A Pusineri y a todo Atlético Tucumán, la derrota contra San Lorenzo le dejó una gran enseñanza

El "Decano" necesita mucho más que sólo buenos momentos. Quedan tres partidos para que la esperanza no se desvanezca.

NADA PARECE ALCANZAR. Atlético jugó un buen primer tiempo, pero en el complemento San Lorenzo terminó venciéndolo. NADA PARECE ALCANZAR. Atlético jugó un buen primer tiempo, pero en el complemento San Lorenzo terminó venciéndolo. MATÍAS NAPOLI ESCALERO, especial para LA GACETA

Hay derrotas que duelen más que otras. No se trata de haber jugado mal, todo lo contrario. El fútbol desplegado por Atlético merecía más, por eso la caída frente a San Lorenzo dejó esas sensaciones: la de haber estado cerca, la de haber hecho méritos, la de haber hecho todo (o casi todo) bien. Y aun así el “Decano” se volvió a Tucumán con las manos vacías.

Pero en un torneo corto como el Apertura no hay mucho tiempo para lamentos. Los días posteriores a una derrota como la del sábado en el Nuevo Gasómetro invitan a la reflexión, sí. A revisar errores, a analizar lo que faltó y lo que sobró. Pero también obligan a una mirada hacia adelante, urgente y necesaria. Atlético tiene tres partidos para evitar que la esperanza se desintegre. Tres partidos para demostrar que, aunque el camino haya sido irregular y muchas veces frustrante, todavía puede reescribirse el final.

La primera mitad en el Bajo Flores fue, según palabras del propio Lucas Pusineri, fue el mejor primer tiempo desde que el entrenador retornó al club. Un equipo que presionó alto, que recuperó rápido, que movió la pelota con criterio. Un Atlético que, por momentos, pareció tener el partido bajo control. Que incomodó a San Lorenzo hasta al punto de hacerlo recibir reproches de su propia hinchada.

“Dominamos hasta los 41 minutos del primer tiempo y tuvimos las dos situaciones más claras del partido. Después hubo un desconcierto y San Lorenzo se animó un poco más”, analizó el DT, con un dejo de resignación. Porque sabe que el fútbol se juega en momentos. Y Atlético volvió a fallar en el más importante: el de convertir.

El gol de Andrés Vombergar, a los 12 del complemento, desnudó una fragilidad repetida. No porque el equipo se haya derrumbado, no lo hizo, pero le volvió a pasar lo mismo que contra River semanas atrás: no concretar cuando se generan las situaciones y pagar carísimo la única desconcentración.

“No tuvimos un sufrimiento constante durante los 90 minutos. Fue una jugada. Una sola. Y la pagamos con la derrota”, dijo Pusineri. Y en ese diagnóstico hay una dosis de injusticia, pero también de realidad.

Los números apremian. Quedan tres fechas por jugar (Independiente, Godoy Cruz y Lanús) y la clasificación a octavos de final, aunque lejana, todavía está en disputa. “Seguimos a tres puntos, todo está parejo. Vamos objetivo por objetivo y el próximo es ganarle a Independiente”, sentenció el DT, buscando aferrarse al único argumento que hoy sostiene la ilusión: la matemática.

El viernes desde las 21:30, el “Decano” recibirá al “Rojo” en el Monumental, en lo que será, sin dudas, el partido más importante de la temporada; por lo que hay en juego en la tabla y por lo que puede generar desde lo anímico. Ganar significaría sostener viva la llama. Perder, resignarse a la posibilidad de cerrar otro torneo sin pena ni gloria.

En este contexto, el equipo regresará a los entrenamientos con una mezcla de bronca y convicción. Juan González, el arquero que sumó su tercer partido como titular, lo sintetizó en pocas palabras: “Nos cuesta entender cómo no entró alguna de las pelotas del primer tiempo. Generamos las más claras, pero faltó eficacia. Esas cosas pasan. Hay que seguir”, aseguró.

González se muestra sólido, confiado, agradecido por la oportunidad. “Me costó agarrar ritmo, pero me siento cada vez mejor. Pero lo importante es que el equipo esté bien. Esta semana de entrenamientos será intensa. Vamos a encararla con todo, porque clasificar es lo único que importa ahora”, afirmó.

Atlético arrastra el desgaste de una seguidilla que no da tregua. Por tercera vez consecutiva repitió equipo titular, y el físico ya lo siente. Y Pusineri no lo esquiva. “Las piernas no estaban frescas. La asociación de juego superó al rival, pero no pudimos sostenerlo. Es difícil manejar los tiempos cuando no tenés una semana completa de trabajo”, expresó.

A eso se suma la ausencia prolongada de jugadores importantes: Renzo Tesuri y Juan Infante, piezas que podrían haber aportado alternativas, siguen afuera. “Sus lesiones son un capítulo aparte”, lamentó el técnico.

En Atlético nadie tira la toalla: la clasificación todavía es posible

Pero más allá de los condicionantes, la realidad es clara: Atlético necesita nueve puntos. Lo exige el presente, no el deseo. Porque las posiciones aprietan desde arriba y desde abajo. Porque no entrar entre los ocho mejores significará quedar fuera de la pelea por el título y, a su vez, demasiado cerca de los equipos que luchan por no descender.

Y aunque el plantel no lo diga en voz alta, eso pesa. El club necesita sumar. Por la historia, por la gente, por la tranquilidad institucional.

Entonces, el mensaje de Pusineri es doble. Por un lado, la autocrítica y por otro la apuesta al futuro. “Cuando perdonás, el rival no lo hace. Nos pasó con River, ahora con San Lorenzo. No podemos seguir dejando pasar oportunidades. Lo hecho en el primer tiempo tiene que ser la base. Si sostenemos eso y sumamos eficacia, el resultado va a llegar”, finalizó.

La película todavía no terminó. Y aunque la narrativa no haya sido la soñada, Atlético tiene la posibilidad de escribir un final más digno. No épico, quizás. Pero sí valiente. Todavía puede quedar algo más que lamentos.

 Y para eso, hay que empezar por el viernes. Con su gente, en su casa, contra un grande. Con las ideas claras, con el juego del primer tiempo, pero sostenido por 90 minutos. Porque ya no hay margen. Porque en esta historia, si hay algo que no puede faltar es coraje.

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