
La industria vinícola europea enfrenta una amenaza significativa debido a la reciente advertencia del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles del 200% a productos como el vino, el champán y otros licores europeos. Esta medida surge en respuesta a los aranceles de represalia que la Unión Europea planea aplicar a ciertos productos estadounidenses, incluyendo el whisky, a partir del 1 de abril. Productores de países como Francia, Italia y España expresan su preocupación, especialmente las bodegas más pequeñas, que podrían verse gravemente afectadas por estos elevados impuestos. En Francia, la Federación Francesa de Exportadores de Vinos y Licores advierte que un arancel del 200% sería devastador para la industria, cuyas exportaciones de vino y licores a Estados Unidos alcanzan los 4.000 millones de euros anuales. Gabriel Picard, líder de la federación, señaló que con tales aranceles, el mercado estadounidense prácticamente desaparecería para ellos. Mientras tanto, en Italia, el sector vitivinícola solicita cautela, esperando que las negociaciones entre Bruselas y Washington eviten una escalada en la disputa comercial. Estados Unidos representa el principal mercado para el vino italiano, con ventas que han triplicado su valor en las últimas dos décadas.
España, por su parte, también muestra preocupación, especialmente en la producción de cava. Estados Unidos es el segundo mercado más importante para este vino espumoso, y productores como Mireia Pujol-Busquets, propietaria de la Bodega Alta Alella, temen perder años de esfuerzo en la construcción de su marca en territorio estadounidense. Aunque anteriormente lograron absorber un arancel del 25% impuesto por la administración Trump, consideran que un aumento al 200% sería insostenible. La industria vinícola española representa aproximadamente el 2% del PIB del país, lo que subraya la gravedad de esta posible medida arancelaria