
TEL AVIV, Israel.- La madre de un soldado israelí que está secuestrado en Gaza anhela su retorno, pero como muchos familiares de rehenes está angustiada y teme que la reanudación de los bombardeos israelíes expongan aún más la vida de los cautivos. “Nuestros hijos están en peligro”, afirma Herut Nimrodi. Su hijo Tamir tenía 18 años cuando fue llevado a Gaza como rehén el 7 de octubre de 2023. “Lo único cierto es que la presión militar sobre Gaza pone en peligro a los rehenes”, dijo.
De los 251 rehenes capturados durante el ataque sin precedentes de Hamas contra Israel, 58 siguen cautivos en Gaza, incluidos 34 que el ejército israelí estima que están muertos.
Una tregua que duró del 19 de enero al 17 de marzo permitió la liberación de 25 rehenes y la devolución de los cuerpos de ocho de ellos que fallecieron en cautiverio, a cambio de la excarcelación de cerca de 1.800 presos palestinos. Este cese el fuego terminó el 18 de marzo, cuando Israel reanudó su ofensiva en Gaza, con intensos bombardeos.
Tamir era soldado en el organismo que coordina los asuntos civiles en los Territorios Palestinos. Nimrodi lo describe como “feliz, curioso, altruista y creativo”. El 7 de octubre, Tamir logró enviarle un mensaje en medio de la andanada de cohetes que Hamas lanzó desde el amanecer. Después, fue tomado como rehén junto con otros dos soldados que murieron dos meses después en Gaza, en circunstancias que se desconocen.
Más presión militar
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su gobierno insisten en que aumentar la presión militar es la única forma de obligar a Hamas a entregar a los rehenes, vivos o muertos. “Durante un año y medio, eso no ha funcionado. Lo que ha funcionado son las negociaciones y la presión (del presidente estadounidense Donald Trump)”, defendió Nimrodi que acusa a su gobierno de no dar prioridad al retorno de los cautivos.
Se cree que Tamir es uno de los rehenes que siguen con vida, pero no ha habido ninguna prueba sobre su estado. Su madre asiste a las marchas que organizan los familiares de los rehenes en Tel Aviv, aunque no hay consenso sobre la mejor estrategia para lograr el retorno de sus seres queridos.
Tzvika Mor, cuyo hijo Eitan fue secuestrado en el festival de música Nova, cree que la fuerza es la mejor forma de proceder. “Hamas no va a liberar a los rehenes de buena voluntad”, sostiene. Dani Miran, cuyo hijo Omri, de 48 años fue secuestrado en su casa, en el kibutz Nahal Oz, discrepa. “El miedo a que nuestros rehenes sean heridos en los bombardeos del ejército israelí es constante”, dice Miran.