Evo Morales, expresidente de Bolivia, ha denunciado que el gobierno de Luis Arce tiene un plan para evitar que se postule a la presidencia en 2025, que incluye cuatro posibles medidas, entre ellas "matarlo". Morales, líder del partido Movimiento al Socialismo (MAS), sostiene que su radical postura contra la corrupción es la razón detrás de estos supuestos planes y asegura que, de ser elegido, encarcelaría a los corruptos del actual gobierno.
Morales lidera una marcha de 187 kilómetros hacia La Paz, la cual denomina "Marcha para salvar a Bolivia". Por su parte, el gobierno de Arce ha calificado esta movilización como un intento de golpe de Estado, generando tensiones políticas. Morales ha recibido chalecos antibalas de la policía y el ejército, y afirma que el plan para eliminarlo se llevaría a cabo cuando llegue a la capital.
El conflicto entre Morales y Arce ha fragmentado al MAS, con bandos enfrentados que buscan el control del partido y el gobierno. Morales acusa a Arce de intentar destruir al MAS debido a su "mentalidad racista" y de haber adoptado políticas económicas de derecha, perjudicando a Bolivia al alinearse con intereses internacionales.
Morales ha anunciado que, tras la marcha, realizará una huelga de hambre para exigir que se reconozca su candidatura, a pesar de un fallo del Tribunal Constitucional que lo inhabilita. Además, ha advertido que si no se cumplen sus demandas, se bloquearán carreteras en todo el país a partir del 30 de septiembre, lo que podría intensificar aún más la crisis política.