

La serie de época Bridgerton se estrenó a finales del año 2020 y en sus primeros 91 días acumuló nada menos que 113 millones de visualizaciones. Pero fue la entrega número tres la que terminó por confirmar su éxito; debutó en mayo de este año y generó intensos debates entre el público. El centro de las conversaciones estuvo en el desarrollo de su protagonista, Penelope Featherington: a lo largo de esta temporada ella se convierte en la esposa de uno de los personajes masculinos más importantes de la trama, Colin Bridgerton. Sin embargo, adquiere relevancia por una particularidad que interpela a los consumidores de productos culturales: ella es una mujer gorda.
Bridgerton es una serie enfocada en la sociedad aristocrática del Londres de La Regencia, que plantea rupturas de ciertos estereotipos de raza, género y belleza en su narrativa, no sin transgredir cierto rigor histórico. En aquella exclusiva comunidad que recrea la serie se encuentra Penelope Featherington, una joven de perfil bajo, gran escritora anónima del panfleto de chismes más leído, inadvertida por la nobleza masculina y que mantiene un vínculo de amistad incondicional con Colin, aunque a ella le gustaría que fuera algo más. Sin embargo, es cuestión de pocos capítulos en la entrega número tres para que la simpatía entre ellos haga que se enamoren uno del otro.
La escena que más dio de qué hablar llega en el episodio cinco, en su primer encuentro íntimo. Allí y por única vez en toda la saga, se muestra un cuerpo completamente desnudo, y este es el de una mujer gorda. La publicación de este capítulo generó reacciones de todo tipo, aunque quizás las reseñas de reprobación se reprodujeron más que los elogios. Entre aquellas valoraciones, Nicola Coughlan, la actriz que interpreta a Penélope, era muy “valiente” por mostrar su cuerpo gordo de aquella manera, sin ningún tipo de recubrimiento.
¿Por qué el cuerpo de Penélope genera tanto debate? “Lo que sucede es que se ha naturalizado una idea de un cuerpo, una idea de belleza que no es natural, que es producto de, a esta altura del siglo 21, de la industria de la moda, de la industria de la dieta y que en realidad todo lo que se sale de ese estereotipo genera ruido”, explica Bruno Bazán, licenciado en Filosofía, Diplomado Superior en ESI y activista gordo.
Pocas audiencias están familiarizadas con el protagonismo de los cuerpos gordos. “Estamos siempre siendo impactados por los ideales de belleza de las publicidades. Sin embargo, el deseo de las personas es libre. No es que ahora se puso de moda que las mujeres gordas tengan sexo, que les gusten a ciertos hombres, eso pasa siempre. Por más que no existan en los medios de comunicación y en las publicidades, el deseo existe. Lo que ha hecho esta serie con este personaje es eso, mostrar un poco más de la realidad”, advierte el especialista.
Tras la emisión de este capítulo, uno de los debates que más resonó en el público fue la advertencia de una “unión desigual”: Mientras que el cuerpo de Colin atiende a los paradigmas de belleza impulsados por el mercado, el de Penélope no y el amor entre ellos parece ser inconcebible. “Con este pensamiento estás limitado por tu corporalidad y dentro de esta corporalidad no normada no te merecés que otra persona te quiera. Solo podés relacionarte con gente que tenga tu mismo cuerpo. Eso es algo totalmente estigmatizante”, comienza problematizando Ilde Erlich, docente en Cultura y Comunicación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.
“En el mundo anglosajón se ha naturalizado mucho, sobre todo en el siglo XX, que la belleza es algo, primero, cuantificable y segundo, que se equipara. Entonces existe esta medida donde, por ejemplo, del uno al 10, si vos sos un seis entonces tenés que salir con alguien de tu misma categoría. Aceptar que la belleza es algo cuantificable y objetivo no es algo real ni concreto”, señala Bazán.
¿Quiénes deciden cuáles son los cuerpos más atractivos? “El criterio de lo bello, lo que nosotros consideramos como bello, va cambiando a lo largo de la historia y se va determinando según distintas razones; en este momento de la historia lo que determina lo bello, básicamente, es el mercado”, explica Bazán. Mientras que detrás de aquella imagen positiva de la delgadez, muchas veces extrema, se encuentran diferentes intereses económicos. “La dieta es un dispositivo por el cual se creó un negocio que se sostiene por muchos lados, desde el médico hasta la industria del ‘fitness’. La dieta es un dispositivo que surge para marcar un cierto tipo de consumo y consumo no es lo mismo que alimentación saludable”, advierte el especialista.
“La industria de ‘la salud’ puesta en función de la estética es una industria que mueve mucho dinero. En dietas, en médicos, en pastillas, en ejercicio, es una industria muy rentable”, resalta la docente universitaria.
Mientras que esta discrepancia entre lo bello y la gordura es una oposición que tiene sus raíces en la norma social que con frecuencia es impartida por aquel mercado de intereses económicos. “No es posible ser lindo y gordo a la misma vez porque no se tiene acceso a los mismos lugares dentro de la sociedad: no poder ser el protagonista de la serie, no poder ser una modelo publicitaria, probablemente no tenga la misma valoración de sus pares porque además la gordura va asociada a la desidia, entonces si la persona no baja de peso es porque ‘no le pone suficiente empeño’ y ‘no se está esforzando lo suficiente’”, resalta la docente.
“Para corrernos de los estereotipos de belleza debemos hablar de alimentación saludable sin mencionar la dieta. Allí nos salimos de ese debate sobre los cuerpos y de estar viendo el índice de masa corporal como si fuera un indicador de salud”.
“Muchas personas vinculan el cuerpo gordo con la enfermedad”, asegura Bazán. “Se han realizado muchos documentales que muestran modelos en las que se ve sus huesos cuando desfilan y se ha demostrado que eso no genera ninguna incomodidad, pero cuando se evidencia un cuerpo gordo todos se preguntan si está bien de salud. Eso es la naturalización de un estereotipo.”
La talla de la ropa no determina la vitalidad de una persona. “El estado de salud, según la Organización Mundial de la Salud, es el completo bienestar físico y psicoemocional de una persona. Considerar que el estado de salud es solamente atribuible al tamaño del cuerpo o a nuestra corporalidad es un concepto absolutamente erróneo”, aclara Lourdes Sosa, nutricionista licenciada de la UBA y creadora de “Nutrición a Medida”, programa de alimentación con un abordaje funcional integral.
Lo que sí es posible advertir es que “en las personas que tienen bajo peso o en las personas que tienen obesidad pueden existir condiciones que alteren la salud, las cuales deben ser estudiadas con mayor detalle”, destaca la especialista.
Pero los contenidos de ficción que admiten un único tipo de cuerpo pueden alterar lo que es considerado saludable o bello. “El impacto en los consumidores es absolutamente malo. La transmisión de esas únicas corporalidades en los medios de comunicación determina que son las hegemónicas y eso lleva a que la población piense que para estar sano se debe habitar esos cuerpos”, concluye Sosa.
Las valoraciones sobre la gordura en la sociedad se traducen en la industria cinematográfica en distintas representaciones de las cuales el personaje de Penelope Featherington no está excusado. “El hecho de que haya generado tanto revuelo es porque la historia también apunta a mostrar al personaje como gordo. Ella no es solo un personaje tímido, sometido por la madre y las normas sociales, etc. Ella es una gorda que hace de gorda”, apunta Erlich.
“Siempre es la amiga de la protagonista, nunca el personaje principal, es tímida, está cubierta”, son algunos de los patrones que menciona la docente que pueden encontrarse en las representaciones de la gordura femenina en las producciones audiovisuales. Aunque quizás estos prototipos no se construyan en la serie de manera evidente, la narrativa también crea a su personaje en torno a su peso, lo que a la vez puede explicar las constantes menciones sobre la corporalidad de Penélope que se elaboran desde la audiencia.
Las indicaciones sobre el cuerpo de Penélope tienen lugar en diversas ocasiones de las primeras temporadas. “Se habla en el momento en que no consigue ropa; en la escena donde ella tiene que cambiar el ajuar para vestirse mejor, se habla en el momento en que a ella le tocan los peores vestidos. Que no esté explícito en el guión no significa que la trama no lo esté mostrando”, señala Erlich. “Además la dicotomía que aparece donde, como es gorda, se puede dar el lujo de ser inteligente, de poder estudiar, de poder trascender en una profesión de escritora. Se le permite otro rol en la sociedad porque no se le permite el rol de mujer deseada”, resalta la docente.
Y aunque estos escenarios no se plantean con tanta frecuencia en la entrega número tres de la serie, se pueden resaltar algunos momentos de la narrativa en que la óptica está puesta en la corporalidad del personaje. “Se habla mucho más de la escena del desnudo que de lo que ella puede lograr como escritora. De la independencia económica por ejemplo no se habla.”
Este tipo de representación es recurrente en la distintas tramas donde se muestra un personaje de talla grande, haciendo más énfasis en la figura femenina .”No es un detalle menor que los varones gordos no hacen de gordos, hacen del papel que les toca. En cambio, en las mujeres, en algún momento del guión tiene que deslizarse que es una mujer gorda, que es una corporalidad que está fuera de la norma”. Así es que el cuerpo se vuelve un tema incluso conveniente para la trama.