En Yonopongo, un club armó un plantel que reúne distintas generaciones: tienen entre 14 y 48 años

Rayan Medina es el jugador más joven del equipo; mientras que Rolando Sarverry es el más grande.

Ángel Suárez es el padre de Diego e inició a quedar a los 32 años en el club 25 de Mayo. Ángel Suárez es el padre de Diego e inició a quedar a los 32 años en el club 25 de Mayo. OSVALDO RIPOLL/LA GACET

Yonopongo es un pueblo lleno de curiosidades. No sólo por el nombre, tampoco por la falta de una plaza central ni por la ausencia de una iglesia representativa; sino porque el poblado monterizo esconde miles de historias que sorprenden y mucho.

El patriotismo es una de sus características más resonantes. No hace falta caminar demasiado para encontrarse con decenas de banderas e insignias patrias; y pese al amor de sus habitantes por el fútbol y la Selección, no existe relación con las proezas deportivas. “Todo quedó ornamentado desde el día de la bandera”, dice Oscar Atilio Jiménez, un vecino que salía de su hogar en bicicleta.

El club 25 de Mayo, fundado en 1917, es otra de las coincidencias patrióticas de Yonopongo. Es uno de los atractivos identitarios del poblado y cuenta con algunas particularidades como el mix etario dentro del plantel de Primera. Sí; futbolistas de entre 14 y 48 años componen el equipo.

Sin embargo, por estos días los hinchas están conmocionados por la lesión de tibia y peroné sufrida por el arquero Diego Suárez, de 45 años. “En el último córner del partido salté a despejar la pelota y choqué con un rival que cayó sobre mi pierna. Nunca me había pasado algo parecido. Sentí el impacto y sabía que no era algo común por el dolor. La gente que estaba afuera también me dijo que se escuchó un ruido fuerte”, recuerda. “Una chica que estudia medicina me inmovilizó la pierna con un cartón hasta llegar al hospital de Concepción. Ahí el traumatólogo me confirmó la fractura. Ahora estoy esperando los insumos; apenas los consiga me operan”, agrega.

LESIONADO. Diego Suárez se fracturó la tibia y peroné en el último partido; los compañeros Benjamín Almirón, Joaquín Cruz y Rayan Medina lo visitaron en su hogar. LESIONADO. Diego Suárez se fracturó la tibia y peroné en el último partido; los compañeros Benjamín Almirón, Joaquín Cruz y Rayan Medina lo visitaron en su hogar. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA

Ante el panorama desalentador, las autoridades del club decidieron organizar un partido a beneficio para aminorar el costo de la cirugía. Ese juego sería el domingo en el club.

Una familia de arqueros

Según comentan los hinchas, Suárez es un apellido relacionado a los arqueros. “Tenemos tres generaciones de arqueros. Todo el mundo se ríe de que todos jugamos de lo mismo. ‘Otro arquero más’, dicen cada vez que nace un nieto mío; a todos nos gusta estar en el arco”, dice Ángel, padre de Diego, que empezó a atajar a los 32 años.

“Antes era ‘9’ goleador, pero en un partido nos quedamos sin arquero y entonces mi cuñado, que era el DT,  me dijo: ‘¿te animas a quedar’. ‘Meta’, dije. A mí me encanta jugar en todos los puestos”, advierte.

En Yonopongo, un club armó un plantel que reúne distintas generaciones: tienen entre 14 y 48 años OSVALDO RIPOLL/LA GACETA

Sin embargo, Ángel reconoce que no fue el mejor de la historia del club. “‘Tuique’ Elías fue el mejor arquero que jugó en 25 de Mayo. Era petiso, pero era buenísimo bajo los tres palos. Cuando lo conocí me daba consejos para atajar, pero lo que más destacó es el sentimiento que tenía por el club. Cuando falleció, la gente hizo que su cajón diera una vuelta a la cancha. Tiraron un montón de bombas y vino mucha gente a despedirlo”, relata con algo de nostalgia.

Un mix etario en el club 25 de Mayo

25 de Mayo tiene jugadores de diferentes edades. “Es muy lindo. Trato de enseñarle a los más chicos como plantarse en la cancha, pero ellos juegan mejor que yo ja ja. Siempre intento jugar firme y a la pelota”, expresa Diego.

Rayan Medina, de 14 años, es el más joven. “Ellos nos cuidan a nosotros porque somos más chicos; hay que adaptarse porque es la única manera de competir”, comenta el volante, que salía de una de las aulas de la Escuela N°13 de Yonopongo. “Tenés que ir firme a marcar”, completa Joaquín Cruz, de 16 años.

Benjamín Almirón, de 17 años, es otro de los jóvenes talentos. “Cuando tenía 14 tuve la oportunidad de irme a otra provincia porque jugaba en una fundación que nos llevaba a realizar pruebas en equipos como Banfield, Vélez, River y Boca. Pero mi mamá no tenía la confianza suficiente para mandarme solo. Tenía miedo porque no sabía qué podía pasar”, lamenta.

Rolando Sarverry es el jugador más longevo del plantel de Primera. Rolando Sarverry es el jugador más longevo del plantel de Primera.

Medina reconoce que vive una situación similar. “Sueño con dedicarme al fútbol. Aunque sea quiero jugar en un equipo como Ferro, que es de la segunda división. Pero me pasa algo parecido que a Benjamín; mi mamá no tiene confianza para dejarme ir a probar”, cuenta.

Rolando Sarverry, de 48 años, es el mayor de los futbolistas de 25 de Mayo. “Uno trata de cuidarse físicamente para mantenerse en actividad. Pero hay mucha diferencia con los más chicos. Yo trato de colaborar”, reconoce. “Voy a jugar hasta que el cuerpo me diga basta”, dice entre risas.

El recuerdo del Mundial de Qatar 2022

La consagración de la Selección en el Mundial de Qatar 2022 marcó un hito para grandes y chicos en el pueblo. Tal es así que los más jóvenes desarrollaron rituales para presenciar los partidos del equipo de Lionel Scaloni.

“Siempre que hay un torneo importante nos juntamos entre amigos para ver a la Selección. Hacemos panchitos, asado o pizzas. Si no, nos vamos alguno de los almacenes que sacan los televisores a la calle para ver el partido. Se volvió una costumbre para nosotros”, asegura Almirón, mientras recuerda una anécdota del duelo frente a México. “Ese gol de Messi fue el que más gritamos, pero lo que más me acuerdo fue que Joaquín salió al patio a gritarlo y el perro lo mordió en el brazo jaja. Quedó como una anécdota porque no fue nada grave”, recuerda. “Estábamos todos saltando y el perro me agarró de la nada”, agrega entre lamentos Cruz.

EN LA ESCUELA. Medina, Almirón y Cruz son alumnos de la escuela n°13 de Yonopongo. EN LA ESCUELA. Medina, Almirón y Cruz son alumnos de la escuela n°13 de Yonopongo. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA

Medina recordó que, tras la final frente a Francia, el pueblo salió en caravana a la plaza de Monteros. “Estábamos descontrolados por la euforia. Me acuerdo que había personas que estaban colgadas de los semáforos y otras subidos a los techos”, rememora. “Para está Copa América siento que Colombia es una de las favoritas. También hay que sumar a Brasil, a pesar que en su debut Costa Rica le dio una sorpresa”, jura.

“Me acuerdo que cuando salimos campeones nos juntamos entre todos los muchachos del barrio. Intentamos comer un asado pero no pudimos por los nervios. Estábamos todos enfocados en el partido. Por un momento pensé que íbamos a perder, pero tenía una fe impresionante en Argentina y en el ‘Dibu’ (Emiliano Martínez)”, afirma Diego Suárez.

Por último, Almirón dejó en claro cuál es el deseo que tienen para esta Copa América. “No sólo quiero que salgamos campeones, sino que espero que Messi pueda llegar a la próxima Copa del Mundo”, implora con una sonrisa bien amplia.

Sí; porque tanto jóvenes como experimentados esperan seguir disfrutando de la magia del “10” así como lo hacen ellos dentro del campo defendiendo la camiseta de 25 de Mayo, en su querido Yonopongo.

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