El universo podría ser un videojuego según un estudio de Oxford

Una teoría científica revive las preguntas existenciales que ya nos planteamos después de ver Matrix.

UNIVERSO. El matemático Marcus Du Sautoy y el físico Melvin Vopson exploran si la realidad funciona con las mismas reglas que un videojuego o una simulación informática. UNIVERSO. El matemático Marcus Du Sautoy y el físico Melvin Vopson exploran si la realidad funciona con las mismas reglas que un videojuego o una simulación informática. / GOOGLE
05 Junio 2025

¿Qué pasaría si tu vida no fuera real? No como una metáfora poética, sino literal: ¿y si todo lo que vivís fuera parte de una simulación programada por una inteligencia superior? La idea puede parecer sacada de una película de ciencia ficción, pero es un tema que la ciencia retoma con fuerza en 2025. Esta vez, el debate no viene de Hollywood, sino de investigadores de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Portsmouth.

Dos nuevos estudios aportan argumentos a una hipótesis que nunca dejó de sonar en los márgenes de la filosofía y la física: la posibilidad de que el universo sea una simulación. El matemático Marcus Du Sautoy y el físico Melvin Vopson publicaron investigaciones que, desde diferentes ángulos, abren un interrogante atrapante. Y en tiempos donde la virtualidad, los videojuegos y la inteligencia artificial dominan el día a día, esta teoría encuentra eco especialmente entre los más jóvenes.

La teoría científica compara el universo con un videojuego

La sospecha de que la realidad podría ser una ilusión no es nueva. El filósofo francés Jean Baudrillard ya lo había planteado en 1981 en su libro Simulacro y simulación. Ese texto inspiró, años después, la historia de Matrix, la película de culto protagonizada por Keanu Reeves que marcó a toda una generación.

Pero ahora el planteo da un salto desde la ficción hacia la ciencia. El matemático Marcus Du Sautoy, profesor de la Universidad de Oxford y especialista en teoría de juegos, publicó recientemente en New Scientist el artículo "Is the Universe a Game?". En él, analiza la posibilidad de que el universo funcione como un juego con reglas programadas, igual que un videojuego.

Du Sautoy retoma ideas del físico Richard Feynman, quien decía que el mundo es como un gran juego de ajedrez jugado por los dioses, sin que nadie nos haya revelado sus reglas. La tarea de los científicos, entonces, sería descifrarlas. En esa línea, el investigador considera que los elementos que definen a un juego también aplican al universo: incertidumbre, improductividad, separación, imaginación y libertad.

Por ejemplo, menciona que un buen juego necesita incertidumbre para tener sentido. Durante siglos, la física clásica de Newton parecía haber eliminado esa incertidumbre. Pero la física cuántica y la teoría del caos devolvieron el misterio a las leyes que rigen el universo. Es justamente esa falta de certeza la que convierte nuestra realidad en algo similar a un videojuego con finales múltiples.

La idea de que el universo no tenga un propósito definido también entra en juego. Según Du Sautoy, eso lo acerca aún más a la idea de “juego”, ya que un juego no se crea con un objetivo productivo. “El universo no está ahí por una razón. Simplemente es”, plantea el matemático.

En la misma línea, otro estudio publicado por Melvin M. Vopson, de la Universidad de Portsmouth, suma nuevos argumentos. En su artículo "Is gravity evidence of a computational universe?", el físico plantea que la gravedad podría ser una prueba de que el universo funciona como una computadora gigante. 

Vopson sugiere que el universo, como cualquier sistema computacional, intentaría organizar la información de la manera más eficiente posible. Y afirma que el proceso por el cual el espacio-tiempo se estructura es idéntico al de una simulación digital. Según su teoría, la gravedad no solo sería una fuerza física, sino una función de gestión de datos dentro de ese sistema simulado.

Estas ideas, aunque polémicas, están generando cada vez más interés. En un mundo donde la mayoría de las experiencias —desde estudiar hasta socializar— transcurren en entornos digitales, pensar que la realidad misma podría estar programada no parece tan disparatado. Y esa es, quizás, la razón por la que esta hipótesis encuentra eco especialmente en una generación que creció entre pantallas, videojuegos y realidades alternativas.

Aunque por ahora no hay forma de comprobar si vivimos o no dentro de una simulación, la pregunta no deja de ser provocadora. ¿Y si esta vida fuera parte de un experimento? ¿Y si todo lo que creemos real solo fuera una construcción diseñada desde otro universo?

Dos nuevos estudios aportan argumentos a una hipótesis que nunca dejó de sonar en los márgenes de la filosofía y la física: la posibilidad de que el universo sea una simulación. El matemático Marcus Du Sautoy y el físico Melvin Vopson publicaron investigaciones que, desde diferentes ángulos, abren un interrogante atrapante. Y en tiempos donde la virtualidad, los videojuegos y la inteligencia artificial dominan el día a día, esta teoría encuentra eco especialmente entre los más jóvenes.

La teoría científica compara el universo con un videojuego

La sospecha de que la realidad podría ser una ilusión no es nueva. El filósofo francés Jean Baudrillard ya lo había planteado en 1981 en su libro Simulacro y simulación. Ese texto inspiró, años después, la historia de Matrix, la película de culto protagonizada por Keanu Reeves que marcó a toda una generación.

Pero ahora el planteo da un salto desde la ficción hacia la ciencia. El matemático Marcus Du Sautoy, profesor de la Universidad de Oxford y especialista en teoría de juegos, publicó recientemente en New Scientist el artículo "Is the Universe a Game?". En él, analiza la posibilidad de que el universo funcione como un juego con reglas programadas, igual que un videojuego.

Du Sautoy retoma ideas del físico Richard Feynman, quien decía que el mundo es como un gran juego de ajedrez jugado por los dioses, sin que nadie nos haya revelado sus reglas. La tarea de los científicos, entonces, sería descifrarlas. En esa línea, el investigador considera que los elementos que definen a un juego también aplican al universo: incertidumbre, improductividad, separación, imaginación y libertad.

Por ejemplo, menciona que un buen juego necesita incertidumbre para tener sentido. Durante siglos, la física clásica de Newton parecía haber eliminado esa incertidumbre. Pero la física cuántica y la teoría del caos devolvieron el misterio a las leyes que rigen el universo. Es justamente esa falta de certeza la que convierte nuestra realidad en algo similar a un videojuego con finales múltiples.

La idea de que el universo no tenga un propósito definido también entra en juego. Según Du Sautoy, eso lo acerca aún más a la idea de “juego”, ya que un juego no se crea con un objetivo productivo. “El universo no está ahí por una razón. Simplemente es”, plantea el matemático.

En la misma línea, otro estudio publicado por Melvin M. Vopson, de la Universidad de Portsmouth, suma nuevos argumentos. En su artículo "Is gravity evidence of a computational universe?", el físico plantea que la gravedad podría ser una prueba de que el universo funciona como una computadora gigante. 

Vopson sugiere que el universo, como cualquier sistema computacional, intentaría organizar la información de la manera más eficiente posible. Y afirma que el proceso por el cual el espacio-tiempo se estructura es idéntico al de una simulación digital. Según su teoría, la gravedad no solo sería una fuerza física, sino una función de gestión de datos dentro de ese sistema simulado.

Estas ideas, aunque polémicas, están generando cada vez más interés. En un mundo donde la mayoría de las experiencias —desde estudiar hasta socializar— transcurren en entornos digitales, pensar que la realidad misma podría estar programada no parece tan disparatado. Y esa es, quizás, la razón por la que esta hipótesis encuentra eco especialmente en una generación que creció entre pantallas, videojuegos y realidades alternativas.

Aunque por ahora no hay forma de comprobar si vivimos o no dentro de una simulación, la pregunta no deja de ser provocadora. ¿Y si esta vida fuera parte de un experimento? ¿Y si todo lo que creemos real solo fuera una construcción diseñada desde otro universo?

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