Cada 26 de diciembre el calendario litúrgico dedica el día a honrar la vida y memoria de San Esteban, patrón de Hungría y de los diáconos. Fue uno de los hombres seleccionados por los Apóstoles para difundir la religión cristiana, por lo que se considera que San Esteban hizo un gran aporte a la Iglesia Católica.
Fue arrestado por predicar el cristianismo e intentar llevarlo adelante ante el Sanedrín. Como parte de su defensa profirió un discurso apasionado en el que repasó la historia del pueblo judío. Su valor fue tomado como una afrenta por la multitud que lo escuchaba y fue apedreado hasta morir.
San Esteban, patrón de albañiles y constructores
Además de ser patrón de Hungría y de los diáconos, San Esteban es convirtió en el patrón de los hombres que dedican su día adía a levantar muros de contneción: los albañiles. Es el principal protector de estos trabajadores y su historia se relaciona al uso de la piedra, tan ligada al martirio que le dio muerte.
A su muerte, la mano derecha de San Esteban fue momificada y hoy es considerada una reliquia por la Iglesia Católica. El 20 de agosto se realiza una procesión en honor al patrón de Hungría en la que se lleva su mano en procesión.
Oración a San Esteban mártir
Dichoso tú Esteban: que por proclamar tu amor a Cristo en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo. Haz que seamos muchos, muchísimos los que con nuestras palabras y buenas obras nos declaremos amigos y seguidores de Jesús en esta vida y seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso. Amén.
Otra oración a San Esteban
Oh bendito San Esteban, que diste la vida por ser fiel a Cristo nuestro Señor, recurrimos a ti con esta humilde y fervorosa oración.
Tu que dedicaste la vida al servicio, pronto y generoso, a los pobres, los enfermos y a los afligidos, escucha nuestras súplicas, refuerza nuestra fe y mantén en nosotros el mismo amor ardiente que te llevó a dar la vida por el Prójimo y el Evangelio.
Tú que fuiste el primer mártir que dio testimonio de Cristo, infunde en nosotros un espíritu de sacrificio y de amor. Bendice nuestro trabajo apostólico, nuestras comunidades y familias, a fin de que un día podamos contemplar en el cielo la Gloria de Jesucristo nuestro señor. Amén