7 de noviembre: Día de San Ernesto y la oración para pedirle fuerza y valor

Una figura de la Iglesia que apostó por la educación y atendió a los que más lo necesitaban.

El santo protector de los humildes. El santo protector de los humildes.
07 Noviembre 2024

El santoral de noviembre llega repleto de efemérides para la Iglesia Católica. Hoy, 7 de noviembre, se celebra a tres santos, entre los que destaca San Ernesto, un monje benevolente y caritativo que se caracterizó por su firmeza y determinación en sus empresas.

Además de San Ernesto, el catolicismo hoy recuerda a San Herculano de Perugia y San Engelberto de Colonia. Se trata de dos obispos europeos; el primero de ellos, italiano, que fue decapitado por orden de Totila, rey de los godos; el segundo, de Alemania, que fue asesinado luego de defender la justicia y la libertad.

Quién fue San Ernesto

San Ernesto nació en Ratisbona, Alemania, en el siglo XI y recibió su educación en la abadía de San Emmeram hasta que llegó a ser monje. Llegó a ser abad durante 25 años, período en el que se dedicó al servicio a los más humildes y pobres.

7 de noviembre: Día de San Ernesto y la oración para pedirle fuerza y valor

Promotor de la austeridad y la disciplina entre sus monjes, San Ernesto de Zwiefalten –donde estuvo a cargo de la abadía– se esforzó por mejorar la educación y la formación espiritual de quienes estaban a su alrededor. En 1146, San Ernesto decidió unirse a la Segunda Cruzada y se despidió diciendo: "la muerte a la que estoy destinado importa poco, pues me permite sufrir por el amor a Cristo".

Desafortunadamente, San Ernesto no logró llegar a Jerusalén, ya que fue capturado por los musulmanes, quienes, según la leyenda, lo llevaron hasta La Meca. A pesar de los intentos de los musulmanes por hacerlo apostatar, San Ernesto se mantuvo firme en su fe, lo que llevó a que fuera torturado y finalmente asesinado en 1148.

La oración a San Ernesto para pedir fuerzas

Dios Todopoderoso, te pedimos por intercesión del santo abad mártir Ernesto que, así como él, dejándolo todo, te siguió y sin temor predicó tu nombre, del mismo modo sepamos anunciar tu reino con la fuerza de tu gracia y la valentía que infundiste a tus mártires. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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