Estados Unidos, más cerca de ser Argentina

Por Gustavo F. Wallberg para LA GACETA.

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Estados Unidos, más cerca de ser Argentina
13 Abril 2025

La idea básica es sencilla: si el proteccionismo sirviera para crecer, Argentina sería la principal potencia mundial. Pero no lo es. ¿Qué pretende Donald Trump? O es ignorante, al menos de historia argentina, o busca otra cosa al subir las tarifas a las importaciones.

El proteccionismo particular aislado podría ser positivo para el sector protegido aunque no útil para la sociedad pues algunos serán perjudicados, como quienes consumen el producto nacional que resulta más caro que el importado y peor cuando la protección se prolonga y los bienes comienzan a ser de menor calidad que los extranjeros equivalentes porque no hay incentivos de competencia. Además habría que sumar, aunque menos visibles, las pérdidas por todas las actividades que no se realizan porque los recursos necesarios, humanos, físicos y de capital, están empleados en actividades menos eficientes.

Lo usual es defender esta táctica mientras sea temporal, la política de la industria en la infancia. Proteger hasta que las empresas maduren, ganen economías de escala y sean competitivas. El riesgo es que nunca pase. Argentina es un mercado pequeño por lo que no se gana escala sin salir al exterior y a competir se aprende compitiendo. Aparece entonces la queja por los puestos de trabajo, la competencia desleal y así y se pide prorrogar la protección. Infancia eterna.

No termina. Vaya el fútbol como introducción. Para un equipo puede servir tener árbitros a favor. Solo, más o menos pelearía entrar a rondas finales, de vez en cuando pelearía el descenso. Con árbitros a favor podría clasificar a copas internacionales, hasta soñar con algún campeonato. Los empleados del club, contentos, los hinchas también, los dirigentes reelectos y los árbitros pagados mucho más. Sin embargo, es posible que el esfuerzo en desarrollar divisiones inferiores se debilite pues ya no harían falta, y lo mismo podría pensarse de incorporaciones de calidad, porque los árbitros compensarían las carencias. También habría que analizar cuántas personas seguirán al equipo pues saben que los resultados están arreglados y que no verán fútbol de buena calidad. Y empeora. ¿Acaso los otros clubes se quedarán tranquilos? Una posibilidad es que comiencen ellos a volcar árbitros. El dinero se dirigirá a las coimas, no a la calidad, que empeorará en general, y todo ese deporte dejará de ser negocio. Al final perderán todos.

Eso pasa con el proteccionismo generalizado. Los recursos se destinarán a mantener el favor oficial, los políticos buscarán compensar la baja eficiencia que implica malas condiciones laborales regulando cada vez más las tareas cargando costos que serán trasladados al consumidor y aumentarán la protección creyendo que así aseguran la actividad económica, pero habrá menos ahorros, menos inversiones y mercados de capitales más pequeños, por lo tanto menos crédito, simplemente porque las empresas no generarán ganancias reales. Y en definitiva quedará una maraña regulatoria donde no haya algunos que ganen a costas de otros sino costos cruzados con un resultado neto total negativo. Menos actividad, menos empleo en blanco, menos innovaciones, menos movilidad social ascendente, menores salarios, mayores precios.

Un ejemplo de la complejidad de problemas es la protección efectiva. Esto es, la que considera no sólo la tarifa sobre el bien final sino también sobre los insumos. Es posible que el aumento general de los aranceles lleve a un incremento en costos por insumos importados que resulte en pérdidas por la caída en ventas debidas a la suba del precio final. En consecuencia, el resultado puede ser inverso al buscado.

Otro punto: en una confusa y errada crítica al monetarismo como explicación de la inflación Axel Kicillof se burló de quienes dicen que la emisión de dólares en EEUU no provoca inflación porque son dólares. No entiende que no es una excusa para “salvar” una anomalía. El enfoque monetarista se sostiene en la demanda por dinero, no en la oferta. Cuando ésta supera la demanda, es decir, cuánto del ingreso quiere conservarse como dinero, las personas se sacan de encima el exceso a través de aumentar la demanda por bienes. Si no hay respuesta suficiente de la oferta de bienes ahí aumentan los precios. Que haya demanda por una moneda en particular es clave para que su emisión no provoque inflación. Y el mundo demanda dólares. Por eso quienes venden a los EEUU los aceptan, y al mismo tiempo esas importaciones son el aumento de oferta de bienes que ayuda a mantener a raya los precios internos. Elevar los aranceles puede trabar ese circuito. Entrarán menos artículos importados y tal vez salgan menos dólares por lo que es posible que se observe un aumento general de precios dentro de EEUU, incluso en bienes en cuya producción no intervengan insumos importados.

Entonces, ¿para qué subir aranceles? Puede ser una táctica de negociación. Es cierto que hay bastante asimetría comercial en contra de EEUU en cuanto aranceles y barreras para-arancelarias, al margen de casos puntuales de esas conductas por parte de EEUU. Así, Trump rompería todo para que los jefes de gobierno de otros países busquen renegociar los tratos comerciales. Como actuó durante su vida empresarial, igual actuaría ahora. ¿Funcionará? Puede ser, pero es peligroso. Un país es más complejo que una empresa. Millones de personas involucradas, intereses económicos y políticos en juego. El mundo no tiene por qué responder como otro empresario o como un consejo municipal. Trump lo sufrió el miércoles en su propio país y retrocedió, cosa que había asegurado que no haría.

Sin embargo, hay algo peor. Tal vez al final funcione y se negocie cierta paridad de tratamiento comercial. La economía tendrá una pausa y en el corto plazo crecerá más lento de lo previsto. Pero EEUU habrá perdido credibilidad. Un día el Presidente sube aranceles, otro día los suspende. Un año ganan elecciones los más liberales y revierten el proteccionismo, cuatro años después los más intervencionistas y reviertan las liberaciones. ¿Cómo invertir si no hay tranquilidad sobre la continuidad de las reglas básicas? Algo así como Argentina.

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