Con el triunfo sobre Barracas Central, Atlético Tucumán cerró una semana perfecta

Luis Miguel Rodríguez y Gino Peruzzi anotaron los goles de un "decano" que sumó siete puntos sobre nueve posibles y se acomoda en la tabla.

ESTÁ DE REGRESO. Pulguita Rodríguez volvió a festejar con la camiseta de Atlético Tucumán. El simoqueño encaminó la victoria, en el inicio del partido. ESTÁ DE REGRESO. "Pulguita" Rodríguez volvió a festejar con la camiseta de Atlético Tucumán. El simoqueño encaminó la victoria, en el inicio del partido. Foto de Matías Napoli Escalero, Especial para LA GACETA

Cada vez más sólido, cada vez más maduro. Con una victoria 2-0 a domicilio más que merecida sobre Barracas Central, Atlético Tucumán cerró una semana casi perfecta, con siete puntos sobre nueve y la sensación de que el equipo de Facundo Sava está para seguir creciendo, tanto en juego como en la tabla.

Es cierto que su rival en un estadio Tomás Adolfo Ducó prácticamente vacío (el “Guapo” es el equipo de primera con menos hinchas) mostró deficiencias a granel, pero también lo es que Atlético ganó por derecho propio y lo justificó de principio a fin.

Fue una tarde perfecta. Con el primer gol de Luis Miguel Rodríguez en su regreso, de penal a los 5 minutos, y con el grito inaugural de Gino Peruzzi en su debut absoluto en el club, sobre el final (y tras una asistencia maravillosa de Joaquín Pereyra).

En verdad, Pedro Velurtas le simplificó todo a Atlético. Su claro agarrón a Juan Infante dentro del área no admitió discusión (más allá del suspenso y las dudas que generó el VAR). Andrés Merlos, para sorpresa de propios y extraños, sostuvo su decisión. Y el “Pulga” no tuvo contemplaciones desde los 12 pasos para volver a cantar gol, como si fuera la primera vez (su gol 131 en 328 partidos).

La falta fue al minuto de juego, el gol para el 1-0 a los cinco. Casi todo lo que siguió en el primer tiempo estuvo signado por el dominio de los hombres de Sava. Con solvencia, con presencia y con fútbol. Sólo le faltó contundencia, acertar en la puntada final ante un equipo que parecía jugar con una marcha menos que la visita.

Antes de promediar la etapa, se lo perdió Renzo Tesuri, falló Mateo Bajamich, se le fue ancha a Infante. Casi le cuesta cara esa pólvora mojada, porque la primera vez que el “Guapo” juntó más de dos pases, Maximiliano Zalazar, que le había marcado a José Devecchi en la anterior visita, casi convierte en víctima también a Tomás Durso: su remate de media distancia dio en el palo.

Y porque aun con todas las carencias que padece este Barracas (probablemente, la versión más débil desde su ascenso), se las ingenió para poner en aprietos a la defensa de la visita en dos ocasiones más (en los pies de Manuel Duarte y Jhonatan Candia).

De todas formas, Atlético, con mejor trato de pelota, siguió con su dominio de las distintas facetas de juego.

Y ante un error en la salida del anfitrión aprovechada por “Pulga” y continuada por Bajamich, Tesuri, con todo el tiempo del mundo, le permitió a Sebastián Moyano parecerse al “Dibu” Martínez y ahogar el grito de gol.

El volante tuvo su revancha, a medias, más tarde al definir para el 2-0, pero el gol no fue convalidado por fuera de juego previo de Rodríguez. Adrián Sánchez (por arriba), Bajamich (otra vez ancha) coquetearon con la red rival, sin concretar.

Esa fue la única mala noticia para el “Deca” a la hora del intervalo: la exigua diferencia a su favor.

La buena, se supo al volver: el “Pulga” seguía, pese a la molestia en el posterior de la pierna izquierda experimentada antes de la pausa. De todas formas, Rodríguez no fue el mismo mientras siguió en cancha.

En el complemento, la sensación imperante no se modificó, que el “Guapo” necesita como el agua de mayor jerarquía, un déficit que el anunciado regreso del hijo pródigo Iván Tapia (probablemente el domingo sea suplente en la visita a Boca) tratará de subsanar.

Claro que Atlético generó algo menos que en la etapa inicial. Y le costó mucho más acercarse con peligro a Moyano. En contraposición, los cambios dispuestos por Alejandro Orfila renovaron el oxígeno del anfitrión. Por eso Sava hizo lo propio: triple cambio apenas pasada la hora, con salida de los más veteranos (“Pulga” y Guillermo “Bebe” Acosta) incluidas.

Y poco después, línea de cinco atrás, con el ingreso de Gianluca Ferrari (y enseguida el de Peruzzi en lugar del lesionado Moisés Brandán).

Atlético resistía sin pasar demasiados sobresaltos, pero lamentaba las ocasiones perdidas. Por eso el gran cambio de frente de Pereyra –una de las grandes figuras del “Decano” en Parque Patricios- para la llegada en absoluta soledad de Peruzzi –certera definición, propia de un jugador de jerarquía- brindó la esperada tranquilidad, que ni siquiera se conmovió por otro remate del local en el palo en tiempo de descuento.

El “decano” volvió a ganar de visitante tras casi nueve meses y se anima a soñar.

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