Trump: por segunda vez compite con una mujer por la Casa Blanca

Trump: por segunda vez compite con una mujer por la Casa Blanca
12 Agosto 2024

Carlos Duguech

Analista internacional

Venezuela; guerras de Israel-Hamas; de Rusia-Ucrania; Venezuela, asuntos que movilizan la atención mundial, todos ellos. En grado distinto aunque podrían interrelacionarse de modo tal que en alguna etapa los distintos intereses en juego (los que se persiguen en toda controversia, de palabra o de hechos belicosos) habiliten recursos originales para un final-final.

Repetir la palabra de cierre en estos casos es, todavía, confianza en que la sublimación de la raza humana es aritméticamente posible. Claro, sumando y sumando comprensión del acto, voluntad remanente después de tanto fracaso y determinación por encarar la realidad y todas sus expectativas posibles.

¿Por qué Trump?

Esta columna de hoy centra su análisis en un recurso que vienen utilizando desde distintos sectores de la política de EEUU y de algunos otros países aliados (varios europeos e Israel), en sintonía con la campaña en EEUU que se viene impulsando desde las usinas del Partido Republicano. Un eje en torno al cual giran las palabras que se ordenan para expresar, de diversos modos y frecuencias, que Donald Trump durante su mandato (2017-2021) “no propició ninguna guerra”.

Ese maquillaje de la realidad pretende instalar una premisa con tono aparentemente circunspecto y, sin más, afirma definiciones sobre una realidad que dista del significado que usualmente se le atribuye a las palabras.

Ejemplo 1: El tratado por el cual Ronald Reagan y Mijail Gorbachov ponían fin a los emplazamientos de misiles balísticos y de crucero (con cabezas nucleares) que se lanzan desde tierra y cuyos alcances estaban comprendidos en el rango de 500 a 5.500 kilómetros. Por imperio de ese acuerdo histórico sobre “euromisiles” los dos países encararon la destrucción de cerca de 2.700 misiles de corto y mediano alcance. Y para ello establecían un plazo: hasta el primero de junio de 1991. Toda una proeza diplomática de los representantes de las entonces dos superpotencias del planeta.

Trump, ejerciendo el omnímodo poder que se esmeró en que así se viera puertas adentro y en el mundo todo, anunció en octubre de 2018 que Estados Unidos abandonaba ese tratado tan laboriosamente gestado por Reagan y Gorbachov, desde sus encuentros en Ginebra y en Reikiavik previos al acto concreto de la firma en Washington. En el primer día de febrero de 2019 EEUU se retiró formalmente del Tratado. Casi como por un resorte Rusia, al día siguiente, hizo lo propio. Ese fue el “salvoconducto” del que se valió Putin para cuando su invasión a Ucrania. Fue desde entonces, ya con las manos libres por el rompimiento del tratado Reagan- Gorbachov, después de 32 años de vigencia, que el “Zar” de Rusia habló de sus armas nucleares, como una demostración de su poderío bélico.

Ejemplo 2: Irán padecía sanciones internacionales y en particular desde los EEUU por aquel asunto de los rehenes en la toma de la embajada en Teherán el 4 de Noviembre de 1919. Un país que había mutado de ser una especie de reino con una sucesión de dinastías que ejercían, a su tiempo, el poder absoluto herederas de una tradición que se entronca en el Imperio Persa desde el siglo VI a. C.

En los tiempos modernos Persia se asimilaba a un reino según la estructura que le otorgaba en cada caso la dinastía reinante. La que más cerca estuvo ligada a los EEUU y Gran Bretaña fue la que gobernó autoritariamente el sha Mohammad Reza Pahlavi (1941-1979). Aliado incondicional de EEUU, declaró la guerra a la Alemania del nazismo en setiembre de 1943 a instancias estadounidenses. Su enorme capacidad petrolera les significaba pieza importantísima en la región, principalmente para los EEUU y además para el Reino Unido.

La revolución islámica que empezó como oposición a las medidas que procuraba el sha en lo económico y social (régimen de tierras, ocuparse del analfabetismo y hasta del voto femenino, nada menos) por parte del sector de clérigos intransigentes que veían en esas propuestas la mano de Occidente. El sha mandó reprimir a las fuertes protestas de los religiosos y de la población creyente a partir de lo cual los sectores de intelectuales y de estudiantes universitarios optaron por unirse a las propuestas que impulsaba que desde París, donde se había exiliado a la fuerza, el Imán Jomeini.

El sha Pahlavi no pudo con su brutal represión dominar las protestas y finalmente, a mediados de enero de 1979 abandona el país por razones de salud (cáncer) y luego de un periplo desde Egipto por distintos países llega a México y posteriormente ingresa a EEUU para tratamiento. Ya era octubre (1979) y se produce el asalto a la poderosa embajada de EEUU en Teherán y la crisis de los rehenes. Los projomeini intentan cambiar cincuenta rehenes por la extradición del sha a lo que se opone el gobierno de EEUU, debiendo este, en consecuencia, abandonar de acogida rumbo a Egipto. Muere allí en julio de 1980.

Y se produce la transformación total de Persia. Se instala con sus hierros y sus fuegos la República Islámica de Irán. Un sistema teocrático. Resulta difícil imaginar la democracia en ese contexto.

Esta introducción es para predisponer a la comprensión de lo que sigue: A Irán se le venía imputando intenciones de encarar programas nucleares con objetivos militares. Desde EEUU, y muy particularmente desde Israel. Una nación que en todo momento advierte del riesgo que para su supervivencia representa el régimen iraní que, desembozadamente, se manifiesta como deseoso de hacer desaparecer el estado hebreo.

El “P5+1” no es una fórmula algebraica. Es una sigla que indica que cinco potencias mundiales de gran capacidad de acción en los más encumbrados asuntos mundiales de consuno actúan con un objetivo: que Irán únicamente oriente sus investigaciones y producciones no nucleares al uso civil, no militar. Y no acaba allí esa extraordinaria conjunción de países poderosos para tan laudable propósito. Invitaron a sumarse a la “locomotora de Europa”: Alemania, que es el “1” de la fórmula.

Se puede afirmar que después de la Segunda Guerra Mundial ninguna asociación de estados para un fin como éste, ha tenido tanta magnitud. Falta decir, para todavía enfatizar la importancia, que los cinco de la fórmula son los únicos estados con armamento nuclear “legal” por aquello prescripto en el TNP (Tratado de no proliferación nuclear) y que son los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de ONU (CS) con el irritante y antidemocrático “poder de veto”.

El señor Trump, suelto de cuerpo e irresponsable, decide unilateralmente salirse del acuerdo con Irán, le reinstala los embargos de fondos y, sin más, traiciona a los otros países de la fórmula: Reino Unido, Rusia, China, Francia y Alemania.

Este Trump ni sus seguidores pueden blasonar de que “no hizo ninguna guerra”.

Ejemplo 3: Con el estilo provocativo y sello propio Trump trasgrede la Resolución 478 del (CS) del 20/08/1980 que “censura en los términos más enérgicos la “Ley de Jerusalén” (De Israel, de ese año) que la considera violación del derecho internacional. Agregó, este “hombre de no-guerra”, una brasa más al caldero del Medio Oriente.

EEUU ¿Trump o Harris?

Muy probablemente Harris. Porque Trump no es un hombre de paz. Y, además porque todavía es probable que la justicia lo inhabilite como autor intelectual y necesario por las cinco muertes del ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021.

Las guerras Rusia-Ucrania, Israel-Hamas y hasta el futuro de Venezuela tienen tras bambalinas de tul al país que gobernará a partir del 21 de enero de 2025 el señor Trump o la señora Harris. Al mundo le inquietará menos que no sea Trump.

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