
“Un clavo saca a otro clavo” es una sentencia que viene desde la antigua Roma y que bien hoy podría asimilarse a otra, la de la necesidad política del gobierno de Javier Milei de haber impuesto un populismo de derecha para expulsar al populismo anterior, al agotado kirchnerismo, a quien ideológicamente en este primer año de acción, los resultados de la gestión le han pasado el trapo.
Si se combina el dicho dándole un giro a otro de prosapia peronista, “para un populista no hay nada mejor que otro populista”, eso podría significar que haber elegido a Cristina Kirchner como enemiga es una osadía por la capacidad que ella tiene de reinventarse, aunque no una locura porque con esa jugada no sólo el Gobierno le mantiene el respirador a la expresidenta, sino que obliga a que se diluya también quien ha sido factor esencial del aterrizaje de Milei en la Casa Rosada, llámese el PRO de Mauricio Macri.
El economista Mario Blejer acaba de decirle a un medio israelí que efectivamente el actual Presidente “es un populista, pero eso es lo que Argentina necesita ahora mismo" y definió su aparición (y la de sus ideas) como "una oportunidad dorada” que, de no ser aprovechadas, “será muy difícil salvar al país". El extitular del Banco Central sostiene que el problema de la Argentina es su “falta de competitividad”, lo que lleva al país a ciclos recurrentes y severos de retroceso que es lo que, en su visión, Milei ha comenzado a arreglar.
La gran pregunta
La gran pregunta a responder es, en el caso de la economía sobre todo, si las cosas habrían evolucionado aún mejor con formas más acordes no a la corrección política, sino al apego institucional. Esa asignatura que conlleva el respeto a los postulados que dieron origen a la Nación, el valor de los disensos y la aceptación de la crítica aún la debe el Presidente, pero ocurre que el romance con la sociedad lo lleva a ser cada vez más disruptivo sin importarle, por ahora, que el pasto no vuelva a crecer por dónde pasa su caballo. Blejer añade que “Milei es directo, propenso a declaraciones extremas” y concluye que “este populismo funciona bien”.
En general, el Presidente opera mayormente en solitario, como un cazador errante que carga las presas que va tomando al voleo y es eso lo que critica esencialmente Macri, la falta de sistematización y el individualismo. Así, hasta ahora “tan mal no nos fue”, le suelen decir desde La Libertad Avanza al expresidente, aún sin poner como ejemplo aquella gestión suya que, con todos esos chiches, pero sin audacia, naufragó.
Lo cierto es que Juntos por el Cambio no existe más y que el PRO casi se desintegró, con lo cual la armada mileísta parece que se ha decidido por el asalto final. Todos los días hay una deserción, las que se explicitan y las que no. Según un macrista porteño que quiere romper lanzas con el Gobierno (que no son muchos), “a Mauricio lo boludearon un año y ahora le comen fichas de todos los costados: no nos queda otra que pelear al menos para salvar la CABA”, sostiene, pese a que el expresidente todavía supone que la relación personal con Milei puede mejorar la ecuación.

Se sabe que el Presidente en materia económica confía en sus instintos, que le da juego al ministro Luis Caputo, pero no tanto y que en cuestiones de estrategia política deja buena parte del trabajo en los otras dos puntas del “triángulo de hierro”, sobre todo en manos del otro Caputo (Santiago), su asesor-estrella. Justamente, desde ese vértice, que hoy parece copado por los servicios de inteligencia, se apuntaron los cañones a la exAFIP (ARCA) y a la Unidad de Información Financiera (UIF).
Las nuevas coordenadas son las de borrar allí todo resabio de macrismo, aun poniendo a manejar esos lugares tan sensibles a funcionarios que jugaron fehacientemente para los K o desplazando a otros que los estaban acorralando con sus investigaciones o denuncias ante la Justicia. Ya se anunció que la UIF, por ejemplo, dedicada a destapar casos de lavado de dinero, no será más querellante en los casos de Hotesur y Cuadernos.
Este probable juego de moneda de cambio probablemente sirva para darle cierto aire a Cristina para que los kirchneristas voten finalmente a Ariel Lijo y a Manuel García-Mansilla como ministros de la Corte o en todo caso sólo al primero. Con picardía también y seguramente para no gastar todas las balas, entre los siete proyectos que han sido presentados en Extraordinarias (las partidas del Presupuesto 2023 de Sergio Massa ya ha sido reasignadas puertas adentro de Economía) está el denominado “Ficha Limpia” que reescribió el Gobierno para impedir a los condenados por corrupción ser candidatos o funcionarios, tras haberle hecho otra trapisonda al PRO en su momento al no votar el proyecto de Silvia Lospenatto. Si bien el texto parece taxativo en cuanto a que la exvicepresidenta no podrá ser candidata, se verá qué surge del toma y daca que comenzó y que este mismo lunes ya tendrá vía libre en el Congreso.
Todo este enredo de la alta política es elucubrado en los sótanos que comanda Caputo el Joven. En esos lugares, donde seguramente prima la maldad política que sistematizó Maquiavelo y que de manera explícita plasmó en "El Príncipe", a ese clásico se lo aditiva convenientemente en las usinas de la inteligencia artificial que nutren las redes sociales quienes, a su vez, difunden, embrollan y operan de tal suerte que nadie nunca sabe qué cosa es mentira y qué otra es verdad. ¿Mérito de la manipulación, peligro de que se note? De momento, la luna de miel cubre los pecados.
Con todo este panorama a sus espaldas, el Presidente ha iniciado un viaje que lo llevó primero a Washington DC, donde ya tiene agendadas varias reuniones durante el fin de semana, antes de asistir el lunes a la asunción de Donald Trump. Más allá de su gusto por mostrarse en tamaña reunión con lo más granado de su mundo ideológico, la premisa central de Milei es empezar a avanzar en un Tratado de Libre Comercio (TLC) unilateral con los Estados Unidos, uno de sus objetivos principales, algo que el Mercosur veta expresamente. Seguramente, también se buscará atenuar la cuestión arancelaria que Trump ha prometido para todas y todos.
Antes de eso, el domingo a las 15, el Presidente se reunirá con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva quien sabe que ahora, con el padrinazgo de Trump y con los números fiscales que acaba de presentar la Argentina, habrá vía libre para un nuevo Acuerdo. Más allá de los precios desinflados (para ensueño de Milei, los mayoristas subieron 67%), por primera vez en 16 años, Economía anunció que en 2024 hubo superávit fiscal primario (ingresos menos gastos del Estado, sin contar los intereses de la deuda) que equivalen a 1,8% del PBI, mientras que el excedente financiero (con el pago de intereses) fue de 0,3% del PBI.

De allí, que el FMI hable de 5% de crecimiento para este año y otro tanto para 2026 y que el dato sea seguramente el prolegómeno del anuncio, movida que implicará el desembolso de fondos frescos. No faltarán voces que criticarán el endeudamiento porque el Fondo está de por medio, pero más allá de la mejor tasa, lo que hay que advertir es que buena parte de lo que entrará no será plata nueva (mayor deuda), sino reemplazo del “rojo” que hoy tienen las Reservas, ya que desde el gobierno anterior hay allí un gravísimo bache (una parte se le debe a los depositantes en dólares que están en los bancos) que no se puede cubrir. De esta manera, las Reservas volverán a ser positivas y el subproducto es que el cepo podría levantarse.
A Suiza
Luego, el miércoles, el Presidente llegará a Suiza para participar del Foro Económico Mundial, que se celebrará en Davos y allí, será orador ante empresarios, líderes y académicos de todo el mundo bajo el lema de “colaboración para la era inteligente”. Nadie cree que el espíritu de Milei lo lleve del todo por esos caminos técnicos, ya que su palabra es esperada desde la política.
El año pasado, él hizo su presentación en sociedad con un discurso más que provocativo: “hoy estoy acá para decirles que Occidente está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender sus valores se encuentran cooptados por una visión del mundo que inexorablemente conduce al socialismo y, en consecuencia a la pobreza”, se despachó como para romper el hielo y para darse a conocer.
“Los principales líderes del mundo occidental han abandonado el modelo de la libertad por distintas versiones de lo que llamamos colectivismo”, recalcó.
Si un clavo desplaza a otro clavo, si hay un populismo, en fin, que penetra en la madera y que empuja para afuera al populismo anterior (“el que se necesitaba”, diría Blejer) y se empieza a dar el recambio de la clase dominante por una nueva burguesía que, con el mismo ejemplo, corre de escena a otra burguesía (aunque queda claro que de los flecos se quedarán prendidos los empresarios de siempre o los arribistas que nunca faltan), ya aparece dibujada en el horizonte una instancia que seguramente el Presidente no querría que se note tanto: hay en ciernes una nueva casta dedicada a sacar del mismo modo a la casta anterior: la vieja política empieza a parir a sus hijos. Y a este punto debería prestársele atención, porque silenciosamente ya se está dando.