Difícilmente una porción de medialunas o un cono de helado pueda ser considerado saludable. El alto contenido en azúcares y grasas saturadas presente en estos alimentos puede representar riesgos para la salud, como el aumento de los niveles de colesterol malo (LDL) en sangre. Erradicar aquellas comidas de nuestra dieta puede parecer lo más conveniente, pero un estudio reciente parece revocar aquella concepción.
Puede resultar un poco extraño que en una dieta para cuidar el corazón el helado esté recetado. Las diferentes experiencias científicas han demostrado que el consumo de azúcares añadidos puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Pero a la misma vez, un descubrimiento más inesperado reveló que darnos con el gusto de dulce ocasionalmente puede reducir las probabilidades de sufrir problemas cardiovasculares.
Consumir algo dulce de vez en cuando puede ser mejor para el corazón que no comer ningún postre
Medialunas, tortas, budines o chocolate ocasionalmente pueden ser mejores que seguir una dieta de “azúcar cero”, según el equipo de investigación de la Universidad de Lund (Suecia). "El hallazgo más sorprendente de nuestro estudio es la relación divergente entre las diferentes fuentes de azúcar añadido y el riesgo de enfermedad cardiovascular", afirma la epidemióloga Suzanne Janzi.
Los investigadores analizaron los registros de 69.705 personas en las bases de datos de salud pública suecas. Los participantes, de entre 45 y 83 años, fueron interrogados sobre su dieta y estilo de vida en 1997 y 2009, y luego fueron monitoreados hasta 2019.
La ingesta de azúcar se agrupó en tres categorías: aderezos azucarados (como la miel), golosinas (como budines y caramelos) y bebidas endulzadas (como refrescos gaseosos). Luego se comparó el tipo de azúcar añadido consumido con siete tipos de enfermedades cardiovasculares, incluidos accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos , y se tuvieron en cuenta otros factores de riesgo (como el tabaquismo).
¿Cuáles fueron los resultados de la investigación?
Las asociaciones variaron según el tipo de azúcar y el tipo de enfermedad cardíaca; por ejemplo, los dulces se relacionaron con un mayor riesgo de aneurisma aórtico abdominal (protuberancias en los vasos sanguíneos). Sin embargo, en general, los riesgos más bajos en todas las enfermedades cardiovasculares se encontraron en quienes comían un dulce de vez en cuando.
Hay mucho que tener en cuenta cuando se trata de las diferentes formas en que obtenemos nuestro azúcar: cuáles otros alimentos y bebidas consumimos con azúcar, así como con qué regularidad incluimos azúcar agregada en nuestra dieta.
"Los azúcares líquidos, presentes en las bebidas endulzadas, generalmente brindan menos saciedad que las formas sólidas; hacen que uno se sienta menos lleno, lo que puede llevar a un consumo excesivo", dice Janzi. "El contexto también importa: las golosinas suelen disfrutarse en entornos sociales u ocasiones especiales, mientras que las bebidas endulzadas pueden consumirse con mayor regularidad".