Un cóctel explosivo prende fuego a Sudamérica

Cambio climático, sequía y crimen se combinan para alimentar la ola de incendios forestales, de Ecuador a Argentina. Los siniestros dejan muertos, desplazados y pérdidas millonarias

CENIZAS Y CARBÓN. El fuego arrasó una parte del bosque nativo cerca de Dolores, Córdoba.  CENIZAS Y CARBÓN. El fuego arrasó una parte del bosque nativo cerca de Dolores, Córdoba.
28 Septiembre 2024

RÍO DE JANEIRO, Brasil.- Una ola desenfrenada de incendios forestales arde en Sudamérica, donde los efectos del cambio climático, sequías históricas y malas prácticas en el campo atizan una crisis que ya deja muertos, ciudades cubiertas por humo y pérdidas millonarias.

Esta serie de fuegos es “completamente distinta” a la que asoló las selvas de Brasil, Perú y Bolivia en 2019, desatando indignación mundial, advierte la ecóloga brasileña Erika Berenguer, investigadora de las universidades de Oxford y Lancaster.

Entonces las lluvias ayudaron a contener fuegos iniciados especialmente por agricultores brasileños partidarios del ex presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.

Ahora, casi todo el continente “vive una sequía severa”, apunta Berenguer. Incluso en la Amazonia “una de las regiones más húmedas del planeta (...) el paisaje se ha vuelto muy inflamable por el cambio climático”, alerta. La mayor selva tropical del mundo vive los peores incendios en casi dos décadas, según el observatorio europeo Copernicus.

¿Cuál es la dimensión de la crisis?

Entre el 1 de enero y el 26 de septiembre, se registraron más de 400.000 incendios en toda la región, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE).

“En 9 meses ya hemos superado el numero de focos que se registraron en todo 2023”, anota la investigadora.

El país más afectado es Brasil: las llamas arrasaron 40,2 millones de hectáreas de vegetación en 2024, muy por encima de la media anual de la última década (31 millones), según Copernicus. Los medios registran la muerte de una decena de bomberos.

Ecuador, que evacuó el miércoles a un centenar de familias amenazadas por el fuego en su capital, y Perú, con 21 fallecidos por las llamas y el humo, han declarado la “emergencia” en varias provincias.

Argentina tiene focos activos en la provincia de Córdoba y en Colombia las llamas alcanzaron principalmente el departamento de Huila (suroeste).

¿Qué causa los incendios?

Expertos y autoridades apuntan a una combinación entre sequías agravadas por el cambio climático y acciones humanas como responsables de los fuegos.

“Es un claro ejemplo del cambio climático. Si alguien pensaba que no existía, pues miren, aquí está”, lanzó la ministra ecuatoriana de Ambiente, Inés Manzano.

En Perú y Bolivia los incendios coinciden con la temporada anual de quema de tierras para la siembra, una práctica ancestral de los campesinos que no está penalizada.

En medio de la peor sequía en la historia reciente de Brasil, muchas quemas han salido de control en la Amazonia, donde el fuego es una “herramienta” que usan pequeños y grandes propietarios del agronegocio para convertir la selva en pastizales o cultivos.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva considera que muchos de estos fuegos son de origen “criminal”.

También hay indicios de piromanía. Un joven de 19 años fue detenido como sospechoso de haber ocasionado un incendio con combustible en Quito, donde ardieron una treintena de incendios forestales.

Argentina y Brasil han detenido decenas de sospechosos de iniciar conflagraciones.

¿Cómo afectan a la población?

San Pablo, la mayor ciudad de América Latina, figuró a comienzos de septiembre a la cabeza de la clasificación de las urbes más contaminadas del mundo, según la empresa suiza IQAir, debido a la humareda procedente de los incendios.

Buena parte de Brasil sigue envuelta en esta nube de humo tóxica, que se extendió por los países vecinos y llegó a Montevideo y Buenos Aires, donde provocó un fenómeno conocido como “lluvia negra”.

Con índices de calidad del aire que superan los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), muchos habitantes de urbes brasileñas acusan afecciones respiratorias y síntomas como ardor de ojos. El aire en la ciudad boliviana de Santa Cruz figura en condición de “extremadamente malo” y las autoridades sanitarias han recomendado el uso de tapabocas.

Los impactos, además, son económicos: las pérdidas en el sector agropecuario brasileño ascendieron a 14.700 millones de reales (USD 2.700 millones) entre junio y agosto, en su mayoría en cultivos de caña alcanzados por la llamas, según el gremio.

En Ecuador, más de dos meses sin lluvias tienen al país en “déficit hidráulico” y bajo un racionamiento energético. Casi 45.000 animales de granja murieron.

¿Qué hacen los gobiernos?

Miles de bomberos y militares fueron movilizados. España y Venezuela, uno de los pocos países de la región a salvo de las llamas, enviaron expertos a Bolivia.

“Quieren contratar miles de brigadistas, comprar aviones, etcétera. Está bien, pero es poco y llega tarde”, critica Berenguer. “Necesitamos prevenir los incendios, porque una vez que toman fuerza son muy difíciles de combatir”, agrega esta experta, al abogar por contener la deforestación y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

“La mayoría de modelos climáticos muestran que estos eventos van a ser cada vez más intensos y frecuentes”, concluye.

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