DIÁLOGO. Claudio Tapia habló con los dirigentes de San Martín y con el técnico Ariel Martos. Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
La historia no siempre se escribe en la cancha. A veces se teje en pasillos, se cocina a fuego lento entre gestos y silencios, y se concreta en un llamado inesperado. El jueves por la noche, Bruno Sogno atendió el teléfono y escuchó la voz de Claudio Tapia. “’Tucu’, espérenme mañana. Voy a visitarlos”, dijo el presidente de la AFA. Fue breve y directo. Del otro lado, la dirigencia de San Martín de Tucumán entendió que era un paso importante.
Y así fue. Porque este viernes, San Martín vivió una jornada que quedará en su memoria institucional. Por primera vez en más de un siglo de historia, un presidente de la Asociación del Fútbol Argentino visitó formalmente al club. Y no fue cualquier presidente. Fue Tapia, el mismo con el que el “Santo” había quedado enfrentado en uno de los conflictos más resonantes de los últimos tiempos.
La herida de 2020 aún estaba fresca. Aquel año, con la pandemia como telón de fondo, San Martín lideraba su zona en la Primera Nacional y se perfilaba como candidato al ascenso. Pero la AFA decidió dar por finalizado el campeonato, suspender descensos y reestructurar los torneos. En Tucumán lo vivieron como una injusticia. El club reclamó, denunció y llevó su caso hasta el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), una decisión sin antecedentes en el fútbol argentino. La relación con Tapia se cortó y así San Martín pareció quedar afuera del radar político del fútbol.
Cinco años después, el escenario parece ser otro. Las distancias se acortaron en silencio, a través de gestiones, de reuniones y de diálogos. El miércoles, en el predio de Ezeiza, los dirigentes Sogno y Hugo Ledesma representaron a la CD “santa” en almuerzo que Tapia tuvo con los dirigentes del ascenso de nuestro fútbol. Fue allí en donde le extendieron formalmente la invitación para visitar el club. La respuesta llegó menos de 24 horas después, y sorprendió a todos en Bolívar y Pellegrini.
INTERCAMBIO DE IDEAS. Claudio Tapia habló con Carlos Cisneros, Hugo Ledesma y la intendenta Rossana Chahla. Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
El viernes por la mañana, “Chiqui” llegó a Tucumán. El primer destino fue el complejo polideportivo Natalio Mirkin, en donde el “santo” desarrolla sus diferentes actividades deportivas y proyecta su crecimiento a largo plazo. Tapia, junto a dirigentes y allegados, caminó cada rincón, observó algunos partidos de juveniles y se detuvo especialmente en la nueva pensión. “Es un espacio moderno, con habitaciones equipadas y áreas comunes pensadas para que los chicos puedan estudiar, entrenarse y vivir contenidos por el club”, resaltó el presidente, según algunos testigos de la visita.
“Chiqui” quedó gratamente sorprendido por las bases del microestadio en construcción, una de las grandes apuestas que tiene la directiva. Eso apunta a ser un espacio multifuncional para competencias federadas, eventos y formación deportiva. “Cuando lo terminen, la Selección Argentina de Futsal va a venir a jugar acá”, prometió Tapia en un tono informal pero firme.
Desde el predio, la caravana se trasladó hacia La Ciudadela. Tapia no conocía el estadio, y lo caminó con la curiosidad de quien pisa un lugar con historia. Visitó los nuevos vestuarios, amplios y renovados con criterios modernos. Pasó por los palcos, se detuvo en la cantina, ese punto de encuentro que resume el alma de un club popular. Y finalmente, cruzó las puertas del museo.
Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
Lo conmovieron las vitrinas, los trofeos y las fotos en sepia. Allí, frente a los recuerdos de otros tiempos, soltó una frase breve, pero significativa: “Tiene una estructura de Primera”, lanzó.
El cierre de su corta pero movida estadía fue en el hotel Hilton, en donde compartió un almuerzo con dirigentes, empleados del club y algunos allegados. Entre empanadas y carne al horno con puré, hubo charlas distendidas y clima cordial. Tapia saludó uno por uno, y hasta Ariel Martos bajó de la concentración para sumarse unos minutos al encuentro. Fue un gesto mínimo, pero cargado de simbolismo: por primera vez en mucho tiempo, la AFA y San Martín se sentaron en la misma mesa, sin litigios ni reproches, sin problemas y en buenos términos.
Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
"Tenía muchas ganas de venir", aseguró Tapia
En una entrevista con LA GACETA, Tapia expresó su sorpresa por el crecimiento institucional que tiene el club: “Tenía muchas ganas de venir. Es emocionante ver cómo crecen. Cuando uno deja obras en una gestión, deja huellas. Es como salir campeón; eso queda para siempre”, lanzó. También remarcó la importancia de que los clubes del interior tengan protagonismo real: “A veces decimos que hay que federalizar el fútbol. Pero no hay que decirlo más, hay que hacerlo”.
Tapia también dejó un mensaje sobre la función social de los clubes: “Cuando los chicos pueden estudiar, jugar y vivir cuidados en una institución, eso te llena el corazón. Esa es la función más noble del fútbol y acá lo están cumpliendo”, aseguró antes de hablar de un tema que desvela a todos en La Ciudadela: el ascenso. “El año pasado estuvieron muy cerca, pero el fútbol tiene esas cosas, Durante mi gestión, en Barracas jugamos varias promociones antes de subir. A veces toca ganar y otras perder. Lo importante es no bajar los brazos. San Martín lo entendió, porque no es que el año pasado peleó y ahora ya no. Esta temporada redobló los esfuerzos, y eso tarde o temprano te da frutos”.
En su paso por Tucumán, Tapia no sólo recorrió instalaciones: desandó un conflicto que había dejado a San Martín fuera del radar de la política grande del fútbol. Con su presencia, el club parece volver a ser parte de la conversación. Y en un fútbol argentino en el que las decisiones se toman tanto en los escritorios como en la cancha, este reencuentro parece ser crucial. Porque para pelear por un ascenso, para proyectar obras, para ser escuchado, primero hay que estar adentro.




















