El sueño de Martín Merlini: un hospital más humano y tecnológico para los niños con cáncer

La iniciativa solidaria tiene un nombre: Proyecto S.O.i. ¿En qué consiste?

El sueño de Martín Merlini: un hospital más humano y tecnológico para los niños con cáncer
Matías Auad
Por Matías Auad 01 Enero 2025

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La Copa del Mundo que Martín Merlini sueña ganar no se parece a la que Lionel Messi levantó en Qatar. No es un objeto. Se trata de un proceso constituido por acciones con un fin a largo plazo: remodelar el Servicio de Oncología del Hospital del Niño Jesús. Su anhelo es transformarlo para que alcance el nivel de los mejores de Latinoamérica. Y, en ese camino, sanar el dolor de la pérdida de su primer hijo, Lucas, que en 2017 falleció a los meses de vida a causa de una enfermedad oncológica.

Martín no está solo. El equipo está integrado por su esposa Daniela Martinez Font, la Fundación del Padre Martín Martín Martín y cuatro “líderes”, como remarca. Este año recaudaron $24 millones y ahora el hospital cuenta con 15 camas pediátricas eléctricas de avanzada. “Cuando alguien está mal y se queda solo, encerrado en sí mismo, se agranda el dolor. Canalizar la energía para ayudar a los demás te da una sensación de paz y felicidad”, afirma.

La iniciativa solidaria tiene un nombre: Proyecto S.O.i. Surgió para honrar la memoria de Lucas, que tenía ocho meses cuando le diagnosticaron cáncer. Por la gravedad del caso, Martín y Daniela lo llevaron a ser operado en el Hospital Italiano (CABA).

Allí vivieron seis meses. Él es arquitecto especializado en desarrollo de equipos y ella es odontóloga. Por esa formación, durante la convivencia notaron diferencias entre el servicio del Italiano y el del Hospital de Niños de nuestra provincia.

“El Hospital de Niños está cubierto con los insumos necesarios, pero no con el equipamiento idóneo para los tiempos que corren en la sociedad en la que vivimos, en el mundo en el que vivimos y en el país en el que vivimos”, dice Martín, que no se quedó en la queja sino que se propuso aunar “la fuerza de la sociedad” para colaborar con el servicio donde se trata “la enfermedad más devastadora”.

“Los niños se merecen lo mejor del mundo. No podemos depender sólo del Gobierno, que tiene parte de su responsabilidad, pero vivimos en Argentina, con toda la complejidad que hay en cuanto a presupuestos y al ‘no hay plata’. Mi hipótesis fue: somos muchos, la gente necesita ayudar y pensé en canalizar esa energía”, explica.

Hay otra razón que los impulsó: el cariño. “Hemos tenido una contención familiar y de amigos muy grande. Mucha gente que no conocíamos y que estuvo pendiente, ayudando, colaborando, atentos. Sentíamos que debíamos devolver ese amor. No es lo mismo que alguien te agradezca por el servicio que brindaste a la gratitud por una ayuda genuina de entrega absoluta sin búsqueda de retorno”, cuenta.

Es así que comenzaron a acercarse al Servicio de Oncología Infantil para interiorizarse sobre las necesidades de los pacientes. Con la ayuda de la Fundación del Padre Martín Martín Martín, que Merlini integra y es encabezada por María Buffo, empezaron a cumplir los primeros objetivos. En diciembre de ese año donaron 18 catéteres, en junio de 2022 agujas tipo Huber y al mes siguiente cuatro sillas de rueda pediátricas, 36 juegos de sábanas, toallas y almohadas.

Hoy el Proyecto S.O.i tiene un master plan hacia 2050, pensado junto al Hospital y el Ministerio de Salud. “Este año empezamos a desarrollar un trabajo en equipo. La articulación público-privado permitió todo”, destaca Martín. Las dimensiones que se pretenden mejorar van desde la arquitectura de la sala hasta el equipamiento y la capacitación de médicos y enfermeros.

Martín, Daniela y María trabajan junto a Facundo Palacio, Luchy Ruiz Pérez de Nucci y Sofía Ferreira. A diferencia de otras entidades benéficas, la matriz de funcionamiento de este proyecto se parece cada vez más a la de una empresa solidaria.

“Estamos liderando el desarrollo de una organización con áreas de trabajo, con líderes profesionales idóneos, objetivos, procesos de selección y la construcción de voluntarios profesionales”, dice Merlini, que aclara que los tiempos son flexibles porque todo se hace a voluntad.

Este año el hit del Proyecto S.O.i fue la travesía solidaria desarrollada el 23 de marzo en El Cadillal: 500 personas se reunieron en la costa del dique para ver nadar a 39 atletas, que realizaron recorridos de seis y nueve kilómetros.

Los nadadores, representantes de cada uno de los pacientes de la sala de oncología del hospital, se escribieron en la espalda y en el gorro el nombre de los niños.

“Antes de la carrera ellos se conectaron con la familia y con los chicos. Los contuvieron. Se sensibilizaron. Cuando salían del agua, se abrazaron. La carga energética fue enorme. Ya estamos preparando la del año que viene”, anticipa.

Ciudadanos y empresas tenían dos vías para apoyar: compra de distancias simbólicas (100 metros costaban $5.000) y esponsoreo, con planes que iban desde los $100.000 hasta los $400.000. A las marcas, Proyecto S.O.i les ofrecía la promoción en los materiales de marketing, redes sociales, eventos previos y durante esa mañana de competencia.

Se sumaron 73 firmas. Miguel Martín, Nicolás Sánchez, Santiago Lange, José Meolans y Joaquín Correa, entre otras figuras, grabaron videos para que el mensaje llegue a la mayor cantidad de gente. Con la recaudación de $24 millones compraron las 15 camas nuevas.

Pero no es una cuestión de comodidad. Merlini recuerda que junto a su esposa dormían con Lucas en la cama del Italiano y allí encontraban el mayor espacio de contención con su bebé. “Es donde sucede todo. Es lo más fuerte que hay”, dice.

El equipo ya está pensando en 2025. Una de las ideas que barajan es armar una campaña para conseguir un resonador. Implicaría un cambio de escala en la atención. “Esto daría la posibilidad de hacer resonancias magnéticas en las mismas instalaciones del hospital para cualquiera que lo necesite. Es lo que nos pasó a nosotros en el Italiano. Es una de las tecnologías más potentes que hay. Hoy se tiene que tercerizar, lo que implica un presupuesto”, explica y se ilusiona.

Deberían juntar 1,3 millón de dólares aproximadamente. Ya hay tratativas con una fundación internacional, que aportaría el 10% del dinero. “Un dólar por un resonador”, sería la convocatoria para los ciudadanos.

Merlini no tiene dudas: el tucumano es solidario, pero aclara que necesita seguridad antes de aportar. Poder confiar en un equipo de líderes para dar el paso. Si tuviera que recomendar aspectos para encarar una cruzada solidaria diría: trabajar en equipo, desempeñarse con profesionalismo, demostrar transparencia para generar confianza y, sobre todo, tener sensibilidad para advertir las necesidades del que está al lado.

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