¿Por qué se percibe que hay más inflación?

Sonia López se para frente a la pizarra de una carnicería. “¿Cómo subió la carne?”, exclama, mientras se agarra la cabeza porque lee que un corte de lomo rollizo roza los $ 18.000 el kilo. La escena se observa en Yerba Buena, en un negocio de venta masiva, no premium. Según los datos oficiales, en febrero, los principales cortes se incrementaron un 11% en promedio. Pero la inflación marcó n 2,9%. La mujer, al ser consultada por LA GACETA, reconoce que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) no refleja lo que ella gasta diaria y mensualmente. La economía hogareña se ajustó porque el poder adquisitivo del salario no es el mismo.

El IPC es un promedio de los precios minoristas de un conjunto de bienes y servicios que representan el consumo de los hogares. De allí el histórico interrogante: ¿por qué la sociedad percibe que los precios varían a una mayor velocidad que los que marca la inflación? La primera respuesta está relacionada con la estratificación social. No es lo mismo el impacto de las variaciones en los sectores más vulnerables a los cambios económicos que aquellos que tienen un ingreso mensual por encima de la canasta básica total (alimentación más gastos necesarios para vivir). La segunda es más técnica: se relaciona con la composición de la canasta de bienes y servicios relevados mensualmente por los organismos estadísticos oficiales. En el caso de Tucumán, indica el director de Estadística, Raúl García, se observan las variaciones de los precios en 640 artículos y servicios. Hace algunos días, el portal Bloomberg Línea observó que en la Argentina, en la que la sociedad padeció los efectos de una inflación descontrolada, desconfía de los datos oficiales. Por eso recordó que las autoridades del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) prometieron actualizar esa canasta para que sea más representativa de los gastos actuales, incorporando servicios modernos (internet, streaming o servicios audivisuales) y eliminando aquellos productos que hoy resultan obsoletos. Además, el medio internacional precisó que otro de los problemas clave es la “subrepresentación de los servicios en la canasta básica”. Detalló que, si bien los alimentos y los servicios públicos tienen una ponderación significativa en el índice, la baja participación de servicios esenciales como la sanidad privada, la educación y las suscripciones digitales no refleja con precisión los patrones de gasto de los argentinos. El aumento de los precios de los alquileres, los servicios públicos, el servicio de telefonía móvil y el transporte público superaron la suba de los precios de los alimentos durante los primeros 15 meses del mandato del presidente Javier Milei. Sin embargo, advirtió que estas cuatro categorías en conjunto tienen una ponderación menor que los precios de los alimentos en el índice.

Actualizarse cada cinco años

El director de Estadística de la Provincia reconoce que hay consenso entre los organismos en considerar que la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) debiera actualizarse cada cinco años y no luego de una década, de tal manera de acompañar las nuevas tendencias y hábitos de consumo de los argentinos. Se trata de la única encuesta que permite tomar la fotografía completa de los hogares argentinos mediante el relevamiento de sus ingresos y sus gastos. Sus resultados muestran la estructura social y económica del país, contribuyendo así a la planificación de políticas públicas, define el Indec. Sin embargo, el principal muro que hay que traspasar para que esto sea posible es el financiero: no hay presupuesto para este tipo de relevamientos.

Mientras tanto, Tucumán avanza en la elaboración de una calculadora de inflación personalizada. García, en ese sentido, señala que ese índice permitirá al público calcular su propio Índice de Precios al Consumidor tomando como base sus gastos mensuales. De acuerdo con las estimaciones oficiales, esa aplicación estará disponible a partir del mes que viene.