Hay pocos puentes para entrar o salir de la capital tucumana: cuántos más se necesitan

Existe solamente uno cada 12 cuadras en la circunferencia de casi 34 kilómetros que tiene San Miguel de Tucumán. Obras que faltan, barrios que esperan.

PUENTE LUCAS CÓRDOBA. El paso que conecta San Miguel de Tucumán con La Banda del Río Salí es muy transitado durante todos los días. PUENTE LUCAS CÓRDOBA. El paso que conecta San Miguel de Tucumán con La Banda del Río Salí es muy transitado durante todos los días. La Gaceta / foto de Jorge Olmos Sgrosso

Imaginemos que la capital es un gran castillo medieval rodeado por una fosa con agua, al que sólo se puede entrar o salir cruzando puentes. La comparación parece exagerada, pero se parece bastante a la realidad.

San Miguel de Tucumán tiene 90 kilómetros cuadrados de superficie con una circunferencia de casi 34 kilómetros.

En más del 90% del trazado estos límites coinciden con cursos de agua y en los tramos donde no concuerdan, como pasa con el Canal Norte, que en algunos sectores zigzaguea dentro de la frontera norte de la ciudad, cuadras más, cuadras menos, siempre habrá que cruzar un puente.

En esos 34 kilómetros de circunferencia existen 29 pasos habilitados y en condiciones de ser considerados efectivamente pasos. Esto nos arroja que en todo el contorno capitalino hay un puente cada 1,2 kilómetros, es decir, más o menos cada 12 cuadras.

Este es un promedio, ya que hay zonas donde los puentes se suceden cada una cuadra y otras donde hay muchas cuadras y hasta kilómetros entre un paso y otro. Esto sucede en los cuatro puntos cardinales.

Por ejemplo, en el lado este, que limita con el Río Salí, hay apenas tres puentes, no sólo para la capital sino para toda la ribera del Área Metropolitana, que se extiende a lo largo de 18 kilómetros junto al cauce y que en ese tramo comparten cuatro municipios y varias comunas.

Uno es el puente Ingeniero Barros, conocido como camino al Aeropuerto, aunque allí vuelve a llamarse Presidente Perón y, por esas paradojas de la vida, los dos extremos de la misma arteria de 20 kilómetros en total se llaman Perón.

En el medio están las avenidas Gobernador del Campo, Sarmiento y Belgrano.

El segundo es el Lucas Córdoba, el más importante que une capital con Banda del Río Salí, y el tercero es el de la ruta 9, al sureste de la capital. Existe además un puente ferroviario del Ferrocarril Mitre, a la altura de Alderetes.

El sur también existe

El Canal Sur, marca dos límites, hacia el oeste, mayoritariamente con Yerba Buena, y como su nombre lo indica demarca la frontera sur de la capital, excepto en un tramo del suroeste, donde ingresa a la capital y bordea el Parque Guillermina.

En el tramo sur del canal, de 8 kilómetros de extensión, hay sólo cinco puentes vehiculares, sin contar a la Avenida de Circunvalación, que casi no se utiliza para el tránsito doméstico o interbarrial.

Esos pasos están en avenida Roca, av. Independencia, en Diagonal sur, que comunica el barrio 23 de febrero con Manantial Sur, en la calle William Blis que une los barrios Las Palmeras y Miguel Lillo, y en la avenida Jujuy que luego se transforma en la ruta nacional 157.

Después hay dos puentes mellizos, en avenida Colón, pero uno colapsó hace siete años y el otro, al ser de la misma estructura, está habilitado por la Dirección Provincial de Vialidad sólo para motos y peatones.

En este tramo también hay dos pasos ferroviarios, que utiliza el Belgrano Cargas, y tres puentes peatonales: en Cangallo y Canal Sur; Hernando de Magallanes y Lídoro Quinteros, que une los barrios Seoc y Rosita Mística; y en calle Malabia, entre la capital y Manantial Sur.

El lejano oeste

En el flanco oeste de la ciudad, como ya dijimos, el Canal Sur es en la mayor parte de su recorrido el límite entre la capital y Yerba Buena. Allí existen ocho pasos con continuidad del otro lado: Lavalle; San Lorenzo/Cariola; Mate de Luna/Aconquija; San Martín/Diego de Villarroel; Mendoza/Salas y Valdez; San Juan/Bolivia; y avenidas Belgrano/Perón.

Luego el canal se desvía hacia el norte y los pasos ya están dentro de la misma capital, por Italia, Uruguay, Diagonal Cerdeña/Perú, Paraguay, Ecuador (sin conectividad), México, avenida América, y una calle de tierra que se llama Capelli.

Después hay dos pasos sin continuidad (Lamadrid y Boulevard 9 de Julio), que obligan a desviarse y buscar otros puentes.

Aún así, entre los pasos de Lavalle y Lamadrid hay 1,4 kilómetros de distancia.

Sobre el Canal Norte existen 11 puentes para entrar o salir de la capital, en un recorrido de seis kilómetros en línea recta, que se van a 10 kilómetros si se cuenta el zigzagueo del desagüe pluvial.

Están por Castro Barros; diez cuadras más abajo entre avenida Jaldo y Viamonte; siete cuadras después en Sebastián El Cano; y a un kilómetro de distancia por Ejército del Norte. Luego siguen Paso de los Andes; Campaña del Desierto; Acceso Norte (Diagonal Lisandro de la Torre); y luego de varias cuadras le sigue el puente de Muñecas, muy angosto, de un carril y medio, igual de estrecho que el puente de calle Rivadavia. Los otros pasos son por William Cross, continuación de Monteagudo; y en las avenidas Juan B Justo y San Ramón. Entre este último cruce y la Avenida de Circunvalación, a 2,5 kilómetros hacia el este, no hay puentes.

Esta enumeración de los escasos pasos que existen entre la capital y el resto del Gran Tucumán es otra forma de entender por qué se habla de que es una ciudad fragmentada, inconexa, que no sólo implora por más obra pública, sino que también necesita pensarse de forma integral entre la provincia, los municipios y las comunas, algo que hoy no está ocurriendo.

Hay pocos puentes para entrar o salir de la capital tucumana: cuántos más se necesitan

Lobo Chaklián: “Hacen falta 10 puentes más”

“Tenemos proyectados al menos cuatro puentes nuevos, aunque harían falta al menos diez más, pero son obras muy costosas”, comentó el arquitecto Luis Lobo Chaklián, secretario de Obras Públicas de la capital. 

Dijo que uno de los mayores problemas que tiene la ciudad es la falta de conexión entre muchos barrios, sobre todo en las zonas más vulnerables, aunque sería un error pensar sólo en mejorar la transitabilidad sólo en la  capital, sino que debe abordarse en forma integral, con toda el Área Metropolitana. 

“En la actualidad es un error pensar en cada ciudad o comuna por separado, se debe ver a la ciudad como un todo, como una misma metrópolis”, concluyó.

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