11 Mayo 2025
Dado que se ha hablado mucho sobre el nuevo Papa, deseo analizar algunas cosas que saltaron a mis ojos desde su presentación en el Balcón de la Logia de las Bendiciones hasta la celebración de su primera misa con los cardenales. En primer lugar, la elección del nombre León XIV, siendo un nombre que no se utilizaba desde hace 122 años, es alinearse con una serie de papados que no pasaron inadvertidos en su tiempo; ya que León I “el grande” enfrentó a Atila y los hunos cuando invadieron Italia y el más reciente, León XIII, redactó la encíclica Rerum Novarum que fue el puntapié inicial para el desarrollo de la Doctrina Social de la Iglesia. En segundo lugar, el contenido de su primer discurso en un italiano perfecto ante la gente reunida en la Plaza San Pedro, dejó claro que sus intenciones son continuar la tarea iniciada por su predecesor Francisco, aunque tuvo un toque muy personal al enviar un saludo en español a la que fue su comunidad en Perú. En tercer lugar, la ropa con la que fue revestido para su presentación tuvo un juego sutil en lo simbólico hacia los grupos más conservadores, ya que utilizó la vestimenta de gala tradicional que incluye la muceta roja (esclavina corta), la estola bordada con las figuras de San Pedro y San Pablo y la inclusión de una cruz pectoral dorada; aunque utilizando sus zapatos negros en lugar de los tradicionales de color rojo. Y a la mañana siguiente se presentó ante los cardenales a celebrar su primera misa portando un báculo dorado que implica su cercanía a las tradiciones dejando de lado el báculo plateado que usaban algunos de sus últimos predecesores. Y finalmente, debemos considerar que preparó la homilía para esa ocasión, tanto en su lengua materna el inglés como en italiano, lo que es un claro gesto hacia toda la comunidad internacional. Dicho todo esto, es claro que el primer Papa agustino logró su elección por ser una persona que combinaba equilibradamente el conservadurismo con el reformismo.
Marcelo Daniel Castagno
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