Miastenia gravis, una enfermedad poco frecuente que provoca debilidad y fatiga

La detección temprana es clave para evitar estadíos graves del padecimiento. Síntomas y señales.

PÁRPADO CAÍDO. Es uno de los síntomas más comunes de la enfermedad. PÁRPADO CAÍDO. Es uno de los síntomas más comunes de la enfermedad.
27 Julio 2024

Tiene una prevalencia de entre 15 y 40 personas cada 100.000 habitantes, según estadísticas globales, y su sintomatología suele ser confundida con la de otras dolencias como la fibromialgia o el lupus. La miastenia gravis es una enfermedad neuromuscular autonmune crónica y poco frecuente. Conocerla e identificarla es clave para evitar riesgos en el futuro.

La enfermedad provoca debilidad y fatiga de intensidad fluctuante entre los músculos voluntarios. Afecta la conexión entre los nervios y sus músculos, y altera su funcionamiento.

“Todavía hay retrasos en el diagnóstico, lo que hace muy necesaria la educación -asegura el neurólogo Esteban Calabrese, jefe del Departamento de Enfermedades Neuromusculares del Hospital Español de Rosario, Santa Fe-. Hay síntomas que pueden confundir al médico y enmascarar la miastenia gravis. A muchos pacientes, por ejemplo, se les cae el cuello y, por el esfuerzo para mantener la cabeza erguida, sufren dolores cervicales, por lo que visitan a un traumatólogo; en ciertos casos, se les detecta osteoartrosis a nivel cervical y se le echa la culpa a eso”.

Detección temprana

Los síntomas principales de la enfermedad son la caída de uno o ambos párpados; visión doble; dificultad para sostener la mirada o cerrar los ojos; problemas para mastigar o tragar; alteración en la gesticulación y en la expresividad facial; fatiga en los músculos del cuello e insuficiencia para respirar. “El diagnóstico se basa en los antecedentes del paciente y la exploración neurológica clínica, sobre todo. Muchas veces los pacientes miasténicos sufrieron una leve caída del párpado o visión doble o trastornos de deglución. Uno tiene que machacar en el interrogatorio porque se trata de una enfermedad fluctuante: los síntomas aumentan cuando más se contrae el músculo. A las 9 de la mañana se puede ver al paciente en estado normal y, a las tres o cuatro de la tarde, se le cae el párpado o ve doble”, indica Calabrese.

Hoy existen tratamientos no sólo farmacológicos. “Antes se trataba poco el tema de la rehabilitación y la actividad física de los pacientes. Ahora se sabe que un músculo entrenado, cuando lo permite la enfermedad, responde mejor a los tratamientos”, aseguró.

Actualmente existen tratamientos sintomáticos y que buscan cambiar el curso de la enfermedad. Los primeros se basan en la utilización de sustancias que inhiben a enzima que metaboliza a la acetilcolina, cuya función es facilitar la llegada de la señal nerviosa al músculo. Los segundos son variados: desde el uso de corticoides hasta la timectomía, una cirugía para eliminar una glándula que dificulta el funcionamiento del sistema inmunitario, o también los variados tratamientos inmunosupresores para disminuir la actividad errónea del sistema inmune en los pacientes miasténicos.

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