Gerardo della Paolera: "No veo un rebote fuerte en la economía mientras esté el cepo"

En una Argentina enferma de recesión, el economista observa que hay dos enfermedades graves que no le permiten encarrilar el rumbo: la inflación y las restricciones cambiarias. Propone un instituto de innovación educativa.

Gerardo della Paolera: No veo un rebote fuerte en la economía mientras esté el cepo

Las “fuerzas del cielo” no sólo están imbuidas de esperanza, sino que deben estar acompañadas por la acción. Al menos así lo entiende Gerardo della Paolera, economista, investigador y presidente de la Fundación Bunge & Born. El doctor en Economía por la Universidad de Chicago sostiene que la revolución económica debe venir del lado de la educación, fuente de desarrollo de los países. “La verdadera banca de inversión es la educación, no los banqueros”, afirma el economista en la entrevista concedida a LA GACETA. Della Paolera llegó a esta ciudad para participar de la presentación del libro “Provincianos Irreverentes”, un encuentro organizado por la Fundación Federalismo y Libertad.

-En una Argentina en crisis, ¿cuán importante es la educación como valor agregado para salir de ella?

-La educación es fundamental en un mundo donde cada vez más es superlativa la economía del conocimiento, porque no sólo propende a aumentar la tasa de crecimiento económico, sino también social. Hoy los recursos naturales no te van a alcanzar para levantar la calidad de vida, de manera sostenida, de los 49 millones de argentinos que somos. Como sabemos, la educación viene muy mal. Hace falta no sólo una reforma, sino una revolución educativa, en donde las buenas noticias pasan porque todo aquello que son las nuevas tecnologías, las exponenciales, y que se han probado en la educación de Estonia o Finlandia, para mencionar algunos países que marcaron la punta, están al alcance de la mano. Pensar una reforma educativa hoy se puede hacer mucho más rápido y más barato, porque en los últimos 20 años ha bajado el precio relativo de la tecnología. Ese es el primer punto. El segundo pasa por la responsabilidad que tienen los distintos distritos en la Argentina, como países federal, para brindar educación. Alguna vez dije que la verdadera banca de inversión es la educación; no son los banqueros, porque si vos levantas el nivel educativo de las cohortes jóvenes, pasan a ser adultos responsables y productivos. Si seguís en este nivel, de deserción de la secundaria al 50%, con un nivel lamentable de pruebas PISA, vas a heredar naturalmente cohortes que no serán productivas, que se enferman más, que tienen una actitud cultural atrasada. Me animaría a exponer la creación de un Ministerio de Economía y Educación y, cuando lo hice antes, me insultaron tanto economistas como educadores.

-¿Por qué?

-Educación no tiene cartera. Entonces, ¿por qué no conformar un Instituto de Innovación Educativa? En la Argentina hay gente muy capaz para llevar adelante ese proceso, como el que tiene Uruguay con el instituto Ceibal, que está muy unida a la parte económica a través de la educación, con el fin de detectar las necesidades laborales que van cambiando, porque no sabes cuáles serán los trabajos que se demandarán dentro de cinco años por la dinámica. Esto te obliga radicalmente a cambiar la currícula de la educación. No soy de hacer reformas económicas de desregulación micro como hace Federico Sturzenegger, sino que me inclino más por una reforma educativa muy profunda. En realidad, ¿cuál es el problema con la educación? Desde que nace el bebé, la educación de primera infancia es clave. Como la calculó James Heckman, premio Nobel de Economía, tiene una tasa de retorno social del 5%. Los cuidadores de los chicos hasta los tres años que viven en zonas vulnerables trabajan con esas personas. Wall Street, para poner un ejemplo, tiene una tasa de retorno del 4,5%, promedio histórico. Heckman ha remarcado la importancia que tiene empezar desde allí. La educación es algo que no lo ves; no es inaugurar un puente o un tramo de una autopista. A nadie le interesa una reforma profunda en educación, ni los políticos y muchas veces ni los padres lo ven. Es complejo, pero sumamente importante.

-¿Por dónde pasaría esa revolución que plantea?

-Esa revolución pasa por la Inteligencia Artificial, por los cambios en la biotecnología. Todas las ciencias naturales, exactas y demás tienen formas de enseñar radicalmente diferentes. En la parte de las ciencias blandas, en las humanidades y sociales, imagínate que se incorpora la ética y la inteligencia artificial. Un chico de cinco a 10 años toma decisiones radicalmente diferentes que a los 10 o 15 años de alguno de nosotros. Tal vez luego podrá decidir el grupo sanguíneo tener, el ADN de hijo o hija y son cuestiones profundamente éticas. Creo entonces que hay que abordar, de alguna manera, esos temas. Si vos juntas las dos cosas, el cambio en la enseñanza de todas las ciencias duras, naturales y de la vida y todas las formas de las humanidades, las ciencias sociales, el arte y la tecnología que cambian, puedes llegar a tener la formación de un ciudadano con educación moderna. Y eso es posible hacerlo.

Gerardo della Paolera: No veo un rebote fuerte en la economía mientras esté el cepo

-¿Cómo se pueden hacer estos cambios en un país enfermo de crisis, de recesión, con inconductas micro y macroeconómicas?

-La mediocridad en la educación acompaña la mediocridad en otros sectores como la economía. Pero un cáncer muy bravo para la economía es la inflación, porque cuando estamos en un régimen inflacionario muy alto no es sólo un tema de la pérdida de valor de la moneda; es que no podes hacer un cálculo costo-beneficio en nada. Cuando se aspira a alcanzar la estabilidad y mejores reglas de juego, necesitas aumentar la productividad. Para eso hay mucha más concientización de esto. Recuerdo que en tiempos presidenciales de Carlos Menem (siendo ministra Susana Decibe), hubo esfuerzos para encarar una reforma educativa. Pero si vos ves que no hay respeto institucional, que es un descalabro la parte económica, que en la parte fiscal se cambia la cuestión impositiva, el ciudadano argentino está cada vez más subsumido en esa coyuntura. La estabilidad macro no es una panacea. Aplastar la inflación no solo hay que hacerlo porque es un impuesto regresivo, que afecta a los pobres, sino que es pésimo para el horizonte en la conducta humana. Ese es un primer paso, pero el siguiente es accionar en el sector educativo mismo. Es lo mismo que sucede con otras reformas micro. ¿A quién le interesa que le baje 2% de algo si tu inflación es del 20%? En Europa, por ejemplo, los sindicatos negocian duramente el año un aumento del 1% real en el salario.

-Pero hay un factor importante en esta coyuntura, la necesidad de reconstruir confianza en el país…

-Tenés una economía de cualquier tipo de capitalismo. Eso es consecuencia del apalancamiento, del crédito. Enseño Historia Económica Global y suelo decir que no hay país en el mundo que se haya desarrollado sin generar un mercado de capitales. La Argentina en los países emergentes no tiene mercado de capitales. Es el único país en el que vas al supermercado a comprar artículos perecederos y te preguntan si querés pagar en cuotas; ahora el auto lo tenés que abonar “cash”, en constante y sonante, lo mismo que una casa. Es al revés. En lugares donde reina la confianza hay crédito, hay contratos intertemporales. Además, en la Argentina hay dinero y mercado de capitales (sin contar los bonos) que representan el 8% del PBI. Chile es el 60%, porque tiene moneda. No es lo que dice (Luis) “Toto” Caputo, que deberán pagar impuestos con los dólares. Está diciendo, en otros términos, que deberán pagar con el ahorro los impuestos. Todos ahorramos en dólares como reserva de valor y no es el peso. Así no se razona. Es una mala señal para la sociedad. Por eso creo que fue algo desafortunado. La confianza significa que la gente entienda que ese monopolista emisor de dinero no abusará de eso, que va a mantener el poder adquisitivo; significa, dada la situación especial de la Argentina, que puedas hacer inclusiva la dolarización, para que pongamos en el sistema. Pero para eso se necesita que no haya reglas discrecionales, que no estés a merced de la confiscación. Somos los campeones del mundo en confiscación de ahorros. Y defaulteadores seriales. Y también en el régimen inflacionario si tomas las estadísticas desde 1946 en adelante. Es una decadencia argentina, porque para tener capitalismo real, que es el único sistema con todos sus defectos, que ha logrado sacar a la gente de la pobreza. Lo prueba la globalización, tan discutida, que impactó positivamente en los países que venían con ingresos bajos. Un capitalismo sin apalancamiento no es posible. Estados Unidos vive apalancado, ya que no es solo para el consumo, sino para la PyME y para el emprendedor que quiere progresar y no le alcanza el autofinanciamiento. Allí se desarrolla la economía y movilidad social.

-En las gestiones que las actuales autoridades realizan para captar dólares en el exterior, ¿los peros que van surgiendo responden a la desconfianza en el país o al hecho de que el gobierno no logra convencer al mercado?

-Empiezo por el modelo. La Argentina está inundada de dólares. El tema que esos dólares los tienen las personas. Y el que está quebrado y sin dólares es el Estado. No consigue dólares primero por ese cáncer enorme que se llama cepo. De eso no habla nadie en el mundo. El cepo argentino es más bravo que el cepo cubano. Tuvimos 72 tipos de cambio durante la gestión del ex ministro Sergio Massa. Si vos tenés un cepo y encima el impuesto PAIS es muy difícil con ese régimen cambiario conseguir dólares. No alcanza la liquidación porque tenés un sesgo fenomenalmente antiexportador. Además, con el nuevo modelo, que vas a congelar la cantidad de dinero y usará los dólares que se compra en el oficial para intervenir en el Contado con Liquidación para bajar la brecha y así reducir el Riesgo País, pareciera que no está funcionando del todo bien. Tenes un 50% de brecha, pero los bonos están cayendo y produce un ruido porque el Banco Central no está acumulando reservas, sino que está utilizando para intervenir en el Contado con Liqui. El plan financiero fue que empieza con la limpieza del Banco Central con las Leliq, que luego pasó a un swap a una cosa que es un poco mejor que son los bonos del Tesoro, pero en el neto no cayeron los pasivos fiscales; se quedó en cero. Lo que sucede es que los bonos del Tesoro son más fungibles en el mercado de acciones secundarias y las Leliq eran papelitos. La limpieza del balance no fue magia, pero se aumentaron los pasivos fiscales a mediano plazo. Tenes una política de shock por un lado, pero una política gradualista en el mercado cambiario cuando deberían ir ya a un sistema de competencia de monedas, con el dólar y el peso. Si no se quiere ir a un tipo de cambio fijo, porque no hay reservas, entonces que se permita que sea flotante. Creo que lo que está trabando eso es el impuesto PAIS, que representa el 20% de la recaudación fiscal. En otras palabras, si vos levantas el cepo, estás obligado a conseguir recursos adicionales para mantener el equilibrio fiscal.

-¿Con el ajuste que se hizo no alcanza?

-Si vos seguís con el ajuste, más allá de que se prevea algún brote verde o rebote, vas a tener un problema de la curva de Laffer, una situación donde disminuya la recaudación en términos reales por la recesión. Ojo. Una reforma monetaria creíble, como la que hizo Domingo Cavallo durante la gestión de Menem, te remonetiza la economía de manera genuina. Si vos tenés fija la cantidad de dinero, que es lo que llaman dolarización endógena, tenés una iliquidez brutal en el mercado de pesos y estás obligado a transaccionar en dólares. Si tenés eso, vas a encontrarse con dos problemas: en algún momento vas a ver una suba de la tasa de interés en pesos enorme, pero además vas a ver algo raro, que si seguís con inflación residual, tus $ 1.000 en el bolsillo van a valer cada vez menos y será difícil conseguir esos pesos. Entiendo que la reforma monetaria va hacia una competencia de moneda, pero tampoco me deja tranquilo algunas propuestas de tipo de cambio desdoblado, porque nunca funcionaron en la Argentina.

-¿Qué espera de los segundos semestres?

-Como siempre digo, Javier Milei heredó un Vietnam, un cráter. No es una crítica, pero es que como economista uno piensa que es una gran apuesta de Caputo, como financista, no veo un rebote fuerte en la economía argentina mientras esté el cepo, ni veo transacciones importantes de inversiones hasta diciembre. Cuando el agente económico no entiende nada y no le explicas cómo y para qué tomás las medidas de manera inteligible, le genera dudas. Cavallo, por ejemplo, te explicaba las acciones que adoptaba de una manera tal que mi abuela le entendía claramente de lo que estaba hablando, de cuál era el modelo, con todos sus problemas. Ahora estamos todos en una incógnita sobre cómo tomar decisiones importantes. A vos como consumidor, a vos como productor, a vos como inversor. No vas a tomar la decisión de hacer algo grande en esta coyuntura. Probablemente, creo que habrá un pequeño rebote para que el año termine en una caída del 3,5%. Aquí se pronostica que en febrero se termina el cepo, lo que pasa es que hay una procastinación y creo que las fuerzas del cielo están pensando en muchas cosas que vengan del cielo. Pero quiero rescatar que el esfuerzo y el éxito de la primera etapa ha sido mayúsculo. Y parte de la popularidad de Javier Milei, por eso está anclado en el tema de desinflar, desinflar y desinflar, es el tema de la inflación. De allí viene todo su apoyo y de la esperanza sobre el futuro de algo que no se entiende muy bien. No te viene un modelo respecto de la esperanza; tiene que venir la acción. Por eso rescato la garra que tiene el Presidente, pero me siento con la honestidad intelectual de decir lo que pienso como economista porque todos queremos que este gobierno para todos los argentinos, independientemente del color político, tenga éxito porque estamos muy mal.

“Provincianos irreverentes”

Doctor en economía por la Universidad de Chicago y rector fundador de la Universidad Torcuato Di Tella, Gerardo della Paolera vino a Tucumán para participar de la presentación del libro “Provincianos irreverentes” de la periodista Solana Colombres. Se trata una crónica del nacimiento y desarrollo de la Fundación Federalismo y Libertad, a través de sus protagonistas. Además, es un ensayo sobre piezas fundamentales de la narrativa liberal, que contiene diálogos inéditos y retratos magistrales de referentes liberales como Javier Milei, Alberto Benegas Lynch (h), Gerardo Bongiovanni, José Luis Espert, Ricardo López Murphy y Axel Kaiser, entre otros.

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