Retos virales peligrosos. Uso excesivo de las pantallas. Un espacio tóxico y adictivo para niños. Estas y otras preocupaciones surgen cada vez que hablamos de TikTok, una red social que tiene casi una década, pero que en los últimos años se estableció como una de las plataformas más usadas en los celulares de todo el mundo. Por supuesto que Tucumán no es la excepción. Sin embargo, también se encuentran acciones e historias que siempre hay que destacar, sobre todo cuando se trata de darle una mano al otro. Aquí entran en escena Jorgito y Dante Díaz. Los hermanos de 23 y 27 años se convirtieron en influencers solidarios y sus videos no pasan desapercibidos. Emocionan, sirven como estímulo para la reflexión e inspiran.
Los creadores de contenidos se mueven en los lugares donde la gente peor lo pasa. Una familia que necesita un techo. Una abuelita que tiene que vender panes para comprarle los remedios a su nieta. Perritos abandonados en la calle que buscan un hogar. Un jubilado que hace changas para poder comer. Y decenas de casos similares que se repiten en la provincia y a los que los chicos llegan con una cámara y con la herramienta más importante: la solidaridad.
Jorge y Dante afirman que sólo siguieron el camino que les indicó su papá, fallecido hace tres años por covid-19. “Mi viejo vino desde Perú a estudiar la carrera de Medicina a la Argentina. Tuvo muchos trabajos. Fue vendedor ambulante y después se dedicó a la fotografía. Nosotros, que somos cuatro hermanos, lo acompañábamos siempre al lugar que fuera y aprendíamos de él. Salíamos a las 7 de la mañana y volvíamos a la noche”, contaron en “Panorama Tucumano”.
“Nos turnábamos de a dos hermanos por día y salíamos con mi papá a sacar fotos. En la calle nos enseñaba constantemente; nos explicaba por qué la gente estaba así y hablaba con ellos. El mayor aprendizaje que nos dejó fue escuchar a los demás”, recordó Jorgito.
Por eso, el gran objetivo de los Díaz es escuchar al otro. Saben cómo llegar a la gente. No sólo les abren las puertas de su casa, sino también de su corazón. Les cuentan sus historias y pesares. En la calle no sienten miedo y solamente se enfocan en auxiliar a los que más sufren. “Hay cosas buenas y malas, porque hay personas de todo tipo y, si ocurre algo, siempre hay una lección que aprender”, reflexiona el mayor de ellos.
El paso a paso que usan estos jóvenes es bastante sencillo: prestar atención sincera a lo que está ocurriendo a su alrededor cuando salen a la calle, tratar de entender y no juzgar, y finalmente ayudar. La receta les sirvió para sumar millones de seguidores en las redes sociales.
Jorge es la figura central y cara visible de un proyecto que transformó vidas al narrar historias conmovedoras de personas en situaciones de vulnerabilidad o que enfrentan enfermedades. Sin embargo, este esfuerzo no lo realiza en solitario, ya que cuenta con el apoyo incondicional de sus hermanos Dante, Jesús y Gabriel, quienes desempeñan roles fundamentales en cada acción que emprenden.
A pesar del éxito que tienen en TikTok e Instagram, la familia no abandonó por completo su sustento económico. Mantienen un pequeño negocio de bebidas, que les permite generar ingresos mientras concentran la mayor parte de sus energías en el proyecto solidario. Esta combinación de sacrificio, creatividad y compromiso por parte de Dante y de su familia subraya la magnitud del esfuerzo colectivo que respalda la iniciativa liderada por Jorge. Juntos, demostraron que la solidaridad y la acción conjunta pueden abrir puertas a nuevas oportunidades para quienes más lo necesitan.
La notable penetración que alcanzaron los videos de la cuenta @jorgitoodiaz01 marcó un antes y un después en el alcance de este proyecto. La respuesta del público fue masiva, lo que provocó que los pedidos de colaboración se multiplicaran exponencialmente. Motivados por el ejemplo de Jorge y de su equipo, muchas personas decidieron dar el paso y unirse a esta ola de solidaridad. “Me mandan mensajes chicos de 13 y 14 años y me dicen: ‘mirá, estoy yendo a una plaza a ayudar a la gente’, y eso a mí me encanta”, sostuvo emocionado Jorgito, destacando el impacto positivo que su labor ha tenido especialmente entre los más jóvenes.
Al tiktoker le gusta finalizar los videos solidarios con un abrazo, un gesto que, según él, tiene un profundo significado. “Ese gesto les devuelve a las personas la importancia que creen que perdieron”, explicó, refiriéndose al poder de la conexión humana y el efecto restaurador que implica demostrarles que no están solos.
El impacto y el alcance de esta iniciativa llevaron al equipo a plantearse nuevos horizontes. Durante meses, diseñaron la idea de crear una fundación que les permita ampliar su labor solidaria. Este espacio serviría para continuar con las campañas actuales, y también para desarrollar programas educativos que puedan beneficiar a la comunidad. Entre sus ideas destacadas, planean brindar charlas gratuitas sobre liderazgo y superación personal, ofreciendo herramientas a quienes deseen crecer y contribuir positivamente con la sociedad. Estas reuniones, programadas para el próximo año son una muestra del compromiso continuo con la transformación social y con el empoderamiento de las personas.
“Mi sueño algún día es ser una leyenda, pero una leyenda de la solidaridad”, confesó el joven que inspira a miles de personas. Por último, prometió seguir con los videos para mostrar que hay esperanzas y que se puede salir adelante. “La misión es ayudar al prójimo sin juzgar”, enfatizó.