Del potrero al mundo: la disciplina que crece a pasos agigantados en Argentina

El mini football es un fenómeno que revoluciona el deporte y gana terreno en nuestro país con velocidad, estrategia y espectáculo.

DE SELECCIÓN. El mini football se está haciendo su lugar en Argentina. DE SELECCIÓN. El mini football se está haciendo su lugar en Argentina. Gentileza José Martí
31 Marzo 2025

En una sociedad contemporánea caracterizada por su orientación hacia la inmediatez y a la eficiencia, el mini football emerge como un fenómeno que encarna estas dinámicas culturales. Con partidos breves y dinámicos, esta modalidad redefine las fronteras del entretenimiento y del deporte globalizado. La figura de José Martí, embajador del mini football en Argentina, sobresale como un actor clave en la promoción y expansión de esta disciplina en un país profundamente arraigado en la pasión futbolística.

Martí, heredero de una tradición familiar marcada por el fútbol, es sobrino-nieto de José “Tato” Medina, integrante del histórico Estudiantes de La Plata que conquistó la Copa Intercontinental en 1968. Este linaje deportivo se tradujo desde su infancia en un entorno en el que el fútbol se vivía como un estilo de vida. “En Argentina, el fútbol trasciende lo meramente competitivo y se convierte en un vector de identidad, alegría y transformación social”, reflexiona Martí. Estas vivencias tempranas lo guiaron, de una forma u otra, hacia su actual rol como embajador del mini football, una disciplina que busca redefinir las experiencias futbolísticas en el país.

El mini football, concebido en Inglaterra durante la década de 1980, se distingue por sus características únicas. Equipos compuestos por entre seis y nueve jugadores compiten en canchas reducidas y en partidos que oscilan entre los 25 y 40 minutos de duración, que generan un ritmo intenso y estratégico. “Esta modalidad requiere de una atención constante y una rápida toma de decisiones, lo que la hace exigente para los jugadores y fascinante para los espectadores”, señala Martí. Además, su diseño inclusivo y accesible lo convierte en una opción viable para personas de diferentes edades y niveles de habilidad. Este enfoque se alinea con los principios de la World Mini Football Federation (WMF), el organismo rector que ha expandido su presencia a 144 países y que aspira a llevar esta disciplina a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.

Desde su incorporación a la WMF en 2019, Martí viene desempeñando un papel fundamental en la estructuración y promoción del mini football en Argentina. Su labor implica la organización de competencias, la formación de alianzas estratégicas entre el sector público y privado, y la captación de talentos emergentes.

Uno de estos casos es el de Gonzalo Barros, un tucumano de 42 años convocado recientemente a la selección, quien personifica el espíritu inclusivo y competitivo del mini football. Martí destaca cómo, al viajar a torneos internacionales, los jugadores argentinos experimentan algo que antes parecía un sueño. “Es increíble ver cómo en otros países los chicos son recibidos con entusiasmo, les piden autógrafos. Es un sueño cumplido para ellos y para todos los que trabajamos en esto”, destaca.

La WMF organiza mundiales cada dos años siguiendo un formato inspirado en los torneos de fútbol 11, pero con una diferencia significativa: la exclusión de jugadores afiliados a FIFA o al futsal profesional. Esto permite que el mini football actúe como un semillero de nuevos talentos.

Martí subraya que este modelo democratiza el acceso al deporte, brindando oportunidades a quienes no lograron consolidarse en el fútbol tradicional. “En nuestras selecciones encontramos estudiantes, trabajadores y jóvenes que, gracias a su esfuerzo y al apoyo de patrocinadores, logran representar a su país”, explica. La pasión con la que Martí habla del mini football denota una magia que sólo una persona que ama lo que hace puede transmitir, y su objetivo es claro. “Queremos que este deporte sea una herramienta para transformar vidas y dar oportunidades donde antes no las había”, afirma.

El atractivo del mini football abarca su potencial económico y mediático. Eventos como la Copa Potrero, organizada por Sergio “Kun” Agüero, ilustran la capacidad de esta disciplina para atraer patrocinadores de renombre como ESPN y YPF y, por consiguiente, la posibilidad de ofrecer premios significativos. Paralelamente, la difusión a través del streaming y la colaboración con influencers ampliaron su alcance. Martí resalta iniciativas como la Kings League, que viene revolucionando la relación entre deporte y entretenimiento, con un formato que responde a las demandas de una audiencia que valora el dinamismo.

A pesar de los desafíos financieros y logísticos inherentes al desarrollo de un deporte emergente, Martí se muestra optimista respecto al futuro del mini football en Argentina. Entre los hitos recientes, destaca un evento clave en Trancas, donde, gracias al apoyo del secretario de deportes local, el equipo argentino pudo reunir los requisitos necesarios para asistir al próximo mundial. “Ese empujón fue decisivo para que nos aprueben la postulación. Ver el compromiso de los jugadores nos llena de energía para seguir adelante”, asegura Martí.

Con miras al futuro, el próximo mundial en Azerbaiyán representa una oportunidad para demostrar el potencial competitivo del mini football argentino. Martí destaca que el éxito en estos eventos podría ser el trampolín necesario para afianzar la disciplina en el panorama nacional. Cuando se le pregunta sobre sus objetivos a largo plazo, su respuesta denota una ambición inquebrantable. “Si me preguntás dentro de unos años, te voy a decir que para 2027 queremos estar peleando por ganar el mundial”, concluye con una ilusión contagiosa. (Producción periodística: Sofía Lucena)

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