Último adiós al Papa: esperan que hasta la medianoche puedan entrar los miles de fieles que siguen en la fila

Los fieles aguardan entre lágrimas y un clima de profundo recogimiento.

LARGAS FILAS PARA DESPEDIR AL PAPA. Esperan que hasta la medianoche puedan entrar los miles que aguardan. LARGAS FILAS PARA DESPEDIR AL PAPA. Esperan que hasta la medianoche puedan entrar los miles que aguardan. FOTOS LA GACETA/GUILLERMO MONTI

Por Guillermo Monti, enviado especial de LA GACETA a Roma.

A tan solo una hora del cierre de las puertas, la Plaza de San Pedro sigue colmada de miles de fieles que, con esperanza y emoción, aguardan su turno para despedirse del papa Francisco. La fila, interminable, serpentea por los alrededores del Vaticano y llega hasta las cercanías del río Tíber, donde está ubicada la entrada principal al Estado pontificio.

Son las 11 de la noche en Roma, y aún se estima que muchos podrán ingresar antes de la medianoche, cuando se cerrarán las puertas hasta mañana a las 8. Las autoridades de seguridad intentan agilizar el ingreso lo más rápido posible, en un operativo ordenado y respetuoso que refleja la magnitud del momento.

El tiempo de espera ronda los 30 minutos, aunque la sensación es de horas ante la cantidad de personas congregadas. El público es diverso: hay creyentes de todas las edades, nacionalidades y religiones. Se escuchan infinidad de lenguas entre la multitud, aunque predominan las voces en italiano, como es habitual.

Muchos, al salir, lo hacen con lágrimas en los ojos. La emoción colectiva es tangible. Es el común denominador. La gente llora al salir, como si acabara de despedirse de un ser querido.

La imagen que se ve en televisión no alcanza a transmitir del todo el clima que se vive en el Vaticano. Se trata de un momento histórico, marcado por el recogimiento, la fe y una enorme gratitud hacia Francisco, el primer Papa latinoamericano de la historia.

En las próximas horas se espera que continúe el flujo constante de fieles. Muchos ya están siendo informados por el personal de seguridad que deberán regresar al amanecer. Mientras tanto, la vigilia continúa, entre oraciones, cantos suaves y una devoción que cruza fronteras.

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