La música de las ideas”, un show que combina conocimiento musical y carisma

Perfil de Sergio Feferovich

Nacido en Buenos Aires, egresó de la Universidad Nacional de La Plata, Feferovich es doctor en Música en la Johns Hopkins University (EEUU), master en Dirección Orquestal del Peabody Conservatory de dicha universidad y master en Piano en la Catholic University of America (Washington); director titular de la Sinfónica Nacional de Honduras. Dirige como invitado coros y orquestas de Argentina, EEUU, Francia, El Salvador, Uruguay y México y es docente.

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