12 Abril 2025
Los que son supersticiosos le advertirán a Charles Leclerc que podría llegar a tener siete años de mala suerte. Es que después de ver como se desprendió uno de los espejos de la Ferrari que piloteó durante el tercer entrenamiento, es inevitable la relación con la creencia. Fue en la recta corta del circuito de Bahrein donde se corre la cuarta fecha de la Fórmula 1. En el sector simplemente se ve que uno de los retrovisores, el izquierdo, desaparece en la imagen de la cámara que va en el auto del monegasco.
La creencia de los años de mala fortuna es de origen romano. La vida, según ellos, se daba en ciclos de siete años. Cuando hubo espejos de vidrio, surgió el mito de que al romper un espejo, el alma se quedaría encerrada entre los pedazos rotos.
Sin embargo, Ferrari tiene una manera de evitar el maleficio: por estas horas alguien debería recoger todos los pedazos, juntarlos en una bolsa de papel o de tela y tirarla a un río caudaloso, para que se lleve lejos la mala suerte, o enterrarla bajo la tierra. Teniendo en cuenta que la carrera se disputa en un país que está en el corazón del desierto, es más práctico que el que ajustó mal ese espejo entierre los restos o quizás el mismo Leclerc, para garantizar quizás la infectividad de la creencia, deba enterrarlo él mismo. Eso sí, antes de las 13, momento en el que se largará la Clasificación, donde ocupará el tercer puesto que consiguió con el espejo ya desprendido, indicio de que el maleficio no sería tan dramático.
SE LE VOLÃ EL ESPEJO A LECLERC JAJAJA pic.twitter.com/N2QJVoNyZU
— (@ColapintoFiles) April 12, 2025
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