La tradición de escribir propósitos de Año Nuevo nació en la Mesopotamia oriental. Allí, los babilonios redactaban una lista de objetivos para darle un sentido a su vida y, sobre todo, para guiarla. Los romanos adoptaron esta costumbre como propia y juraban lealtad al emperador cada año. En el siglo XVIII, el cristianismo tomó el ejemplo y los feligreses metodistas renovaban su compromiso con Dios de esa manera. Hoy por hoy, la tradición es más laica y se relaciona con la superación personal.
No sabemos con exactitud si a esta altura de 2023 José “Pepe” Ramón se había propuesto inspirar a los tucumanos durante 2024 dentro de su tradicional lista. Quizás sus propósitos fueron más concretos, pero eso fue lo que terminó pasando. Y además sabemos que el objetivo no fue para nada banal; tampoco apuntaba a superarse individualmente. Es que en julio de este año, “Pepe” inauguró el primer bar 100% inclusivo de todo el NOA, servido y atendido exclusivamente por personas con discapacidad. “Hoy tenemos 14 chicos. Esto ha sido una experiencia maravillosa que empezó de la nada”, comentó orgulloso.
No es la primera vez que él se involucra en una movida con rasgos de este estilo. Ramón es un empresario tucumano impulsor de acciones solidarias como “El Ramonazo” y gran motivador de la inclusión laboral de personas con discapacidad.
Todo empezó hace 20 años: un día de 2004 se encontró con un vecino con síndrome de Down y le ofreció trabajo. A partir de ahí abrió una puerta que no se cerraría, dejando pasar momentos inolvidables y otros más complicados, por supuesto.
“Un día voy al banco, algo que habitualmente no hago, y cuando vuelvo (al local) me encuentro con los bomberos, la ambulancia, la policía... Lo primero que pensé fue ‘entraron a robar y mataron a alguien’. Y no. Nosotros tenemos en la empresa un botón antipánico y uno de los chicos lo había tocado. Otra vez, estaba en mi oficina y veo pasar a alguien desnudo, un Adán... Entonces le pregunto ‘¿qué pasa amigo?’ y me respondió ‘me hacía calor’. Y les fuimos enseñando…”, relató “Pepe” en una entrevista con LA GACETA.
¿Cómo es que Ramón inspiró a los tucumanos? La última anécdota es bastante clara. No sólo se trató de abrir el bar (que de por sí hubiese sido algo impactante); la cuestión fue enseñarles a los flamantes empleados cosas que no sabían y que seguramente el dueño de un bar distinto al suyo no necesita enseñar. Ahí también está la nobleza de su tarea a lo largo de 2024.
El “Ramonazo”, su otra fuente de inspiración para muchos, nació de otra casualidad y terminó ayudando a concretar el sueño del bar. “Yo cumplo años el 16 de enero y nunca hay nadie. Pero como me gusta mucho la música y tengo muchos amigos músicos, hicimos una reunión. Éramos 25; en junio hicimos otra y mis amigos lo bautizaron como ‘Ramonazo’. Me traían regalos y pedí que no lo hicieran; puse una cajita para que cada uno donara lo que pudiera. Comenzamos con un comedor en San Pablo, después la escuela de Anfama, y fue creciendo”, contó en su momento.
Años después de instalar el “Ramonazo” -ahora una fiesta solidaria masiva y de culto que se televisa en directo- comenzó a gestarse el sueño del bar. Curiosamente una de las instituciones que trabaja con él en el “Ramonazo” es la Fundación Fedeh.
“Me llamó Baby Juárez de Cruz Prats (que está a cargo) para que viera la obra que estaban edificando. Fui y pregunté: ‘¿y aquí a la par qué van a poner?’. Me contaron que había gente pensando en alquilar para un bar, y yo dije ‘lo alquilo yo y hacemos un bar inclusivo’. Lo comenté a mis amigos del grupo del ‘Ramonazo’, y el hijo arquitecto de uno dijo ‘yo lo quiero hacer’. Así empezamos”, explicó. Él insiste en llamarlo casualidad, pero lo cierto es que una cosa llamó a la otra.
“Pepe” inspira con sus acciones y sus palabras, en todos los sentidos posibles. “Decimos que el bar va a ser 100% inclusivo, no sólo para el que trabaja, sino para el que va también. Tenemos accesibilidad, por ejemplo, para un chico con autismo; tenemos pisos podotáctiles para ciegos; tenemos baños especiales, porque -por ejemplo- un chico con parálisis cerebral usa una silla de ruedas mucho más grande que las que conocemos, y come distinto, como papilla. Por eso decimos que es 100% inclusivo, para el que trabaja y para el que va. Pero no queremos que la gente vaya por pena…. Nosotros queremos que la gente vaya porque el producto es de primera, que la pase espectacular y que se marche lleno de amor”, explicó a LA GACETA.
En octubre, durante la última edición del “Ramonazo”, recaudaron $ 100 millones, récord total para una movida solidaria que arrancó siendo una juntada entre amigos. En ese momento, “Pepe” escribió en sus redes: “Queremos dar un inmenso GRACIAS a todos los que hicieron posible este Ramonazo 2024. Gracias a cada persona que colaboró comprando su bono solidario, a los músicos que le pusieron ritmo y corazón, a la gente de Canal 10 por su apoyo incondicional, y a todos los que se sumaron de alguna manera para hacer de este evento una verdadera fiesta de la solidaridad. Cada uno de ustedes ha sido parte de este logro histórico, y juntos hemos dado un paso gigante para seguir ayudando a quienes más lo necesitan. ¡Sigamos haciendo grande esta cadena de amor y solidaridad! ¡Gracias por ser parte de este sueño!”.
Esa cadena de la que habla se parece a cómo se conectaron sus acciones solidarias; eslabones que fueron enganchándose uno con otro. “Pepe” lo llamó casualidad, pero no hubo nada de eso. Nada puede ser casual cuando un corazón gigante es el que está por detrás.