La ONU y el “asunto Palestina”

La ONU y el “asunto Palestina”
28 Julio 2025

Carlos Duguech

Analista internacional

Si la Asamblea General de la ONU, reunida el 15 de mayo de 1947, apenas en el segundo año de su creación -en lugar de recurrir como lo hizo por el asunto “Palestina” que dejó en sus manos la Sociedad de las Naciones, creadora del “Mandato de Palestina”- se hubiera constreñido a lo previsto en su Carta, en otra, muy distinta, habría devenido la situación que liga a los palestinos con los judíos de la región. Y con el Estado de Israel, naturalmente.

-Si la Asamblea General hubiera resuelto -como lo hizo- crear una comisión para analizar el asunto “Palestina” y hubiera hecho pie, obligada como estaba por imperio de la Carta en su Capítulo XII, Art.73, (que se transcribe parcialmente al pie*) la situación del mandato en transformación hubiera plasmado una historia con menos desencuentros, guerras y terrorismo.

-Si la Asamblea, atendiendo a la petición del Reino Unido, decide crear el 15 de mayo de 1947 un comité para analizar el tema “Palestina” y resuelve crear lo que se denominó Comité Especial de Naciones Unidas para Palestina, que por sus siglas en inglés será Unscop, no debía darle otro horizonte de actividad que no estuviera ligado a la letra y al espíritu del Art. 73, naturalmente. No era un asunto fácil, se sabía, por los antecedentes (Declaración Balfour), pacto secreto Sykes-Picot de reparto de territorio en caso de vencer al imperio otomano en la “Gran guerra –todavía en desarrollo (1914-1918), y gestiones de organizaciones judías muy laboriosas en el logro de sus cometidos en la Palestina administrada por el poder británico impulsados por la Declaración Balfour de 1917.

La composición final del Comité era: Australia, Canadá, Checoslovaquia Guatemala, India, Irán, Países Bajos, Perú, Suecia, Uruguay y Yugoslavia. Su Informe del 03/09/1947, apoyó la terminación del Mandato británico y comunicaba la propuesta de mayoría: Plan de Partición en dos estados independientes, con unión económica. Y otra, en minoría y un plan de unión Federal, con Jerusalén como su capital. El plan de mayoría contó con apoyo de ocho miembros. Por su lado Irán, India y Yugoslavia, votaron en contra. La parte judía aceptó el Plan de Partición. Del lado árabe se rechazaron ambas propuestas.

Vías novedosas de relación

-Si los árabes palestinos hubieran aceptado, como los judíos, la actuación de los miembros de la Unscop con sus visitas y reiteradas entrevistas (y seguidos de cerca por las organizaciones sionistas, muy laboriosas) probablemente se hubieran abierto vías novedosas de relación entre unos y otros. Aunque no se puede hoy asegurar que fuesen todas pacíficas. Pero es que desde la ONU se utilizó una herramienta inadecuada. Se omitió, lo que era elemental en la especie: un referéndum público y asegurado para que los pobladores -de ellos y para ellos, se trata. Ineludible era convocar a un referéndum que permita sintonizar con aquello de “la libre determinación de los pueblos”. La población en Palestina era en ese año de la “partición, 1947, de aproximadamente 1.100.000 musulmanes, casi 600.000 judíos y 140.000 cristianos, además de otras confesiones que no superarían las 15.000 personas.

-Si, finalmente, el 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General adoptó la Resolución 181, basándose en el plan de mayoritario de Unscop (solamente con leves modificaciones a las recomendaciones propuestas) y sin que se haya instrumentado un sistema de consultas a toda la población, en un referéndum, configura un “error de gestión”. La única manera de lograr un resultado ligado a la realidad frente a una elaboración gestionada por otros parámetros de intereses y voluntades distantes del asunto lo que se advirtió sin necesidad de espías. A la vista de todos. Predominantemente de los operadores judíos, lógicamente entusiasmados con las puertas que se les podían abrir en sede de la ONU ¡a 9.000 km. de la Palestina del mandato!

-Si algunos de los gobiernos de Israel hubieran honrado nada menos que al propio texto solemne de su Declaración de Independencia del 14 de mayo de 1948 -dada en un acto de gran emotividad en el Museo de Arte de Tel Aviv- a la hora de afrontar sus relaciones con la ONU y con los gobiernos de los países con los que empezó a relacionarse como nación libre e independiente, la historia se podría escribir sin tantas citas de períodos de violencia, de guerras, de injusticias.

-Si habiendo adherido a la Convención de Viena del Derecho de los Tratados (Origen en 1969) el gobierno de Israel asume responsabilidades que, sin embargo, puede afirmarse a la luz de los procederes (insistimos, particularmente de la gestión del primer ministro Netanyahu) que se hace tabla rasa de las responsabilidades que le caben. Como nación soberana y reconocida en el ámbito internacional y nada menos que como miembro de Naciones Unidas. Una membresía que solicitó Israel dos veces. La primera en 1948, apenas nacido Israel, la que no alcanzó consenso en la sede de ONU y la segunda en 1949.

-Si la Resolución 69 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adoptada el 4 de marzo de 1949, habiendo recibido y considerado la solicitud de Israel para ser miembro de las Naciones Unidas, el Consejo decidió que, a su juicio, Israel era un Estado amante de la paz y recomendó a la Asamblea General que concedieran la condición de miembro a Israel.

El Consejo de Seguridad, habiendo recibido y examinado la solicitud de ingreso de Israel en las Naciones Unidas,

1. Decide que, a su juicio, Israel es un Estado amante de la paz, que está capacitado para cumplir las obligaciones consignadas en la carta y se halla dispuesto a hacerlo, y en consecuencia,

2. Recomienda a la Asamblea General que admita a Israel como Miembro de las Naciones Unidas. Aprobada en la 414a. sesión por 9 votos contra 1.

-Si Netanyahu leyese ahora esta carta, no podrá hacer nada para disculparse ante ONU y sus otros 192 miembros, incluido Argentina, miembro fundador. Israel es el estado miembro que más incumplió las resoluciones de Naciones Unidas. Pero sí se ha permitido que el Embajador de Israel en la ONU Gilad Erdan, en la sesión del 10 de mayo de 2024 triture grotescamente la carta de ONU desde el ambón de su Asamblea General. Una muy torpe expresión ofensiva a todos los miembros de ONU. Exaltación de poder, en un alarde de diplomacia agresora.

Carta a la ONU: “En nombre del Estado de Israel, yo, el abajo firmante Moshé Shertok, Ministro de Relaciones Exteriores, debidamente autorizado por el Consejo de Estado de Israel, declaro que el Estado de Israel acepta, por medio de la presente, sin reserva alguna, las obligaciones consignadas en la Carta de las Naciones Unidas y que se compromete a cumplir dichas obligaciones a partir del día en que llegue a ser miembro de las Naciones Unidas. Firmado: Moshé Shertok Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Provisional de Israel.” una grotesca y falsa promesa.

El Análisis continuará en la columna del próximo lunes.

*“Artículo 73. Los Miembros de las Naciones Unidas que tengan o asuman la responsabilidad de administrar territorios cuyos pueblos no hayan alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio, reconocen el principio de que los intereses de los habitantes de esos territorios están por encima de todo, aceptan como un encargo sagrado la obligación de promover en todo lo posible, dentro del sistema de paz y de seguridad internacionales establecido por esta Carta, el bienestar de los habitantes de esos territorios, y asimismo se obligan: (Sigue una serie de obligaciones en favor de los habitantes).

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