Si te sentís al borde del colapso, podés bajar un cambio con una práctica milenaria

Meditar no solo reduce el estrés: es gratis y mejora tu rendimiento según la ciencia.

EN CUALQUIER MOMENTO Y LUGAR. Meditar ayuda a entrenar el cerebro, según los estudios científicos. / UNSPLASH EN CUALQUIER MOMENTO Y LUGAR. Meditar ayuda a entrenar el cerebro, según los estudios científicos. / UNSPLASH
18 Mayo 2025

Sentís que no podés concentrarte, que todo te estresa o que tu cabeza no para ni cuando dormís. En medio de una rutina agitada, muchos están redescubriendo una herramienta tan antigua como poderosa: la meditación. No es sólo una práctica espiritual milenaria, sino una estrategia respaldada por la ciencia para cuidar la mente.

Estudios recientes de Harvard, el Hospital Monte Sinaí y otras instituciones revelan que meditar puede modificar físicamente el cerebro, mejorar la memoria, reducir la ansiedad y aumentar el foco. En sólo ocho semanas, la materia gris crece en las zonas que usás para pensar, tomar decisiones y regular tus emociones.

Lo que dice la ciencia sobre la meditación

Un estudio del Hospital General de Massachusetts afiliado a Harvard y publicado en Psychiatry Research: Neuroimaging analizó los cerebros de personas que practicaron meditación mindfulness durante ocho semanas. ¿El resultado? Aumentó la densidad de la materia gris en regiones clave para la concentración, la memoria y el control emocional, como el hipocampo y la corteza cingulada posterior.

Además de los cambios cerebrales, los participantes dijeron sentir menos estrés, dormir mejor y estar más atentos durante el día. Según explica un artículo periodístico basado en estos estudios, meditar permite entrenar la atención como si fuera un músculo y generar beneficios mentales sostenidos.

¿Por qué puede ayudarte si sos estudiante?

Estudiar no sólo implica leer apuntes o rendir exámenes. También es gestionar la ansiedad, lidiar con distracciones y organizar el tiempo. La meditación funciona como una herramienta que puede ayudarte en esos frentes: fortalece la atención sostenida, mejora la memoria de trabajo (clave para estudiar) y reduce los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés.

Un artículo de la BBC explica que meditar activa áreas del cerebro vinculadas con el aprendizaje y la toma de decisiones. Eso significa que no sólo ayuda a incorporar información, sino también a rendir mejor bajo presión. Incluso puede ser útil para enfrentar frustraciones, bloqueos o momentos de bajón que suelen aparecer en la vida académica.

Por eso, cada vez más estudiantes arman sus propios espacios para practicar aunque sea cinco minutos antes de estudiar.

No necesitás nada para empezar

Una de las ventajas de la meditación es que podés practicarla desde cualquier lugar. No hace falta tener experiencia, ni sentarte en una posición especial, ni “poner la mente en blanco”. Se trata simplemente de prestarle atención a algo, como la respiración o los sonidos del ambiente, sin juzgar lo que aparece.

Hay meditaciones guiadas gratuitas en plataformas como YouTube, Insight Timer o Smiling Mind. También existen audios breves diseñados especialmente para estudiantes, que ayudan a prepararse antes de una clase, relajarse después de estudiar o descansar mejor por la noche.

Lo importante es probar y ver qué funciona mejor para cada quien. Al principio puede costar un poco mantener la atención, pero, con el tiempo, se vuelve más fácil.

Beneficios que van más allá del estudio

Aunque muchos arrancan a meditar para mejorar su rendimiento académico, los beneficios se extienden a otras áreas. Dormir mejor, tener más paciencia, reducir dolores de cabeza o ansiedad social, y sentirse más conectados con uno mismo son algunas de las consecuencias positivas que se observan en quienes practican con constancia.

Estudios señalan que no importa tanto cuánto tiempo se medita, sino la regularidad con la que se hace. Incluso con sesiones cortas (de 10 o 15 minutos), los estudios muestran que el cerebro cambia su estructura y funcionamiento.

Es importante aclarar que la meditación no reemplaza la terapia psicológica ni los tratamientos médicos cuando son necesarios. Pero puede ser una gran aliada para mejorar la calidad de vida, acompañar procesos personales o simplemente frenar un momento en el día para respirar.

En un mundo hiperconectado, lleno de estímulos y exigencias, tomarse un rato para mirar hacia adentro puede ser una forma de resistencia, pero también de cuidado. Y lo mejor: no hace falta ser experto para empezar.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios