Siguiendo el legado de su padre, los Ferro buscan el título más importante de la historia de Lawn Tennis

Stefano, Matías y Sebastián, hijos de Lucas, ex jugador y DT del club, son parte del plantel que buscará quedarse con el Torneo del Interior A.

FAMILIA CASI COMPLETA. Stefano, Matías y Sebastián Ferro, tras el primer partido que jugaron juntos en Lawn Tennis. FAMILIA CASI COMPLETA. Stefano, Matías y Sebastián Ferro, tras el primer partido que jugaron juntos en Lawn Tennis. Foto: Gentileza Stefano Ferro

Lucas Ferro es un nombre importante dentro del rugby tucumano. Como jugador representó a Lawn Tennis con el que logró cuatro títulos tucumanos; además fue parte de los “Naranjas” que lograron el primer Campeonato Argentino en 1985. Como entrenador dirigió a su club, al seleccionado tucumano e incluso a Los Pumitas. Hoy, su legado continúa no sólo a través de todo lo logrado, sino también a través de sus hijos Stefano, Matías y Sebastián, que buscarán este sábado conquistar el Torneo del Interior A, lo que sería el título más importante de la historia del club.

En realidad, solamente Matías y Stefano podrán jugar el partido contra Jockey de Córdoba. Sebastián, el más chico, actualmente está desgarrado por lo que no podrá sumar minutos. En tanto Lucas, el mayor de todos, también está en el club aunque forma parte de los equipos de Intermedia y Pre-Intermedia.

Todos los hermanos comenzaron jugando desde chicos al rugby, con la influencia de papá Lucas. Pero también enamorándose, cada uno en un momento diferente, de la ovalada. “Comencé a jugar a los cuatros años y me empecé a enamorar del deporte cuando tenía 11 años y vi al club salir campeón en 2014. Quería pasar por lo mismo dentro de una cancha”, recordó Sebastián. “Yo empecé a los cinco y la verdad que siempre me gustó ir al club y jugar al rugby. Siempre lo disfruté mucho. El campeonato del 2008 me marcó mucho; fue increíble ver a todo el club festejar después de 26 años”, sostuvo, por su parte Stefano, el que más minutos sumó durante el Torneo del Interior.

Los cuatro hermanos fueron creciendo, rugbística y humanamente, dentro del club. Claro, siempre con la figura de su padre vigente. “Nosotros no lo vimos jugar, pero hemos escuchado desde chicos su recorrido en el rugby. Mucha gente nos cuenta sobre él”, reconoció Matías. “Pero para nosotros es más el padre que viene a ver a los hijos, como lo hace mamá también. O como el ex jugador/entrenador o dirigente de club que viene a apoyar al equipo. El trato dentro del club es el mismo que tenemos con todos los que están siempre bancando”, aclaró el centro o fullback.

Sin embargo en casa la cosa cambia. Allí sí hay tiempo para el análisis y las charlas de rugby. “Hablamos mucho de todo, pero de rugby él nos pregunta sobre el último entrenamiento, también del último partido o del próximo. Hablamos de situaciones de los partidos nuestros, o de alguno que vimos por televisión. Ahí es un poco más entrenador que papá jaja. En general, intercambiamos opiniones y nos aconseja mucho”, detalló Matías.

Y así como los aconseja, Lucas padre los sigue también desde afuera. Así se pudo dar el lujo, en la primera fecha del Torneo del Interior, en el triunfo sobre Los Tarcos, de ver juntos a sus tres hijos en la cancha. Una situación que se repitió en el triunfo sobre CRAI, aunque esta vez los tres jugaron desde el arranque.

¿Cómo es jugar juntos? Stefano lo explicó. “Es muy lindo. A veces se da y otras no porque hay muy buenos jugadores en nuestras posiciones; pero sabemos que con una mirada ya nos entendemos”, consignó. ¿Hay peleas? “Problemas pueden haber siempre, mucho más cuando tenés la confianza para corregir, pero siempre lo hacemos con el fin de mejorar. Así son cosas que quedan ahí”, subrayó.

Matías y Stefano estuvieron varios años en Francia. Incluso llegaron a compartir equipo también en el rugby galo. “El primer año fue un poco complicado porque me tocó estar en pandemia, pero a partir del segundo me gustó mucho. Si bien es difícil adaptarse a una cultura totalmente distinta, aprendí mucho y me sirvió para ver algunas cosas desde otro punto. Creo que maduré un montón”, sostuvo Stefano, que admitió que al compartir equipo con su hermano se hizo todo más fácil. “Éramos cuatro o cinco argentinos en el mismo club y ayudó mucho en el día a día. Fueron cuatro años de aprendizaje y me sirvió mucho para crecer”, cerró al respecto.

Los hermanos no están sólo abocados al rugby. “Lucas es abogado; los demás estamos estudiando y/o trabajando”, sostuvo Matías. Sin embargo, en los últimos meses, el rugby se llevó el principal foco.

“Me imaginé y soñé salir campeón con el club. Es algo hermoso lo que se vivió en el torneo Regional. Ahora también hay una oportunidad muy linda con una nueva final en Córdoba; estamos muy motivados y contentos por el momento que está viviendo el club. Estamos ante la chance de devolverle un poco de todo lo que nos dio. La verdad que es algo hermoso”, analizó Stefano.

“No hay mucho para analizar, creo que ganamos todos los partidos sólidamente y el equipo va por buen camino. Espero que jueguen suelto y con mucho volumen porque cuando juegan así, hacen mucho daño”, apuntó Sebastián, que tendrá que mirar la final del sábado desde las tribunas.

Allí no estará sólo: toda la familia Ferro recorrerá los más de 550 kilómetros que separan Córdoba de Tucumán. “Este viaje no se lo pierde nadie. Es algo histórico para el club, así que viajamos todos”, concluyó Sebastián. En la cancha, y fuera de ella, los Ferro dirán presente en el Jockey de Córdoba con la ilusión de conquistar un logro que sería histórico para los “Benjamines”, y que permitiría seguir agrandando el palmarés y el legado de una familia que ya tiene su peso propio en el rugby tucumano.

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