Pareciera que el ejercicio no tuviera contraindicaciones ni hiciera excepciones. La mayoría de especialistas la recomiendan sin importar la condición física. Pero, ¿qué tan riesgoso es para una persona con patologías cardíacas hacer ejercicio?
Los beneficios de la actividad física son popularmente conocidos. Así la extensa lista comienza por el fortalecimiento de los huesos y la capacidad cognitiva hasta la prevención del cáncer, la diabetes y por último las cardiopatías. Pero, en el caso de estas últimas, ¿qué sucede cuándo ya se padece de una enfermedad cardiovascular?
Más que recomendado: ¿cómo practicar ejercicio con una cardiopatía?
Cuando ya se padece de una enfermedad cardíaca la realización de la actividad física se vuelve una disyuntiva entre qué tan riesgosa o beneficiosa puede resultar. Para ello distintos especialistas han debatido sobre el tema y determinado que “el ejercicio regular no solo previene las enfermedades cardíacas, sino que también reduce la muerte prematura en personas con una enfermedad cardíaca establecida”, destaca Antonio Pelliccia, jefe de cardiología del Instituto de Medicina y Ciencia del Deporte en Roma, Italia.
Así es que la actividad física se vuelve más que conveniente cuando se padece una cardiopatía, mientras que “la probabilidad de que el ejercicio provoque un paro cardíaco o un ataque cardíaco es extremadamente baja”, aclara el profesor Sanjay Sharma de la Universidad de Londres en el Reino Unido.
Las personas que padecen una cardiopatía, sin embargo, deben adecuar la realización de la actividad física a sus condiciones. “Si encuentra que el ejercicio le provoca palpitaciones o dificultad para respirar inusual o malestar en el pecho, reduzca su actividad y programe una cita para ver a su profesional de la salud”, resalta el profesor Peliccia sobre las consideraciones que no se deben obviar a la hora de padecer una enfermedad cardíaca.
Adaptar el ejercicio: las recomendaciones a tener en cuenta antes de comenzar a ejercitar
Una de las patologías de este tipo más frecuentes es la enfermedad de las arterias coronarias. Esta es causada por la acumulación de depósitos de grasa en las paredes internas de las arterias que si se bloquean por completo pueden ocasionar un ataque cardiáco. En estos casos, “las personas con enfermedad de las arterias coronarias de larga duración que deseen hacer ejercicio por primera vez deben consultar primero a su médico”, estableció el profesor Pelliccia. “El objetivo es adaptar la intensidad de la actividad de acuerdo con el riesgo individual de causar un evento agudo como un ataque cardíaco”, aclaró el profesional.
La actividad física no hace excepciones y los beneficios se extienden a las distintas condiciones físicas. Lo fundamental es realizar 150 minutos de esta por semana si se padece de alguna cardiopatía y su intensidad debe ser moderada donde se busca aumentar la frecuencia cardíaca y respiratoria pero sin una exigencia absoluta, pudiendo, pro ejemplo mantener el aire para conversar sin problemas.