Mientras la comitiva presidencial se preparaba para asistir al funeral del papa Francisco, los golpes y la represión contra las jubiladas y los jubilados que todos los miércoles marchan reclamando por una jubilación ni siquiera digna - acaso apenas para subsistir - se repiten impunemente por los uniformados que responden a las órdenes directas del presidente Javier Milei y su ministra Patricia Bullrich. Lo mismo viene sucediendo, aunque a otra escala y alcance, con los “Operativos (en la Cuna de la) Independencia” que lleva a cabo la Policía de Tucumán, bajo las órdenes de su jefe máximo, el Gobernador de la Provincia; y cobró notoriedad por estos días la violencia con que fueron atacados estudiantes secundarios de la ciudad de Tafí Viejo, simplemente por ser jóvenes y por estar reunidos. Los más viejos y los más jóvenes (los que dieron todo y los que se están preparando para también darlo todo por la Patria), arrinconados, maltratados y hasta utilizados (con fines electoralistas en algunos momentos) y luego, descartados. Mientras tanto, gran parte de la sociedad argentina guarda un silencio que aturde, sin que aún podamos comprender si es por complicidad -al estar de acuerdo con la represión- o por miedo, que sería trágico para nuestra democracia, ya que significaría que retrocedimos a aquellos años en los que ser joven, o pobre, o con compromiso social, o con militancia, automáticamente te convertía en un sospechoso. En el actual contexto de abusos policiales, a la vista de toda la sociedad y de todo el país (llamado “El Trencito policial”), debería seguir siendo prioritario investigar y dilucidar los hechos que provocaron la dudosa muerte de Wilson Ruiz (que estaba detenido en el penal de Villa Urquiza), porque si esta Policía viola y atropella todo tipo de derechos y garantías constitucionales en las calles, no quiero imaginar lo que sabrá pasar detrás de los muros de comisarías y cárceles.
Javier Ernesto Guardia Bosñak
B° 220 Viviendas
Manz. H Casa 7
Tafí Viejo




















