PROYECCIÓN. Suárez Altuna dijo que, hacia finales de la temporada, se sabrá si habrá un cambio de ciclo.
Las condiciones del mercado no eran las óptimas para conseguir financiamiento. En las últimas semanas, los ojos del mercado se posaron en la citrícola San Miguel que, durante la semana que pasó, debía cumplir una obligación financiera. El CEO de la compañía, Manuel Suárez Altuna, cree que hubo más ruido sobre el grupo de lo que realmente aconteció. Y, durante la entrevista con LA GACETA, el ejecutivo fue enfático: “el modelo de negocio y el proceso de crecimiento de la empresa siguen intactos”.
-¿Cómo está, en la actualidad, San Miguel?
- San Miguel viene desarrollándose según lo planificamos hace unos años. Hace ya tres años decidimos cambiar nuestro modelo de negocio derivado un poco de la situación del mercado y de la crisis del limón. Decidimos focalizar todo nuestro negocio en el procesamiento de limón y salir de la fruta fresca. En ese momento teníamos operaciones de fresco en otros países. Lo que hicimos fue vender las de Perú y de Sudáfrica para concentrarnos 100% en lo que es el limón industrial, usando como estandarte nuestra base en la Argentina, que es nuestra operación más grande, en nuestra planta de Famaillá y nuestros campos que están distribuidos por la provincia, con un plan ambicioso de crecimiento en Uruguay y en Sudáfrica. Hoy somos el único procesador que puede ofrecer más de un origen a nivel mundial.
-¿Cuál es la meta que persigue la compañía?
-Nuestra aspiración es llegar a ser el 20% del mercado mundial de limón procesado. Hoy estamos más o menos en un 17% a 18%, siendo nuestra operación de Tucumán un emblema (más del 50% de esa operación). En Famaillá, dependiendo del año, procesamos entre 230.000 y 250.000 toneladas. Las operaciones de Uruguay y de Sudáfrica hoy están en 70.000 y 60.000, y es probable que lleguen a 100.000 tn. Insisto, Tucumán es nuestro emblema y, lo que es más importante, nuestra matriz de abastecimiento. En ese sentido, teníamos un plan de negocio bien definido que se viene cumpliendo año tras año, según lo esperábamos en 2022. Debido a toda esta reestructuración, tuvimos un resultado negativo bastante considerable en 2022, y en 2023 logramos tener Ebidta (indicador de rentabilidad) con una gran mejora en 2024. Así que, en términos del negocio, todo viene sucediendo según lo habíamos planificado y según nuestras proyecciones.
-¿Qué sucedió con la Obligación Negociable?
-Con el mercado de deuda argentino, dado el nuevo contexto macroeconómico, hubo algunas empresas distintas a San Miguel, del agro y de energía, que atravesaron un contexto coyuntural macro, digamos financiero complejo y, en ese contexto, logramos levantar una Obligación Negociable, ya que no quisimos convalidar una tasa que era mucho más de la que nosotros esperábamos. En la caja ya teníamos prácticamente todo lo que se necesitaba para poder pagar la ON y lo hicimos el jueves 26, como una muestra de respaldo a nuestro modelo de negocio que, como viene cumpliendo todas sus metas año tras año y, a sabiendas que las proyecciones vienen tal cual esperamos, los accionistas hicieron un aporte con un préstamo sindicado que puede ser convertible y abonamos la Obligación Negociable exitosamente. Entonces, la verdad que se hizo mucho más ruido de lo que realmente sucedió para San Miguel. El modelo de negocio y el proceso de crecimiento siguen intacto y tal cual lo esperábamos. Bueno, las condiciones del mercado son otras.
-Hoy ustedes están en este proceso de transformación y evidentemente tienen metas de corto, mediano y largo plazo. ¿Qué se puede esperar?
-Son otras las condiciones de mercado, pero también este nuevo contexto ofrece nuevas oportunidades. Nosotros estamos trabajando en muchas opciones de préstamos que pueden ser incluso mucho más beneficiosas que las que ofrece el mercado de deuda local, que fue quizás la única fuente de financiamiento existente previa a este nuevo cambio, de otro contexto macroeconómico argentino. Te diría que, en términos del financiamiento del proyecto, hoy estamos trabajando con varias instituciones ya sea por estructura de deuda o por suscripción de equity para tener una estructura de capital mucho más eficiente para los próximos años y con este contexto macroeconómico y con esta Argentina actual, se nos abre un abanico de posibilidades mucho más amplias que lo que tuvimos los últimos años en el ínterin. Si el mercado de deuda local se normaliza y las tasas se convalidan, bueno, también tendremos eso como una alternativa en el tiempo, y vamos a lograr optimizar la estructura de capital como necesita el modelo de negocio, hacia dónde se dirige la actividad citrícola, la industria, la diversificación.
Ustedes han dejado de lado el tema de fruta fresca, se están abasteciendo con productores locales, pero ¿Cuál es el core hoy?
-Hoy, el core de San Miguel es el negocio industrial en Tucumán; la conservamos y la queremos como nuestra sede emblemática de San Miguel; es nuestro corazón. Desarrollamos un fuerte plan de inversión para el cambio en el modelo de gestión productivo. Venimos mejorando la productividad de nuestros campos año tras año. Para que te des una idea, incrementamos la productividad en términos de toneladas por hectáreas en un 50% , lo cual es un dato fuertísimo. Estuvimos produciendo en el orden de las 40 toneladas por hectárea y pasamos a producir en el orden de 60 toneladas por hectárea, lo cual es un récord para la provincia. Somos el principal productor, el principal comprador de fruta de terceros con más de 100.000 toneladas todos los años con pequeños y medios productores que han venido abasteciéndonos en el largo plazo. A su vez invertimos todos los años en tecnología y en mejoras de productividad, ya sea en el campo o en la industria. Solamente en Tucumán arriba de U$S 4 millones. En los últimos cuatro años invertimos U$S 18 millones y tenemos presupuestado para los próximos cinco más inversiones. Con todas las dificultades que ha tenido la citricultura (precios, sobreoferta, disminución de plantaciones, entre otras), a finales de esta temporada nos daremos cuenta si la temporada 2026 será definitivamente distinta, que implique un cambio de ciclo, que pueda traer algo más de sustentabilidad a la actividad. Creo que la Argentina tiende a especializarse en el negocio industrial, más allá de las amenazas globales con estos conflictos que, de vez en cuando, le cambian el humor al mercado.
¿Cómo hace una empresa como San Miguel que tiene varias unidades en distintas partes del mundo para sortear la volatilidad global?
-Esto no es exclusivo de San Miguel. Creo que el empresario argentino está como entrenado para vivir en volatilidad, en ese cambio de regla de juego permanentes. De hecho, recuerdo que a principio de año estaba en una visita a una planta en el exterior cuando surgió ese tema de las tarifas y de los aranceles. Grandes clientes, referentes de filiales y de estructuras de abastecimiento estaban un poco desesperados. Les comenté que, en la Argentina, estamos acostumbrados a que nos a que nos cambien la regla de juego permanentemente. Lo que nosotros tratamos de hacer es focalizarnos en lo que podemos gestionar. Claro que el contexto nos va a brindar desafíos; pero sabemos que, si somos los mejores produciendo, si tenemos los mejores socios que nos abastezcan de fruta, si somos los mejores procesando limón, si tenemos las mejores eficiencias de extracción de jugo, de cáscara y de aceite, si tenemos los mejores rindes a la larga, competitivamente nos va a ir bien, nos va a ir bien. Entonces, tratamos de gestionarlo de esa manera, focalizándonos en la productividad.
-El año pasado, San Miguel cumplió 70 años. Y lanzaron una consigna: seguir en Tucumán 70 años más. ¿Mantienen ese propósito?
-Nuestro origen está en una empresa tucumana. Usando términos lúdicos, es nuestro ancho de espada. Venimos invirtiendo en Tucumán tanto en el desarrollo desde la parte agrícola como en la parte industrial y en nuestra gente desde siempre. Así que te diría decididamente que hoy San Miguel tiene 70 años y ojalá que tenga otros 70 o 100 más porque, mención aparte, gran parte del crecimiento de los proyectos tuvo que ver con el talento tucumano y con gente que se formó en la fábrica de San Miguel en Tucumán y permitió utilizar ese conocimiento para los proyectos en el exterior. Tucumán es nuestra principal fuente de talento. Tucumán es nuestro ADN y así va a seguir siendo. De hecho, si vos vas a la planta de Famaillá a recorrerla, te diré que está mucho más fortalecida que hace cuatro años, totalmente distinta y renovada. Ese es nuestro emblema, es nuestro ADN, como te decía antes.


















