Pertenezco a una época, no muy lejana, donde el ver una vieja foto te hace llorar o sonreír y evocar un tiempo pasado donde se descuelgan de tu memoria múltiples vivencias , que si te animas las escribes o las cuentas. Por suerte existe LA GACETA, con el esfuerzo y el profesionalismo de Federico y Jorge, que día a día nos muestran fotos y comentarios de acontecimientos que para los jovencitos quizás no tengan sentido ni importancia y que de a poco están desapareciendo por el uso y abuso de los celulares. El trolebús eléctrico en mi niñez fue un acontecimiento único y espectacular; acostumbrados a los tranvías, con su ruidoso y lento andar; o a los coches de plaza, tirados por un caballo, de repente aparecen estos modernos medios de transporte que eran un lujo; no se él motivo, pero tuvieron poca vida. Estas unidades, para darle un buen uso, fueron convertidas en colectivos y ómnibus con “tiradores” o “trole”; pasaron a ser los temibles y odiados “Cintas de Plata”, móviles policiales o unidades de traslado que a cierta hora te alzaban de cualquier lugar sin mediar palabra, algo similar al moderno y actual “trencito“ que con camionetas y motos hoy, con idéntica metodología, transita por nuestras calles, a pesar que a veces puedan estas medidas parecer injustas, y a veces pagan justos por pecadores. Es una riesgosa y eficaz presencia y actuación policial, y así como antes gritábamos “¡viene el Cinta!” y ahora dicen “viene el trencito!”, era y es la señal de correr y meterse en nuestras casas, y si no es por necesidad extrema, no salir..
Francisco Amable Díaz
Franciscoamablediaz@gmail.com




















