Si éramos Potencia (según el relato de la Historia Oficial, repetida por conservadores de todas las clases aociales): ¿por qué surgieron las figuras de Yrigoyen y Perón?, se pregunta desde el título mismo de su nota el periodista Guillermo Monti en LA GACETA del 02/08, teniendo en uno de sus párrafos una de las principales razones por las que el pueblo se levantó, se aglutinó, resistió, creyó en esos liderazgos y le dio una orgánica al campo nacional y popular. En 1904 y, por encargo del presidente Roca, “Bialet Massé (médico español) recorrió nueve provincias a lo largo de tres meses y puso por escrito lo que había visto: un interior surcado por brutales diferencias sociales, prácticas feudales, trabajadores en condiciones de semiesclavitud, analfabetismo, pésimas condiciones de vida”. Todo este paisaje era ajeno y lejano a los ojos de aquellas no más de 2.000 familias patricias que se habían quedado con millones de hectáreas de tierras productivas y que ostentaban sus fortunas en los principales centros turísticos europeos y en los edificios que construyeron en la parisina Ciudad de Buenos Aires, tan ombligo del mundo por entonces, como lo sigue siendo hoy. Para Alem e Yrigoyen, su causa era la de los desposeídos; para Evita, la de los descamisados. Y es, justamente, por ese 75% de representatividad que ambos movimientos sumaban en la sociedad argentina, que el poder real nunca permitió que se unieran UCR/PJ durante el siglo XX, cuando eran verdaderos movimientos de masas, con espíritu y valores reformistas, industrialistas y nacionalistas (Perón lo intentó dos veces, con Sabatini y con Balbín y nunca lo dejaron concretar esa unidad). Luego, mediante los terribles golpes de Estado y las dictaduras (padecidas a partir de 1930 y desde1955 hasta 1983) y mediante el menemismo (que culminó con el trabajo inconcluso de la dictadura del Plan Cóndor y del Consenso de Washington), las oligarquías y el poder real habían cumplido con su cometido de cooptar a ambos partidos con sus cuadros técnicos y políticos. Recién allí e iniciando el Siglo XXI, permitieron la Unión de los Sellos, que nada tenía que ver con la unidad anhelada por el campo nacional y popular: tanto la UCR como el PJ olvidaron a Yrigoyen y a Perón, respectivamente. Algo irreversible -desde mi punto de vista, por cierto- irremediable, impurificable; un camino sin retorno. Hasta que algo nuevo nazca, como siempre, creciendo desde abajo hacia arriba.
Javier Ernesto Guardia Bosñak





















