
Atlético Tucumán sufrió, ganó y mira el futuro con optimismo
Ganar no era una cuestión de vida o muerte, pero sí una urgencia. El triunfo de Atlético ante All Boys iba a quedar rápidamente en el olvido si anoche el equipo de Lucas Pusineri no salía airoso. De hecho, en las tribunas del Monumental durante todo el primer tiempo reinó el mal humor. Lo que daba cuentas de que el bálsamo conseguido en Rafaela le había dado cuerda al equipo solamente hasta que Hernán Mastrangelo marcó el inicio del partido.
La primera etapa tuvo un nivel muy pobre, similar a los 90 minutos por Copa Argentina y no solo en el “Decano”, también en el equipo de Pedro Troglio que parecía haber llegado a Tucumán sin demasiadas expectativas. Que Manuel Roffo y Juan González no hayan tenido ni una atajada en el primer tiempo fue la clara señal que el partido fue mal jugado.
Eso sí, en la última del primer tiempo Mateo Coronel abrió el marcador con un gol que no es digno del “37”, ya que vino con una carambola. Claro, lo importante es que la pelota entró y que, cuando no pasaba nada, el “Decano” se iba a los vestuarios con un 1-0 muy valioso desde lo anímico.
Ni hablar cuando a los 4 minutos del complemento, Miguel Brizuela estampó el 2-0, el estadio ingresó a punto de ebullición y la fiesta parecía desatarse. Pero Atlético es, a veces, autodestructivo y así se dejó estar hasta que llegó el empate del partido. En la foto de los goles en contra quedará Gianluca Ferrari, que cometió las dos infracciones que terminaron en goles. Primero un penal un tanto infantil, luego de una infracción innecesaria que terminó en un golazo de tiro libre de Alex Luna (que antes había castigado de penal a Juan González).
El empate de Instituto encendió otra vez a los hinchas, pero esta vez de manera negativa. El nerviosismo y los insultos se hicieron presentes y la presión recayó sobre los jugadores del local. En ese momento, desde los pupitres se podía predecir que el partido no iba a terminar 2-2.
Es que Instituto lejos de conformarse con levantar un 0-2, apenas marcó el empate los jugadores primero festejaron, luego corrieron para que Atlético saque del medio rápido, y en cada reposición se podía ver a los jugadores de la “Gloria” tratando de agilizar el trámite del partido, el “Decano” estaba mal herido y los de Troglio se empeñaron en llevarse los tres puntos de Tucumán. Eso terminó beneficiando al local.
En ese desorden generalizado, el “Decano” sacó rédito y después de tirar la pelota varias veces al área, Lucas Rodríguez se la dejó servida a Nicolás Laméndola que se anticipó a todos, para estampar el 3-2 agónico que hizo explotar de felicidad otra vez a la parcialidad “decana”.
Vale resaltar el trabajo de Atlético, que no bajó los brazos pese a recibir los dos goles de pelota parada. En líneas generales el segundo tiempo no fue vistoso, pero vaya que estuvo plagado de emociones. Los cuatro goles en el complemento demostraron lo impredecible que es el fútbol, después de un primer tiempo deslucido, los simpatizantes se fueron con la sensación de haber presenciado un partidazo.
“Era necesario cortar la hemorragia”, dijo Pusineri y el “Decano” lo logró en un partido que pintaba para ser un bodrio y terminó siendo bastante entretenido. Ganar o ganar, esas eran las opciones que tenían los pupilos de Pusineri y entendieron muy bien la consigna. Habrá que esperar la semana para saber como terminaron algunos jugadores, que se retiraron con molestias, como ser el caso de González, Franco Nicola, Matías Orihuela y Coronel.
Quedará para analizar, la demora en los cambios, con jugadores muy cansados después del trajín de la semana, aunque la molestia del arquero le hizo guardarse una variante hasta el final del partido y cuando se decidió, el “23” le terminó dando la victoria. Laméndola tocó una vez la pelota, fue la que le valió un triunfo y un desahogo tremendo para jugadores, cuerpo técnico, hinchas y directivos. Quedarán cuatro partidos para el final del torneo y Atlético se acomodó en la tabla como para tener expectativas para las próximas semanas.