"Estar bien no es tenerlo todo": tucumanos sub-30 revelan 20 formas de habitar el bienestar

Descansar sin culpa, hablar de salud mental y proyectar sin mandatos. A partir de una veintena de entrevistas, LA GACETA revela qué significa la palabra "bienestar" para los jóvenes.

BIENESTAR EN GRUPO. Muchas veces, el alivio puede estar en los pequeños momentos compartidos. / INÉS QUINTEROS ORIO. BIENESTAR EN GRUPO. Muchas veces, el alivio puede estar en los pequeños momentos compartidos. / INÉS QUINTEROS ORIO.

“Estar bien significa encontrar un equilibrio conmigo, con mi salud mental y con el entorno que me rodea”, dice Victoria Correa Masucci, estudiante de 21 años de Recursos Humanos de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta). Pero para Emanuel Costilla, de la misma edad, que trabaja como chofer de Uber y volvió a Tucumán después de probar suerte en Buenos Aires, estar bien es “no tener angustias, pasar tiempo con amigos y poder cubrir lo básico”. Una pregunta, muchas respuestas: no hay una sola manera de definir el bienestar.

La búsqueda de equilibrio y de estabilidad no es un lujo ni un cliché. En una coyuntura marcada por la incertidumbre económica y los desafíos para la salud mental, cada vez más jóvenes se preguntan qué significa realmente “estar bien”. Para explorarlo, LA GACETA habló con 20 personas de entre 18 y 30 años, de distintos perfiles, géneros y recorridos. Este es el mapa de un concepto que no tiene una sola forma, pero que siempre remite a lo más íntimo: qué es lo que hace bien hoy y cómo se lo consigue.

JUNTARSE CON AMIGOS. Para la mayoría estar bien es encontrar un equilibrio entre el tiempo personal y las amistades. / ARCHIVO. JUNTARSE CON AMIGOS. Para la mayoría estar bien es encontrar un equilibrio entre el tiempo personal y las amistades. / ARCHIVO.

Salud mental: cada vez más presente

Los jóvenes consultados reconocen que la armonía es dinámica y esquiva, pese a que llevar una vida armónica es un denominador común en las respuestas. Vicky Correa Masucci describe ese estado como “sentirse en sintonía” con su día a día y su salud mental. En contraposición, para Mariana Acosta, que es estudiante de Trabajo Social y fue mamá adolescente, el bienestar fue una conquista paulatina, que floreció con la posibilidad de retomar sus estudios y de disfrutar de los momentos felices junto a su hijo.

La salud mental es otra de las menciones recurrentes. Ya no es un tabú y cada uno tiene su manera de hacerlo: hablar con amigos, ir a terapia, escribir, practicar yoga o incluso hacer journaling son estrategias que se repiten. Paula Testa, de 27 años, estudiante de Ciencias de la Educación, encuentra alivio en escribir en su diario, leer psicología y hacer actividad física.

Mariana Rodríguez, que tiene 21 años y estudia Ciencias Económicas, suma la espiritualidad y la oración como parte de su rutina de cuidado: “mediante la terapia, la oración, los retiros y otras cosas, logro poder estabilizar mi cabeza y dominar las angustias”. Francisco Iriarte, psicólogo de 25 años, sintetiza: “relaciones significativas, buenas comidas, buen sueño, ocio y desafíos que estimulen. Eso es bienestar”.

Kevin Carricart, de 29 años y estudiante de Ciencias Naturales, va más allá y relaciona su salud mental con el contexto social. “Es inconcebible pensarla por fuera de las desigualdades estructurales. Las malas condiciones laborales, la precarización y la falta de acceso a atención médica y psicológica afectan directamente cómo nos sentimos”, comenta.

Vínculos: sostén y motor

Los lazos sociales, las amistades, la familia y la pareja aparecen como un gran motor para el bienestar. Desde los mates con amigas hasta una birra de fin de semana, los vínculos no son solo entretenimiento: son una red de contención real. Ramiro Mayorga, estudiante de Programación en Exactas, lo vive así: “puedo no hacer la carrera en tiempo y forma, pero me organizo para que me rinda la semana y también tener tiempo para mí y para salir con amigos”. Micaela Valdez, de 23, siente que estar bien es estar cerca de personas que suman y saber decir que no a las que restan.

Para Manuela Burgos, salteña de 24 años, que se quedó en Tucumán tras dejar la universidad, su pareja fue clave para animarse a estudiar otra vez. “Hoy el bienestar no es algo que tome tan en serio, pero sé que tener a alguien que me banca hace la diferencia”, manifiesta.

Gennaro Timo, que estudia Historia en la UNT, dice que la salud mental y los afectos son claves. “Aprendí que mis vínculos me ayudan a sobrellevar mis mambos de una manera más colectiva”, refiere. Su bienestar también pasa por la militancia, que le permite transformar el enojo en acción. Para Leonardo Nahas, estudiante de Gastronomía de 22 años, el bienestar es poder hacer todo lo que te proponés sin descuidar a los demás ni a uno mismo. Aunque no logra definirlo del todo, remarca: "es tener tiempo para vos y los otros".

BIENESTAR EN JÓVENES. Muchos destacan la importancia de los vínculos en la salud mental del día a día. / ARCHIVO. BIENESTAR EN JÓVENES. Muchos destacan la importancia de los vínculos en la salud mental del día a día. / ARCHIVO.

Moverse, organizarse, avanzar (aunque sea de a poco)

El cuerpo también habla. Ir al gimnasio, salir a andar en bici, entrenar, moverse: el bienestar físico no se ve separado del emocional. Claudio López, estudiante de Educación Física, lo pone así: “lo único que importa es avanzar aunque sea un poquito todos los días, en la facultad, en el entrenamiento o en el laburo. Todo es una mini victoria, depende cómo lo mires”. Valentina Sotelo, de 21, y estudiante de educación primaria, suele salir a andar en bicicleta por su barrio para encontrar la paz.

Antonella Alcaraz, de 20, descubrió su lugar en las danzas contemporáneas de la facultad de Artes después de una larga depresión. El apoyo de sus compañeras, junto al gimnasio, fue vital. “Hoy me enfoco en aceptar mi cuerpo, en no compararme, en alimentarme bien y en ser constante en lo que me gusta”, responde.

Maximiliano Argañaraz, que estudia Biología en la Escuela Normal, expresa un sentimiento muy común. “Siempre se suele recaer, porque tratamos de defendernos de lo que puede pasar a futuro. A mí me ayuda ir al gimnasio, ahí consigo olvidarme un rato de los problemas”, destaca. Y remata con un consejo heredado de su madre: “la vida puede ser dura, te puede poner obstáculos, pero la vida sigue y siempre recompensa los golpes. Sólo queda continuar y disfrutarla porque es una sola".

ESTAR BIEN DE MUCHAS FORMAS. Los jóvenes dijeron que consiguen el bienestar meditando, con una oración o con reflexiones diarias. / ARCHIVO ESTAR BIEN DE MUCHAS FORMAS. Los jóvenes dijeron que consiguen el bienestar meditando, con una oración o con reflexiones diarias. / ARCHIVO

Proyecto de vida: entre el ideal y lo posible

¿Qué quieren para el futuro? ¿Es posible proyectar en un país incierto? Las respuestas varían. Algunos tienen metas claras. Otros, como Delfina Félix de 22 años, estudiante de folklore y maestra jardinera, simplemente quieren “estar cómodos” y “no colapsar”. Muchos hacen lo que pueden con lo que tienen. Lucas Gómez, de 23, se fue a Tierra del Fuego en 2023 buscando estabilidad económica y dice que, a partir de eso, logró un bienestar integral. Para él estar bien significa un balance entre estas cosas mencionadas anteriormente (salud mental, entrenar, y relaciones buenas con amigos y familia).

Juan Elsinger, 25 años y profe de Música, va más allá. “Estar bien es el resultado de tener un proyecto de vida con el cual estés conforme y te haga feliz, y de que poseas o estés en la búsqueda de herramientas para concretarlo. Todo depende del momento y del contexto”, analiza.

En resumen: no hay receta mágica (pero sí pistas)

Lo que atraviesa todas las voces es la idea de bienestar como un proceso en construcción, algo que no se alcanza de una vez y para siempre. Es aceptar la inestabilidad, buscar redes de apoyo y construir desde lo pequeño. El gimnasio, una charla, una birra, un baile, una oración. Hay tantas formas de estar bien como personas intentando lograrlo.

“No sueño con cosas grandes, sólo quiero un trabajo que me ayude a cubrir mis necesidades básicas y poder disfrutar de lo demás”, dice Emanuel. Tal vez ahí también está una clave: estar bien no es tenerlo todo, sino encontrarle sentido a lo que hay. El resultado de la pregunta central es un mapa diverso, íntimo y colectivo a la vez, sobre lo que nos sostiene en medio del caos.

Para pasar en limpio, estas son cinco ideas reales sobre bienestar, según los jóvenes tucumanos consultados: hacerse tiempo para descansar sin culpa; aceptar que no siempre se puede con todo; tener vínculos que acompañen (y no sólo cuando se está bien); buscar espacios donde uno se sienta parte y proyectar, aunque sea poco.

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