La carrera de un futbolista está llena de giros inesperados y de aventuras. Cada nuevo destino ofrece desafíos únicos y oportunidades para crecer; y el viaje de Lucas Chacana es un claro ejemplo de cómo la vida de un jugador puede estar marcada por una serie de experiencias enriquecedoras.
Tras dejar San Martín de Tucumán, inició una trayectoria que lo llevó a explorar diversos clubes y ligas, tanto a nivel nacional como internacional. El delantero, surgido de las divisiones inferiores de UTA, no se limitó a las fronteras de Argentina y dio un salto de calidad en su carrera cuando cruzó el Atlántico para jugar en Rumania.
“Llegué allí a través de una oferta que recibí mientras estaba en Deportivo Morón. Acepté el desafío y aunque la pandemia limitó algunas experiencias, pude disfrutar del fútbol y aprender sobre las costumbres locales. Fue un aprendizaje valioso”, comentó “Luquitas”.
El fútbol rumano, con sus propios desafíos y características, le ofreció a Chacana la oportunidad de jugar en un entorno muy diferente al que estaba acostumbrado. Las bajas temperaturas y el estilo de juego particular de los equipos de ese país añadieron una capa adicional de complejidad a su carrera.
“Los rumanos tienen costumbres diferentes; suelen cenar temprano, alrededor de la seis o siete de la tarde, por ejemplo. Hay muchos lugares turísticos como Transilvania, en donde está el Castillo de Drácula, y la capital, Bucarest, que es una ciudad muy linda, con muchos museos y sitios turísticos”, afirmó. “El clima era muy pero muy frío. El invierno alcanzaba temperaturas de 15 grados bajo cero; muchos partidos se jugaban con nieve y pelotas naranjas. La experiencia fue muy interesante. En cuanto al idioma, el rumano era difícil de aprender pero siempre podía manejarme en inglés”, agregó el tucumano, que en ese país defendió las camisetas de Politehnica Iasi y Universidad Cluj.
No obstante, su experiencia ahí no fue tan enriquecedora como podría haber sido. Justo cuando se incorporó a Politehnica Iasi, la pandemia de covid-19 limitó su adaptación y su crecimiento. Las restricciones, la falta de público en los estadios y la incertidumbre general afectaron su paso por ese destino, impidiéndole disfrutar plenamente de esta etapa internacional.
“Siempre trataba de mantener contacto, a través de video llamadas, para sentir el cariño de mi familia, y que ellos sintieran el mío. Sabía que la situación en Argentina era difícil, pero no podía regresar. Afortunadamente, en Rumania no paramos de entrenarnos, lo cual me ayudó a mantenerme activo y en forma”, recordó Chacana antes de ahondar en el tema. “Se implementaron muchas restricciones, como horarios específicos para ir al supermercado. Los entrenamientos eran separados por grupos pequeños y se hacían en el gimnasio”, aseguró.
Lucas Chacana y su paso por el fútbol de Italia
Luego de su experiencia en Rumania, decidió regresar a Argentina para probar suerte en otros clubes. Su carrera lo llevó a vestir las camisetas de Chaco For Ever, de Cipolletti y de Defensores de Villa Ramallo. Pero mientras estaba en Ramallo recibió una nueva oferta para jugar en el extranjero.
Esta vez el destino fue Italia en donde disputó la quinta categoría con Jesina Calcio, su último club antes de quedar libre. “Se me terminó el contrato y mi idea era conseguir algo mejor. Era un club lindo y ordenado, pero siempre busco seguir creciendo un poco más. Jugaba en la liga que se llama Eccellenza, en la región de Ancona”, aseguró.
“En Italia son tradicionales. Siempre te encontrás con platos de pasta y pizzas. Es una costumbre muy arraigada en ellos”, contó Chacana, que prefirió cuidarse con las comidas. “Por mi carrera y mi profesionalismo, siempre traté de cuidarme. Estaba con mi pareja y juntos cocinábamos comidas saludables sin ningún problema”, agregó.
El delantero, que tuvo pasos por Huracán, Atlético de Rafaela, Los Andes, Tigre y Deportivo Morón, expresó cierta disconformidad por haber jugado en la quinta categoría durante su tiempo en Italia. No obstante, encontró satisfacción en la estabilidad económica y la seguridad que ese país le ofrecía.
“La situación económica en Italia es buena. Los precios son acordes a los sueldos, lo que permite a la gente disfrutar sin preocupaciones. Por ejemplo, allá podés ir al supermercado y llenar un carrito sin problemas; algo que acá en Argentina es más difícil. Allá los sueldos alcanzan y aunque hay diferencias económicas, en general, se vive bien”, dijo. “Podés andar tranquilo con el celular caminando por la calle sin problemas. Durante mi estadía, no me sentí inseguro en ningún momento”, remarcó.
Chacana y el club de sus amores: San Martín de Tucumán
A pesar de haber vivido experiencias futbolísticas en distintos rincones del mundo, mantiene un profundo aprecio por San Martín. El delantero de 31 años rememora con cariño su era en el club en el que dio sus primeros pasos como profesional y forjó vínculos que perduran hasta hoy. Más allá de que su carrera lo llevó lejos de La Ciudadela, sigue con atención la campaña del equipo dirigido por Diego Flores. Además, conserva un contacto frecuente con Gonzalo Rodríguez y Lucas Diarte, amigos con los que aún mantiene una conexión especial.
“Siempre sigo al ‘Santo’, especialmente a través de ‘Gonza’ y ‘Luquitas’, con quienes hablo frecuentemente. He ido a varios partidos también. Es muy lindo ver al equipo en este momento, y al club creciendo”, comentó. “Nuestras conversaciones suelen girar en torno a cómo estamos cada uno, cómo les va a ellos y cómo me va a mí. No hablamos tanto sobre el club. Sé que están muy enfocados en sus objetivos, así que si les preguntara algo sobre el club, probablemente me mandarían a la m....”, bromeó.
Consciente de que su carrera puede tomar rumbos inesperados, evita ilusionarse con la posibilidad de regresar a La Ciudadela. No obstante, no deja de agradecer el constante cariño que recibe de los hinchas.
“Obviamente uno siempre sueña con eso, pero no estoy seguro si en algún momento se dará. Pude jugar en otras categorías con otros equipos, pero siempre he alentado a San Martín. Aunque no se dio la vuelta, siempre estoy dispuesto a apoyar al club. Los hinchas vieron en mí a un chico que luchó y cumplió su sueño. Dejé todo en cada partido y, aunque las actuaciones variaron, siempre mostré que quería crecer. El cariño de la gente es algo que siempre valoro. Ahora que estoy en Tucumán, la gente me saluda y me pregunta cómo me va. Aunque ya tengo 31 años, todavía me llaman ‘Luquitas’. Eso me hace sentir bien”, concluyó Chacana, que pasó por diversas experiencias y se mantiene a la espera de un nuevo desafío.