El riego es clave, y debe ser eficiente

Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. Se trata de un recurso vital para la humanidad, para los animales y para las plantas. Muchas zonas productoras del mundo se nutren con el agua de lluvia, pero muchas otras se encuentran en zonas menos beneficiadas, y deben usar el riego. Esta tecnología debe ser utilizada adecuadamente.

El riego es clave, y debe ser eficiente
15 Marzo 2025

El agua es viva y sin ella es imposible vivir. Debido a ello, su cuidado es fundamental.

En esto se debe trabajar mucho y generar conciencia, porque cuando abunda no nos damos cuenta de su importancia y somos totalmente descuidados en su uso.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dedican el 22 de marzo de cada año a impulsar diferentes acciones para implementar sus recomendaciones y a promover iniciativas concretas dentro de los países que conforman el organismo, que apuntan a concienciar a la sociedad sobre la importancia de hacer un uso responsable y eficiente de los recursos hídricos.

El origen del Día Mundial del Agua se remonta a la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida también como la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992. Durante este evento se adoptó la resolución de instaurar una jornada dedicada a enfatizar sobre la importancia del agua dulce.

Se debe trabajar mucho para sensibilizar acerca de la gestión sostenible de los recursos hídricos y de destacar el papel vital del agua en el desarrollo sostenible, abordando la crisis hídrica y apoyando la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible, garantizando el acceso al agua y al saneamiento para todos de aquí a 2030.

El agua es un recurso natural de extrema necesidad para la vida en todo el planeta. Por lo tanto, su adecuada utilización resulta vital para que el hombre, los vegetales y los animales puedan vivir y multiplicarse.

En lo que respecta a la producción de alimentos a nivel mundial, el agua es fundamental para que el hombre de campo, mediante su trabajo, produzca los alimentos necesarios para toda la humanidad.

Es interesante destacar que 10 días atrás, el calor y la falta de lluvias preocupaba a todos. Llegaron las lluvias con fuerza y las inundaciones en Bahía Blanca y en otras zonas del país asustaron a todos.

Sin duda que los defectos y excesos resultan preocupaciones permanentes; y debido a ello, gestionar este recurso resulta fundamental.

En lo referente a lo productivo, sin agua es imposible producir y por ello, en todas las regiones productoras de alimentos del país existen instituciones, investigadores y empresas que se dedican al desarrollo, al estudio y a la evaluación de diferentes estrategias de riego, que permitan ahorrar la mayor cantidad posible de agua para minimizar el impacto sobre la productividad.

Se trata de investigaciones orientadas no solo a hacer un uso más eficiente del recurso, sino también a mejorar el entendimiento sobre las necesidades hídricas de los cultivos en los ambientes particulares de la Argentina.

Todos sabemos que el cambio en el clima transformó el régimen de precipitaciones y de temperaturas a escala global. Y la Argentina no es ajena a esta situación. En este punto, el problema radica en que, en el campo, la actividad vinculada con la producción de alimentos tiene una fuerte dependencia del clima.

Origen

El recurso agua en general proviene de las lluvias, de la nieve o de los deshielos. Pero en el caso de los cultivos que se realizan en diferentes partes del mundo, cuando no alcanza con las precipitaciones, en general, el hombre recurre al riego para lograr producir adecuadamente.

Al sembrar o al plantar para producir alimentos, el hombre de campo debe entender el rol del agua y los mecanismos que utilizan las plantas para reconfigurarse frente a la falta o el exceso, y seguir produciendo sus frutos.

Los especialistas en estudiar el comportamiento de las plantas frente al agua en exceso o defecto indican que el agua es un elemento esencial para la producción debido a que proporciona un medio para la absorción y para el transporte de nutrientes a los tejidos. Además, el agua también mantiene la temperatura de la planta, evitando que los órganos se sobrecalienten, ayuda a regular la cantidad de oxígeno disponible en la planta, mantiene la turgencia de los tejidos, permite el crecimiento e interviene en numerosos procesos metabólicos fundamentales, como la fotosíntesis, reduciendo el estrés de la planta y evitando el daño por sequía.

El clima siempre fue un factor de riesgo para la producción agrícola. Y en este contexto, la contingencia por la escasez de precipitaciones se ve incrementada.

Muchas zonas productoras del mundo funcionan con el agua de lluvias; pero muchas otras de ellas que se encuentran en zonas menos beneficiadas por las lluvias deben utilizar el riego.

Cuando esto sucede, el manejo es prioritario para que la agricultura pueda funcionar. Pero esta tecnología requiere ser usada adecuadamente y de manera eficiente.

Es por eso que el sector productivo, las instituciones y, por supuesto, los administradores del recurso deben hacer todo lo posible para un eficiente uso del agua, beneficiando a los cultivos y a todos en general, debido al ahorro que se hace de este vital elemento de la naturaleza.

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