Cartas de lectores: Colón, la otra historia

Cartas de lectores: Colón, la otra historia
Hace 20 Hs

Flavio Josefo manifestaba que entre las causas que llevan a los hombres a escribir sobre los tiempos acaecidos, las más nobles son “el rescate de los hechos del ayer ocultados por la niebla del olvido” y “el celo de que la verdad no perezca”. No obstante, muchos autores parecen ignorarla, eludiendo las realidades “non sanctas” y brindándonos una versión tan ideal como parcializada de la historia. Por eso es importante la tarea de aquellos historiógrafos que proponen una nueva interpretación del pasado, resucitando antiguos documentos y revisando mucho de lo que se viene repitiendo, casi por inercia, durante siglos. Un número creciente de investigadores modernos sostiene la tesis de que, si bien Colón era genovés de nacimiento y profesaba -al menos en apariencia- un ferviente catolicismo, descendía de una familia sefaradita (judeo-española) que se radicó en Génova a fines del siglo XIV luego de las terribles persecuciones religiosas que azotaron a la península en 1391. Algunas pruebas: entre las más llamativas, podríamos enumerar las siguientes: 1) El propio hijo del descubridor, Fernando, declara expresamente en su “Historia del Almirante” que en sus investigaciones personales no halló trazas de la familia Colombo en Génova ni en la región, más allá de Giuseppe, el abuelo de Colón (cabe preguntarse entonces: ¿de dónde venían los Colombos?). 2) Precisamente, el tiempo en que el abuelo de Cristóbal se radica en la zona coincide con la masacre española de 1391. 3) Casi un siglo después, al afincarse en España, el futuro almirante troca su apellido latinizado “Colombo” por Colón. Las Casas afirma, en ese sentido, lo siguiente: “Antiguamente el primer nombre de su linaje dicen que fue Colón; después, el tiempo andando, se llamaron Colombos”...”pero luego hizo de nuevo en llamarse Colón, restituyéndose el vocablo antiguo de la familia”. 4) Es llamativo que nuestro héroe, como genovés, no escribía en italiano: no dejó una sola carta en ese idioma, ni siquiera en sus cartas dirigidas a algunos de sus parientes como, por ejemplo, a su hermano Bartolomé, tan italiano como él. En cambio sí lo hacía en un castellano propio del siglo XIV, mucho antes de radicarse en Castilla; rasgo éste común entre los judíos-españoles, que conservan siempre su idioma ancestral, sea cual fuera el país en que se encontraran. 5) Es sabido además que los principales amigos y protectores de Colón en la Corte eran casi todos conversos, así como su segunda mujer, doña Beatriz Enríquez (la madre de Fernando). 6) En tal sentido, supo buscar y conseguir el apoyo necesario para sus planes en los miembros de la “colectividad” y ponerse, además, en contacto con los geógrafos y cartógrafos más conocidos y teniendo así fácil acceso a los mapas e instrumentos náuticos imprescindibles para la ejecución de sus proyectos. 7) En la antigüedad, la navegación era primordialmente costera o de cabotaje (de cabo a cabo). Abraham Zacuto, astrónomo de la corte de Juan Il (en Portugal) perfeccionó el astrolabio (actual sextante) y confeccionó las tablas náuticas -que luego utilizaría Colón- con las cuales se podía determinar los ángulos astrales en relación al horizonte y medir las latitudes de acuerdo a la altura del sol, y Abraham Crescas publicó, en 1375, el célebre “Mapamundi Catalán” (con las Indias al Oeste) un siglo antes que Toscanelli. Su hijo Yehuda fue llamado en 1415 por el infante don Enrique el Navegante para conducir la flamante Academia de Sagres “e insiniar su sciencia aos officiais portuguéses”. 8) Al tiempo que Colón llega a Portugal se realiza un importante congreso de sabios presidido por el médico y cosmógrafo Joseph Vizinho, discípulo de Zacuto: “¿Cómo aventurarse -escribía Colón- en medio del océano sin poder determinar a cada instante la posición en el globo? No teníamos más que la brújula para guiarnos”... “pero Dios tocó el corazón del rey Juan y le inspiró la Consulta de Sabios dirigida por el judío Joseph, que nos valió la aplicación del astrolabio a la navegación”. 9) Protectores de Colón en la corte de Castilla: Colón había fracasado en su intento de convencer a la junta de teólogos y astrónomos nombrados por los Reyes Católicos. Sus teorías parecían extravagantes y sus exigencias desmesuradas. Pero Mosén Luis de Santángel, tesorero general del reino, se presentó ante Isabei cuando Colón dejó Granada y logró que la reina cambiara de decisión. “Si nos trae las Indias, ¿por qué no hacerlo almirante?, yo prestaré lo necesario”. 10) Se ha propagado en los manuales de historia la idea de que las carabelas iban tripuladas por presidiarios, lo que es una verdad relativa, ya que la mayoría eran judaizantes sacados de las mazmorras de la inquisición. 11) Las naves, que no llevaban sacerdotes a bordo, estaban listas para partir el 2 de agosto de 1492. Pero ése era, entre los hebreos, un día de duelo y ayuno (9 de Av: destrucción del Templo). Zarparon al día siguiente, 3 de agosto, “media hora antes de rayar el alba”... Cristóbal Colón era hombre de mucha fe y gran conocedor de la Biblia hebrea, de la obra de Flavio Josefo, y de la antigua historia del pueblo israelita. De la relación del cuarto viaje (carta del 7 de julio de 1503) extractamos parte del sueño que, según refiere, le aconteció estando náufrago en la costa de Jamaica: “Cansado -escribe- me adormecí gimiendo; una voz muy piadosa oí diciendo: ‘Oh tardo en creer y en servir a tu Dios, ¡Dios de todos! ¿Qué hizo Él por Moisés o por David su siervo? Desque naciste, siempre Él tuvo de ti en alto grado’... ‘Las Indias, que son parte del mundo, tan ricas, te las dio por tuyas. De la mar océano, que estaba cerrada con cadenas tan fuertes, te dio las llaves¿... ‘¿Qué hizo el más alto del pueblo de Israel cuando le sacó de Egipto? ¿O por David que de pastor hizo rey en Judea?’ ... ‘Tu vejez no impedirá cosa grande: Abraham pasaba de cien años cuando engendró a Isaac; ¿acaso Sara era moza?’... ‘Todo lo que Él promete cumple con acrecentamiento. No temas, confía, estas tribulaciones están escritas en piedra mármol, y no sin causa’ “... La Historia habla por sí misma. La “tesis” del sefaradismo de Colón no es nueva y no puede ser atribuida a ningún historiador en particular. Basta recordar, a modo de ejemplo, que ya en el siglo XIX, Heinrich Heine, refiriéndose al descubridor (y al drama del pueblo judío), nos escribía estos sugestivos versos: “Colón fue pródigo y fecundo /y magnámimo y sereno....Su padre llamóse Abraham, /Joebeth llevólo en su seno, /y a todos los héroes yo le prefiero... /Él no podría librarnos de este terrestre destierro; /pero ensanchónos la cárcel, /las cadenas extendiendo”.

Arturo Garvich                                                                           

Las Heras 632 - S. M. de Tucumán


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