
Como era una misión muy difícil, Atlético de Madrid más que nunca necesitaba de la mística y la intervención divina para poder seguir en el Mundial de Clubes. Por eso es que especialmente para el partido contra Botafogo se hizo el ritual.
El jugador francés Antoine Griezmann colocó el simbólico ramo de margaritas rojiblancas en el córner derecho del estadio Rose Bowl de Pasadena donde el equipo español venció por 1-0 a Botafogo en el cierre de la fase de grupos del Mundial de Clubes. La victoria, de todos modos, no le alcanzó porque debía ganar por lo menos por tres goles.
Precisamente, la ofrenda tiene un vínculo directo con lo que debía hacer el equipo de Diego Simeone para seguir en carrera. Este ramo se coloca en cada partido que juega "El Colchonero" en una de las esquinas de su estadio; tiene data desde el demolido estadio Vicente Calderón. ¿Por qué? Todo comenzó en la temporada 1995-96, la temporada del "doblete" histórico de Atlético (Liga y Copa del Rey). Margarita Luengo Horcajo, una apasionada hincha, solía frecuentar un bar donde la peña atlética se reunía.
Un día, viendo un jarrón con claveles rojos y blancos, se le ocurrió la idea. Le pidió cuatro claveles al encargado, pronosticando que su equipo marcaría cuatro goles ese día contra Athletic Club, y su intención era tirar uno por cada gol. El pronóstico se cumplió: Atlético ganó 4-1.
En aquel partido, Milinko Pantić, un talentoso mediocampista serbio, marcó el segundo gol de Atlético. Margarita quedó fascinada con su habilidad para lanzar córners y faltas, convirtiéndose en su ídolo. A partir de ese momento, decidió que llevaría flores en cada partido de local, colocándolas cerca del córner donde Pantić solía ejecutar.
Aunque no sumamente efectivo, la réplica del rito en el Mundial de Clubes se cumplió al menos con un gol marcado por quien fue el que posó el ramo en una de las esquinas del Rose Bowl.
