

El discurso que el jueves a la noche dio el presidente Javier Milei en Tucumán encendió un debate impensado para esta época del año: la fuerte reducción de la tasa de pobreza al tercer trimestre de este año. La Argentina todavía no salía del shock que produjo el dato del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio para el primer semestre del año: la pobreza afectó al 52,9% de la población urbana del país, lo que equivale decir que 24,9 millones de habitantes no pudieron reunir los ingresos mínimos para costear la Canasta Básica Total (CBT), es decir, la alimentación y los servicios indispensables para el diario vivir.
Sin embargo, el Gobierno expuso que ese flagelo descendió con fuerza en el tercer trimestre de este año, con una incipiente recuperación del salario y de una salida de la recesión. “La pobreza sigue disminuyendo en la Argentina. Los datos surgen de un trabajo del Ministerio de Capital Humano, a través del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, que con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), proyecta que en el tercer trimestre de 2024 la pobreza estuvo en el orden del 38,9%”, indica un comunicado difundido por el Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello.
En la noche de la entrega del premio “Juan Bautista Alberdi”, por parte de la Fundación Federalismo y Libertad, el jefe de Estado resaltó ese informe. Y en su mensaje, indicó: “hemos demostrado que el mejor plan social para sacar a la gente de la pobreza es exterminar la inflación”.
Los especialistas destacan que esta fuerte disminución del indicador se sustenta, por un lado, en la recuperación de los ingresos por parte de la franja social de clase media que resultó empobrecida con la fuerte actualización de los precios, que se aplicó desde mediados de diciembre. Pero, por otro lado, la Casa Rosada sostiene que esto también se debe a la recuperación del poder de compra del estrato social que recibe asistencia estatal, como la Asignación Universal por Hijo, cuyo ingreso se equiparó al nivel de la canasta básica.
Según estimaciones sobre la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, la pobreza en el tercer trimestre de este año bajó de 51% a 38,9% y la indigencia de 16% a 8,5% versus el trimestre anterior. Estos niveles son similares a los del tercer trimestre de 2023, pero ahora con baja inflación y expectativas de reactivación para 2025, expuso el Observatorio de la Deuda Social dependiente de la Universidad Católica Argentina (UCA).

“La reducción de la pobreza se explica por la mejora de los ingresos laborales y no laborales de los hogares, que crecieron por encima de la CBA y la CBT. En hogares indigentes, fue clave el aumento de ingresos por programas sociales, pese a la caída en sus ingresos laborales”, explica el observatorio que dirige Agustín Salvia. En la cuenta oficial en la red “X”, ese instituto advierte que, “aun con esta tendencia a la baja, la pobreza actual ronda el promedio histórico de los últimos años, dando cuenta de un piso estructural de pobreza más alto que antes, que la sola desaceleración inflacionaria no resolverá”.
Desde 2018, el aumento de la pobreza dio lugar a un nuevo piso estructural del 33%, que ningún gobierno ha logrado perforar. “Esto afecta al 45% de los niños y niñas de la Argentina, una señal de alarma para la construcción del futuro”, considera.
La precarización laboral y la mayor dependencia de programas sociales en los hogares más vulnerables son obstáculos para resolver esta problemática. Según el diagnóstico académico, romper el piso de pobreza estructural es el gran desafío. “La estabilización macroeconómica y la recuperación de los ingresos son señales positivas, pero no alcanzan por sí solas. Se necesita generar empleo privado genuino e invertir en salud y educación públicas de calidad”, acota.
“Es importante estabilizar macroeconomía, fomentar la producción y la inversión, pero todo en clave a la creación de empleo, para generar sinergia social para que los pobres salgan de la pobreza y la marginalidad. Hace falta que el país crezca con inclusión social, sin ella el crecimiento no es sostenible”, había dicho Salvia cuando presentó.
La inflación
La suma de factores para explicar el descenso de los niveles de pobreza también fueron expuestos por el economista del Cedlas de la Universidad de La Plata, Leonardo Tornarolli.
Para el investigador, la baja del índice no se explica por la Asignación Universal por Hijo y por la Tarjeta Alimentar. “Para que caiga tanto tiene que pasar algo fuerte en “la mitad de la distribución”, entre los deciles 5 y 6. Y ahí la gente vive mayormente de ingresos laborales”, indica en un hilo de mensajes transmitidos por la red “X”. “Además, AUH/Alimentar no se captan bien en la Encuesta Permanente de Hogares, por eso su efecto en pobreza es aún menor al que tienen en la práctica”, acota.
Esto no implica que no tengan efectos positivos: impactan en indigencia, y mejoran condiciones de vida de beneficiarios, aun si no los sacan de pobreza, subraya el economista.
En todo caso, Tornarolli coincide con la hipótesis que sustenta el presidente de la Nación: que la reducción de los niveles de poibreza en el tercer trimestre obedecen a la desaceleración económica. “La inflación que importa para la pobreza, la de la Canasta Básica Total, cayó más fuerte que el nivel general”, considera.
Desde noviembre de 2023 hasta mayo de 2024, aquella canasta había crecido más que el Índice de Precios al Consumidor (IPC), pero desde entonces ocurre lo contrario. Eso hace que la pobreza pueda caer un poco incluso en un escenario donde los ingresos reales (medidos contra el IPC) caigan, puntualiza el economista del Cedlas.
En todo caso, continúa, mucho tiene que ver la recuperación de algunos puntos del ingreso real de los ciudadanos para bajar la tasa de pobreza, finaliza.